"Quizás si estudiase más historia, el adversario no nos habría mandado a La Montaña". Así expresaba Íñigo Errejón su indignación tras conocer que la Mesa del Congreso había decidido apartarles de las primeras filas de escaños. Con estas palabras hacía referencia a la Revolución Francesa, en la que los bancos más altos de la asamblea eran ocupados por los radicales de Danton, Marat y Robespierre. Ahora, los diputados de Podemos tendrán que ocupar ese mismo lugar, aunque no les haya gustado nada tener que sentarse en el denostado gallinero. Lo consideran un agravio comparativo y ven la decisión como "un fraude".
La posición que ocupan los diputados en el hemiciclo es una cuestión política de primer orden. Y los líderes de Podemos lo saben. Vivimos una etapa marcada por lo que el politólogo francés Bernard Manin denomina la 'democracia de audiencia', en la que la política ha dejado de darse en términos de discusión racional, sino de lucha retórica y escénica, a través de los medios. Por tanto, ser visto es algo fundamental para el ejercicio del poder, pues éste siempre ha tenido grandes dosis de puesta en escena. Por eso, los demás grupos políticos, conscientes de la fuerza narrativa de Podemos, han tratado de esconderlos, excusándose en que todos los escaños son igual de representativos.
Gutiérrez-Rubí: "Parece claro que Podemos llega al parlamento con una concepción escénica de la política, donde las formas son fondo"
En la sesión constitutiva de las Cortes, el grupo de Pablo Iglesias tomó posiciones en las butacas en las que anhelaba sentarse durante el resto de la legislatura. Aquella cita estuvo marcada por gestos poco habituales en la vida parlamentaria que, lejos de la anécdota, tenían una clara pretensión: marcar un antes y un después, logrando acaparar toda la atención. "Para adquirir y proyectar visibilidad, la clave es el factor sorpresa. Pues tomar por sorpresa al adversario es la mejor forma de sorprender al público, que lo comentará encantado y/o indignado en los medios", explica el Catedrático de Sociología de la Complutense, Enrique Gil Calvo.
Y así fue. Aunque era previsible un cambio de formas y de hábitos con la entrada de los nuevos diputados en el parlamento, Carolina Bescansa y su bebé consiguieron producir un efecto inesperado: convertirse en el centro de atención de las cámaras y ser lo más comentado en los medios durante los días posteriores. Colgar los abrigos en las sillas para no hacer uso del ropero, las lágrimas de Iglesias junto a los leones de la entrada o las peculiares fórmulas que usaron los diputados para prometer sus cargos, fueron gestos que también sorprendieron a muchos de los veteranos de la vida parlamentaria. Pero el pequeño Diego sirvió para centrar todos los focos en los líderes de Podemos, anulando así al resto, que contemplaban atónitos la expectación generada.
Un Congreso más mediático que nunca
En opinión del asesor de comunicación Antoni Gutiérrez-Rubí, "parece claro que Podemos llega al parlamento con una concepción escénica de la política, donde las formas son fondo". Esto significa que, a través de los actos simbólicos, la formación del 'cambio' "intentará poner de manifiesto luchas de naturaleza cultural, mediante la vestimenta o la forma de comportarse". Pero los actos no son nada si no llegan a las pantallas de los teléfonos y de los hogares. Y, en esto, los líderes de la formación morada tienen bastante experiencia. "Vamos a tener un nuevo Congreso donde la vida parlamentaria va a estar sometida a las reglas de la vida mediática más que nunca", pronostica Gutiérrez-Rubí.
Redoli: "No es lo mismo estar visualizados frente a las cámaras de televisión y los adversarios, en un grupo compacto y unido, que de manera dispersa"
Por esto mismo, la ubicación de los parlamentarios de Podemos, colocados detrás del Partido Socialista y en las filas más altas, puede suponer un perjuicio para su estrategia de comunicación. "No es lo mismo estar visualizados frente a las cámaras de televisión, incluso en el propio hemiciclo ante los propios compañeros y adversarios, en un grupo compacto y unido, -donde pueden hablar, jalearse y animarse-, que estar colocados de una manera más dispersa", advierte David Redoli, sociólogo y presidente de la Asociación de Comunicación Política (ACOP). "De cara a la escenificación ante los medios de comunicación, si levanta la mano todo el grupo parlamentario, no es lo mismo ver 65 manos levantadas concentradas en una parte del Congreso, que dispersas", añade.
En este mismo sentido, Gutiérrez-Rubí explica la importancia icónica de esta distribución concreta: "Se fijan en la mente de los electores unas polaridades, unos ejes y, el hecho de que Podemos no llegue a la primera fila y no esté al lado del PSOE, evita la visualización de estos partidos juntos, y evita también la posibilidad de que Podemos tenga una visibilidad frontal con respecto a otros grupos de la Cámara, en particular, frente al Partido Popular". No hay que olvidar que los portavoces de PP, PSOE y Ciudadanos sí que estarán sentados tras el banco azul, la fila reservada a los miembros del Gobierno.
Twitter y la propuesta alternativa
Nada más conocer la decisión, Podemos lanzó un hastag en Twitter llamado #5MillonesAlGallinero y, dos días más tarde, el partido de Iglesias planteó una propuesta, a su juicio, más proporcional a los resultados electorales. Sin embargo, todo parece indicar que, aunque la decisión se revisará este próximo martes, la Mesa no dará marcha atrás y los diputados de Podemos deberán conformarse con las butacas que les han sido asignadas. Por tanto, es una incógnita cómo intentarán sobrellevar los inconvenientes de su ubicación. Por si acaso, Íñigo Errejón ya avisa: "Pobre del que con esta medida intente invisibilizar a la fuerza de los diputados del cambio", alegando que son la tercera fuerza política (sumando sus confluencias en Galicia, Cataluña y Comunidad Valenciana), a la que le separan sólo 300.000 votos del PSOE.
Íñigo Errejón avisa: "Pobre del que con esta medida intente invisibilizar a la fuerza de los diputados del cambio"
Quizás opten por incrementar el nivel visual de sus actos. Pero los expertos consultados coinciden en señalar que algunas de estas acciones pueden llegar a chocar con el Reglamento de la Cámara Baja. Tal vez, los diputados de la formación de Iglesias intenten "forzarlo, entre otras cosas para demostrar su inadecuación, pues es de 1982 y reclama urgentemente cambios y modificaciones de todo tipo. No se parece en nada a la sociedad española de hoy, ni mucho menos a la sociedad conectada", opina Gutiérrez-Rubí.
¿Qué le espera entonces al Parlamento español? Independientemente de los pactos o de si se convocan nuevas elecciones generales por falta de acuerdo, parece que el futuro más próximo se presenta animado. "El hecho de que no haya ninguna fuerza mayoritaria va a dar más vitalidad al hemiciclo, pero no porque el PP o el PSOE tengan menos peso. Cuando sabes que ninguna fuerza va a aplastar a ninguna otra, lo normal es que haya más atención. Y los medios de comunicación se van a interesar más, porque habrá más disputas y más debates", sentencia David Redoli.