En 2023 hubo 322.075 nacimientos en España, la menor tasa de natalidad registrada desde 1941, según revelaron los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). El último año en el que aumentó la natividad fue en 2014, desde entonces se encuentra en descenso. Esto se traduce en que durante los últimos diez años ha habido un decrecimiento del 24,5%.
España no es la única nación que está atravesando una crisis demográfica. Distintos países de la Asia Oriental llevan varios años superando el mínimo histórico de nacimientos, como es el caso de Japón, China o Corea del Sur. La población de estas regiones está cada vez más envejecida y comienza a reflejarse tanto en la economía como en el mundo laboral. Expertos apuntan que si el ritmo de natalidad continúa así, no habrá mas de 25 millones de habitantes para el 2100 en estos países.
El gobierno nipón ha duplicado el número de visados a inmigrantes cualificados para que ocupen los empleos que están quedando vacíos y está ofreciendo más ayudas económicas y facilidades para las familias. Por otro lado, empresas de pañales han decidido centrar su negocio en los adultos, abandonando a los niños e, incluso, en alguna provincia pagan a las parejas por tener hijos.
Según apunta Jesús Javier Sánchez Barricarte -doctor en Demografía por la Universidad de California en Berkeley (1996)-, con quien ha podido hablar Vozpópuli, en España se está reproduciendo un escenario similar al de Japón. "Tenemos de los niveles de fecundidad más bajos del mundo", señala el experto. "Es un auténtico desplome", añade.
"Desde el año 1981 tenemos un índice sintético de fecundidad que está muy por debajo de lo que se denomina nivel de reemplazo generacional", explica Sánchez Barricarte, quien también es profesor del Departamento de Ciencia Política y Sociología de la Universidad Carlos III de Madrid. El reemplazamiento generacional es el número de nacimientos por mujer que deben producirse para mantener una población estable.
Los niveles de fecundidad necesarios para que se pueda realizar el reemplazamiento generacional es de 2,1 hijos por mujer de media. El índice en España se sitúa en 1,2, lo que significa que "nacen aproximadamente un poquito más de la mitad de los niños que deberían simplemente para llegar a ese nivel" de estabilidad. Además, esta baja tasa en fecundidad se traduce en un "saldo vegetativo negativo", según apunta Fátima Gómez, profesora titular de Sociología en la Universidad Europea de Valencia con quien también ha podido hablar Vozpópuli.
El pronóstico de Jesús Javier Sánchez Barricarte "es que en las próximas décadas vamos a seguir con niveles muy bajos de fecundidad". Gómez coincide con el doctorado en Demografía, "como mucho podríamos intentar a que se estabilice", añade la experta.
De acuerdo con el experto, este descenso de la natalidad se debe, entre otros factores", a que "tenemos un diseño de estado de bienestar perverso que castiga enormemente a quienes quieren tener hijos y premia a quienes no". El sistema actual protege a la población jubilada y pensionista, mientras brinda pocas ayudas a las familias, según explica el doctorado en Demografía a Vozpópuli. "El esfuerzo respecto al PIB que se hace en políticas de ayudas familiares es de los más bajos de Europa, mientras que el esfuerzo que se hace respecto a las ayudas a los pensionistas es muchísimo más alto que el resto de países europeos", apunta Sánchez Barricarte.
El sociólogo tilda estas políticas de "cortoplacistas", debido a que el sistema está diseñado para dedicar más recursos al grupo de presión. "En España, el grupo de pensionistas supone un porcentaje muy alto", señala, y "cada vez es más alto respecto al conjunto de la población total", añade. Además, "no hay ningún partido que se atreva, por interés político, a tocar este asunto", lamenta.
Sánchez Barricarte apuesta por cambiar "radicalmente" el estado del bienestar y tener una mayor libertad. En su propuesta estaría pasar del sistema actual de reparto de pensiones a uno de capitalización. Asimismo, piensa que es necesario "reducir la carga impositiva de la gente para que, de esa manera, quienes deseen tener hijos puedan hacerlo".
Aunque existan ayudas para los estudios en instituciones pública y la seguridad social les permita acceder a la sanidad pública, entre otras subvenciones que reciben las familias, "es muy poquito en comparación con el gasto". En este sentido, el experto ha querido añadir que tener un hijo no supone únicamente una carga económica, también es necesario emplear tiempo en el cuidado de los niños.
