Un total de 89 embajadores jubilados han enviado una carta colectiva a la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, en la que le piden que modifique el artículo que les afecta en el nuevo reglamento de la carrera diplomática, según supo Vozpópuli de fuentes diplomáticas. Con la actual redacción pierden la condición vitalicia del título de embajador, una distinción que les permite tener pasaporte diplomático de por vida.
Exteriores ultima el nuevo texto legislativo y recientemente ha colgado en la página web su propuesta de reglamento en audiencia pública, con el fin de recibir aportaciones de quienes tengan "derechos e intereses legítimos". El plazo de alegaciones concluye este jueves 17 de diciembre.
A los embajadores jubilados les afecta directamente el artículo 17.2, que fue modificado en su última redacción para su sorpresa. Este periódico desveló en junio un borrador inicial en el que se decía que "el personal funcionario de la Carrera Diplomática con la categoría de Embajador/a conservará vitaliciamente dicho título, además de conservar los honores y precedencias correspondientes a tal dignidad, haciendo siempre uso de aquel con la debida diligencia y sin incurrir en ningún caso en riesgo de conflicto de intereses".
Ese párrafo de junio, que era del agrado de este colectivo, no existía en el reglamento de 2014 aprobado por José Manuel García-Margallo y que luego fue anulado por el Tribunal Supremo al considerar que el texto no había sido objeto de negociación colectiva. La citada redacción motivó críticas del sindicato UGT por considerarlo un "privilegio" para este colectivo, al tiempo que abogó para que los beneficiarios del pasaporte diplomático lo perdieran "en el caso de un condenado por maltrato, corrupción, racismo, etc.".
La redacción del artículo 17.2 se considera "vejatoria" por parte de los embajadores jubilados, de ahí que los 89 firmantes hayan pedido a Laya que se modifique
En la última versión de octubre se han introducido importantes cambios en el párrafo 17.2, que queda de la siguiente forma: "El personal funcionario de la Carrera Diplomática con la categoría de Embajador/a conservará dicho título con carácter honorífico, haciendo siempre uso de aquel con la debida diligencia y sin incurrir en conflicto de intereses. El uso indebido podrá dar lugar a la exigencia de responsabilidad disciplinaria de conformidad con el régimen legal aplicable".
Esta redacción es considerada "vejatoria" por parte de los embajadores jubilados, de ahí que los 89 firmantes hayan pedido a Laya que se modifique dicho párrafo. En aras de un acuerdo le han presentado una propuesta alternativa, pero este periódico desconoce en qué términos.
¿Poner coto a misivas colectivas?
La categoría de embajador es la más alta dentro del escalafón diplomático de Exteriores y conlleva una serie de reconocimientos como el uso de dicha condición en escritos, la prelación en términos protocolarios y, sobre todo, el disponer del pasaporte diplomático cuando se viaja al extranjero.
El colectivo de los embajadores jubilados cree que cambiar el título de carácter vitalicio a honorario les perjudica. Y que la amenaza de adoptar medidas disciplinarias por un "uso indebido" de dicha condición, sólo puede referirse a la retirada del pasaporte diplomático en unas personas que ya están en edad de jubilación.
Fuentes diplomáticas consultadas por este diario estiman que, detrás de esta redacción, podría estar el deseo del Gobierno de poner coto a las cartas que los embajadores retirados han promovido en los últimos años, so pena de perder el pasaporte diplomático. Por ejemplo, a mediados de 2018 cincuenta embajadores jubilados dirigieron una misiva al embajador belga en España, Marc Calcoen.
En aquella carta, manifestaban su "sorpresa, preocupación e indignación" por la actitud que tanto el Ejecutivo como la Justicia belgas habían adoptado con la petición de extradición de España contra el expresidente catalán Carles Puigdemont. Exteriores no ve con agrado estas iniciativas en la que los firmantes hagan gala de su título de 'embajador de España' cuando, en realidad, ya están retirados.
"Moralmente humillante"
El antiguo embajador José Antonio Yturriaga es uno de los firmantes de la carta enviada a Laya. En un artículo publicado el pasado fin de semana en Vozpópuli advirtió de que el artículo 17.2 cambia "radicalmente" el estatus que este colectivo tenía hasta el momento.
Además, calificó el texto de "jurídicamente improcedente, políticamente inaceptable, moralmente humillante y gramaticalmente confuso", por lo que subrayó que de aprobarse el texto actual del 17.2 "supondría un posible acto de prevaricación denunciable ante los tribunales".
Asimismo, recordó que este grupo de embajadores recibieron dicho título por decisión del Consejo de Ministros "debido a su ejecutoria y sus méritos" y que, por ello, "no hay motivo para que se les despoje arbitrariamente de un derecho adquirido, por el simple hecho de haber sido jubilados".
Yturriaga hizo hincapié en dicho artículo en que este privilegio del pasaporte diplomático lo comparten "con los grandes de España, los altos cargos del Gobierno y los jerarcas del partido en el poder", y que se trata de una "práctica consuetudinaria de cortesía, que se podría retirar siempre que se hiciera con carácter general y sin discriminación hacia los diplomáticos" ya retirados.
Además, quiso quitar hierro sobre el uso de este documento de viaje -de color rojo- que otorga más facilidades para pasar los controles de aduanas. "El pasaporte puede incluso ser un engorro. Con un pasaporte ordinario, los españoles pueden residir en Estados Unidos sin visado durante tres meses, mientras que, con un pasaporte diplomático, hace falta obtener un visado", puso de ejemplo.