Cristina Ibarrola (Pamplona, 1969) ha sido el gran nombre propio de la actualidad española en los últimos días. La todavía alcaldesa de Pamplona, pues no dejará su cargo hasta el 28 de diciembre, ha vivido en primera persona el lado más cruel e interesado de la política nacional.

Después de salir elegida en las elecciones autonómicas y municipales del pasado 28 de mayo por Unión del Pueblo Navarro, Ibarrola ha sufrido una moción de censura pactada por el PSN y EH Bildu, que culminará con el regreso al consistorio de Joseba Asiron, quien ya lo comandó entre 2015 y 2019 gracias al cuatripartito con Geroa Bai, Aranzadi e Izquierda-Ezkerra.

Ibarrola fue investida con 11 votos, pertenecientes a sus 9 concejales y a los 2 del Partido Popular, una cifra lejana a la mayoría absoluta que marcan los 14. En seis meses de Gobierno, UPN ha tenido que lidiar con la enésima traición del Partido Socialista Obrero Español al constitucionalismo.

La formación que lidera Pedro Sánchez, en pos de seguir pagando favores a sus socios de Gobierno por síes en la investidura, pactó en secreto con EH Bildu el descarrilamiento de Ibarrola del Ayuntamiento.

Tras una semana dura, repleta de emociones, Cristina Ibarrola atiende a Vozpópuli para contar cómo se encuentra y hacer una valoración de la delicada situación política que atraviesa nuestro país, especialmente en Navarra.

Pregunta: Lo primero, ¿qué tal está? ¿Cómo han transcurrido estos últimos días?

Respuesta: Bueno, la verdad es que están siendo días complicados, pero estoy tranquila, serena y orgullosa del trabajo realizado por todo mi equipo. Dejamos una ciudad mucho mejor de lo que estaba pese a estar solo seis meses. Me voy preocupada por Pamplona y los pamploneses, un alcalde de Bildu es lo peor que le podía pasar a esta ciudad. Ya lo tuvimos una vez, y solo vivimos sectarismo, imposición y trabajar para la construcción de ese ente, para ellos superior, que es Euskal Herria.

La palabra que más me viene a la cabeza es miserable. Me parece que esa traición escrita a Pamplona en un pacto Bildu-PSOE escondida durante todos estos meses solo para garantizarse sus sillones, porque si no hoy Pedro Sánchez no gobernaría España y María Chivite no gobernaría en Navarra. Es repugnante la traición que han cometido.

P: ¿Cuándo se entera de que Bildu y el PSN van a registrar la moción de censura en su contra?

R: Me entero porque lo filtran a la SER, que es el medio de cabecera del PSOE, a las 8.05 de la mañana. El titular decía que "sobrevolaba una moción de censura del PSOE y Bildu". Bueno, sobrevolaba estos seis meses. Yo me he dedicado a trabajar, no puedes estar constantemente pensando en cuándo puede suceder, he derribado todos los argumentos y las mentiras sobre los que pretendían justificar la moción de censura.

Lo que ha quedado clarísimo es que la han adelantado tras la última trampa, esperando que no pudiéramos sacar adelante presupuestos en Pamplona. Tengo un apoyo brutal en la calle, estoy muy agradecida a la gente que me ha mostrado su cariño y satisfacción por el trabajo realizado. El PSOE tiene que hacérselo mirar en España, Navarra y Pamplona. Han saltado todas las líneas rojas trazadas por ellos mismos. Pasó con "no pactaré con Bildu", luego con la amnistía y ahora con esta moción de censura. Lo justifican diciendo que es lo mejor que nos podía pasar y nos quitan el derecho a manifestarnos.

P: Tras ver cómo en Vitoria o Barcelona el PP apoyó alcaldías del PSOE con tal de no dejar gobernar a los independentistas y/o abertzales, ¿esperaba el 28-M un gesto así del PSOE con UPN en Pamplona?

R: No, nada. La actitud de los concejales del PSN y de la portavoz Elma Saiz en estos meses ha sido durísima, de una tensión gigante. Un bloque común con Bildu para decir a todo que no, y esquivar todos los intentos de debate o proyecto de ciudad. Solo han querido en el linchamiento atroz propuesto por Bildu. Ha sido un desgaste personal muy cruel, pero a pesar de ello hemos trabajado igualmente.