"El intervencionismo estatal es muy perjuicioso", indica Sánchez Barriarte, señalando esto como una de las razones que han causado el desplome en los índices de fecundidad y natalidad. Según un estudio que realizó el experto en demografía, analizando distintas variables socioeconómicas, "un estado de bienestar que dedica más esfuerzo a atender a la población anciana son los que menor nivel de seguridad tienen".
Por su parte, Fátima Gómez secunda ese "estado del bienestar perverso" que define Sánchez Barricarte, pero matiza que también "hay unas causas por detrás más estructurales". La experta en sociología señala el retraso de la maternidad entre las causas del bajo índice de fecundidad. "Hay un incremento bastante alto de mujeres que tienen hijos a partir de los 40", indica Gómez, lo que se traduce en que, "como mucho, se tienen uno o dos hijos".
Cambios en el estilo de vida y en las parejas son otros aspectos que pueden haber afectado a la tasa de fecundidad "que quizá no se están contemplando", explica la titular en Sociología. "Hay mucha familia monoparental, otros tipos de parejas... y las ayudas siempre se han enfocado hacia familias numerosas", apunta.
Como solución, Fátima Gómez propone "reenfocar los tipos de familias" y "mas políticas de conciliación" para estabilizar el descenso de la natalidad. De la misma manera, destaca la importancia de incentivar a los jóvenes, "mejorando el acceso al mundo laboral -y las condiciones-, mejorando esas políticas de conciliación y siguiendo educando en corresponsabilidad".
La socióloga añade también la falta de "ayudas al cuidado infantil para quienes deciden tener hijos" y "el problema de la vivienda" entre las razones de la bajada de nacimientos; "son pequeñas y son caras", indica. Igualmente, Gómez insiste en que, aunque se establezcan mejores medidas y condiciones para que incremente la natalidad, "las mujeres no van a tener cinco hijos o cuatro" porque ya no está tan presente esa cultura de tener una familia numerosa.
El papel de la inmigración en el descenso de la natalidad
Entre las posibles soluciones que plantea, por ejemplo, Japón para cubrir las carencias de una escasa población joven es flexibilizar y aumentar el número de visados destinados a inmigrantes cualificados. De esta manera, los extranjeros llegados al país podrían ocupar las vacantes que hay en hostelería, transportes -conductores de camiones, autobuses y taxis- o agricultura, entre otros sectores.
España recibe grandes cantidades de inmigrantes al año, lo que podría ayudar a regular el descenso de la natalidad "porque la migración regularizada y con trabajo trae crecimiento", señala Fátima Gómez. En esta línea, Jesús Javier Sánchez Barricarte defiende la inmigración "ordenada y legal". "Para ordenar la inmigración primero tenemos que saber cuántos inmigrantes necesitamos" para cubrir la falta de nacimientos, explica el experto. Según sus investigaciones, en las décadas anteriores (2008-2021) se producía un saldo positivo de 83.000 inmigrantes al año.
Esta cifra "apenas cubre la tercera parte de los niños que necesitamos que nazcan para llegar al nivel de reemplazo", apunta el sociólogo. "He calculado que aproximadamente en ese mismo periodo entre 2008 y 2021 de promedio en cada uno de los años deberían haber nacido 250.000 niños más cada año", explica. De acuerdo con Sánchez Barricarte, para saldar el déficit de natalidad, y si los índices de fecundidad continúan bajos, es necesario triplicar el saldo migratorio positivo.
Aunque se consiga un saldo migratorio suficiente como para estabilizar la población, Fátima Gómez señala que la media de hijos de los extranjeros que vienen a España es 1,35, ya que "adoptan las pautas" de vida que hay en nuestro país. "Es mayor, pero la tendencia es a que bajen su tasa de profundidad también aquí", explica la experta, "si nosotros tenemos esos problemas, pues imagínate también ellas", añadeº.
Según los datos del INE, el 40% de los empleos en España lo ocupan extranjeros, lo que supone más de 200.000 inmigrantes. Una cifra récord en la Seguridad Social. La mayoría de estas vacantes se concentran en hostelería, comercio y construcción. Pese a esto, tal y como informamos en Vozpópuli, hay todavía más de 150.000 empleos sin cubrir, a pesar de los casi 3 millones de desempleados que hay en el país.