Amanecía Madrid este jueves de campaña con los operarios del Ayuntamiento plantando flores en la plaza de la Cibeles. Es evidente que los empleados públicos de la ciudad obedecían órdenes de quienes decidieron aguardar hasta después del partido de vuelta entre el Madrid y la Juventus. Una vez eliminado el aún campeón de la Champions, ya se podía plantar alrededor de la diosa y sus leones porque ninguna marabunta madridista podrá celebrar allí título alguno. No muy lejos de esos trabajadores se celebraba el enésimo sarao mañanero de la campaña electoral, en esta ocasión con Cristina Cifuentes como protagonista.
Ningún ministro o gran líder del PP acudió a presentar a su candidata a la Comunidad de Madrid porque los mandamases del partido tenían que seguir con sus actos propagandísticos y los miembros del Ejecutivo tenían que acudir a un consejo de ministros. Eso sí, al Hotel Ritz acudió lo más granado del empresariado madrileño. Allí andaban, entre otros muchos, Enrique Cerezo y Arturo Fernández. Teniendo en cuenta que estaban presentes este último, el secretario de Estado Jaime García Legaz y medio PP de Madrid, no sería exagerado decir que solo falta Francisco Nicolás, amigo de todos ellos, como atestigua todo lo publicado desde que estallase, allá por octubre, el caso de este joven tan travieso.
Los provida llegaron a fletar un autobús y a colocar vallas con esta sentencia que, sin duda, erosiona las posibilidades de Cifuentes ante los votantes más conservadores
En la sala del Hotel todo eran aplausos, cariños y hasta arrumacos para la candidata. Pero a las puertas hubo algún que otro abucheo. Porque allí andaban una decena de miembros de la plataforma provida HazteOir. Portaban una pancarta pero la Policía Nacional impidió que pudieran blandirla y hasta les pidió que se identificasen. El lema que aparecía en el cartel era el mismo que este colectivo antiabortista lleva utilizando desde hace algunos días: "Si votas Cifuentes, votas aborto". Los provida llegaron a fletar un autobús y a colocar vallas con esta sentencia que, sin duda, erosiona las posibilidades de Cifuentes ante los votantes más conservadores. Todo ello enmarcado en su iniciativa #YorompoconCifuentes.
No callaremos ante políticos que permiten matar más de 100.000 seres humanos cada año en España. #YoRompoConCifuentes pic.twitter.com/Y1CGUGieBf
— Derecho a Vivir (@derechoavivir) May 14, 2015
Sin embargo, días atrás la Junta Electoral obligó a HazteOir a retirar ese eslogan y esos carteles durante la campaña. Ellos explican a este diario que han recurrido y todavía esperan que llegue la decisión última. Se quejan amargamente, además, de que ya pusieron en marcha iniciativas similares en el pasado, cuando el PP les apoyaba. "Lo hicimos en tiempos de Zapatero y nunca lo impidió ni siquiera intentó impedirlo", explican, un tanto atónitos por la actitud de la exdelegada del Gobierno y hoy candidata a presidir la Comunidad.
Cifuentes explicó a los empresarios madrileños que ha recibido "el apoyo de parte de la Conferencia Episcopal" contra la campaña "absolutamente difamatoria y por ciento bastante poco cristiana" del colectivo
Claro que la versión de Cifuentes es bastante distinta. Mientras los agentes del orden pedían a HazteOir que se marchasen del lugar, ella explicaba ante los empresarios madrileños que ha recibido "el apoyo de parte de la Conferencia Episcopal" contra la campaña "absolutamente difamatoria y por ciento bastante poco cristiana" del colectivo antiabortista. Los aplausos y vítores se desataron cuando narró este asunto. Para la candidata, dar por hecho que ella está a favor del aborto es "mentir" porque solo es cierto que "quiere regularlo", como se hace "en todo el mundo". Mientras, en el colectivo provida niegan la mayor y pretenden seguir con esta pelea hasta donde haga falta.
Aparte de esta pelea cuyo recorrido se antoja largo e incierto, la verdadera guerra que se libra en esta campaña tiene que ver con los debates en televisión. Si todo va como parece, finalmente habrá un duelo en La Sexta entre Pablo Iglesias y Albert Rivera, los dos hombres que quieren cambiar este país con recetas y maneras radicalmente opuestas. Quizás no muevan ni un solo voto, pero será más entretenido que soportar los mítines soporíferos y las frases hechas previamente maquinadas por tanto gurú que se gana la vida sin mayor mérito que regalarle los oídos al jefe.