Es curioso como el PNV, que ha sido partícipe de esta moción de censura, diga ahora Ortuzar que un Gobierno de Bildu con el PSOE en el País Vasco sería retroceso, pero, en cambio, para Pamplona es lo mejor. La traición de Pamplona es el precio que tiene que pagar el PNV para que Bildu no le quite nada en el País Vasco. Curioso, curioso. No quieren para ellos lo que sí quieren para nosotros. El cinismo de PNV y PSOE es enorme, espero que paguen en las urnas la traición que han perpetrado.

P: ¿En qué estado se encuentran las relaciones de UPN con PNV y PSN?

R: Inexistentes. Y voy a seguir trabajando en proyectos de ciudad, estoy en política porque tengo vocación de servicio público. No me extraña, de todos modos, que la gente esté desapegada de la política viendo la actitud del PSOE.

P: Contamos en Vozpópuli el desfavorable informe que el PSN realizó sobre Joseba Asiron y la gestión de Bildu durante su estancia en la alcaldía de Pamplona. ¿A qué se debe este cambio?

R: Porque son mentirosos patológicos. María Chivite tiene hoy de Consejero de Salud a Fernando Domínguez, un consejero al que machacó durante los cuatro años que estuvo en el Gobierno de Uxue Barkos diciendo que había dejado la sanidad patas arriba. Pedro Sánchez, María Chivite, Santos Cerdán, Ramón Alzórriz y Elma Saiz son lo mismo. No tienen credibilidad. Elma Saiz me dijo a los ojos que no haría alcalde a Joseba Siron en un debate de campaña y le criticó toda la campaña. Da igual lo que digan. Con este PSOE no hay nada que hacer.

Han llegado al punto de decir, por boca de Ramón Alzórriz, que antes se sentían "amedrentados" por lo que era la banda terrorista y ahora por nosotros. Es una barbaridad. Alguien que hace esas declaraciones no tiene vergüenza. Comparar a un partido de centroderecha moderado con Batasuna cuando mataba. ¿Hasta dónde va a llegar el PSOE?

P: Además, han traído a Elma Saiz a Madrid para sustituir a José Luis Escrivá. Tras descubrir sus cartas el PSOE con este movimiento, ¿cuánto tiempo cree que se llevaba fraguando la moción?

R: La primera vez que supe con certeza que iban a hacer la moción de censura fue cuando anunciaron a Elma Saiz como ministra. Para mí fue el detonante. Por una razón, si Elma se queda como concejala bajo una alcaldía de Asiron, el futuro político de Elma Saiz se terminaba ahí. Lo vi clarísimo, formaba parte de este pacto escrito, de la ejecutiva que la había aprobado. Estaba todo pensado, así no tenía que mirar a los ojos de la gente de Pamplona y explicar esta traición.

P: ¿Qué supone para Pamplona volver a tener en la alcaldía a un partido como Bildu?

R: Lo que vimos de 2015 a 2019, las políticas de Bildu son lo peor que le puede pasar a Pamplona, Navarra o a España. Estamos viendo el impacto de cómo el PSOE se doblega a las políticas de Bildu. Navarra era una tierra que despuntaba en decenas de indicadores, y ahora vemos que ya no es así. Joseba Asiron ya fue alcalde, y solo trabajó para su círculo. Promoviendo e imponiendo el euskera en escuelas infantiles, echando a niños, padres y profesores. Paralizando obras e infraestructuras de progreso. Trabajaremos para revertirlo lo antes posible.

P: ¿Cómo afronta, personalmente, el resto de la legislatura?

R: Trabajar para que Pamplona tenga lo que merece. Defiendo una ciudad donde se genere actividad económica, promoviendo talento y recursos para dar los mejores servicios. EH Bildu no cree en eso, está contra las empresas y el progreso. Una lucha para que el PSOE y Bildu tengan cada vez menos poder de representación en esta ciudad.

P: ¿Qué futuro político le espera a España y a Navarra los próximos cuatro años?

R: Creo que hay solución, pero cuando lo analizo, veo que es una cuestión también de responsabilidad social, no solo de partidos políticos. Afortunadamente, la sociedad está saliendo a la calle para protestar contra esta forma de hacer política del partido socialista en todos lados. Las mentiras del PSOE, que solo las llevan a cabo para colocar a sus amigos, anteponiendo sus intereses por encima de los intereses nacionales. Hay votantes socialistas que no pueden legitimar esta forma infame de hacer política. Espero que sea una lucha social que legitime el cambio.

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