Hace algunas semanas se especulaba con la posibilidad de que Esperanza Aguirre, o los aguirristas ya sin su líder, eligiera un rival para hacer frente a la candidatura de Cristina Cifuentes en el próximo congreso del partido. Incluso se dijeron algunos nombres. Pero el escenario ha dado un giro inesperado. El pasado jueves estaba reunida la Asamblea de Madrid, cuyos diputados populares ya están acostumbrados a los sustos de policías deteniendo a compañeros o entrando a registrar sedes, y las caras eran un poema. Recibieron noticias alarmantes sobre la entrada de la Guardia Civil en Génova. Otro golpe más. “Esto es un desastre, así no vamos a ningún sitio, es una pesadilla”, decía uno de los diputados harto ya se estos sustos policiales o de la Justicia.
Nadie daba ya un duro por un tapado para representar a los restos del aguirrismo. La propia presidenta del PP de Madrid quitó este sábado el tapón y dijo hasta aquí hemos llegado para que corra el agua y se lleve lo que queda de su gente. Se va cuando nunca tuvo que volver tras su renuncia de hace unos años.
La presidenta de la Comunidad de Madrid se ha enterado por una rueda de prensa de que su secretario general, Ignacio González, dimitió hace unas semanas. La ruptura entre unos y otros es total
Esperanza Aguirre nunca condenó de manera definitiva, hasta el pasado viernes, al exgerente del PP de Madrid, Beltrán Gutiérrez, siendo necesario que la Guardia Civil entrara buscando restos de sobornos para que reaccionara. En su rueda de prensa por fin ha reconocido que no supo vigilar a sus ‘compañeros’ de partido. En su comparecencia del viernes en la Asamblea ya dejó claro que va a dejar al empleado del partido que se cueza en su propia salsa. Las investigaciones policiales creen que el gerente pudo recibir cantidades del representante de una empresa española.
El PP de Madrid no funciona desde poco después de las elecciones municipales y autonómicas. El secretario general, Ignacio González, abandonó tras los comicios, aunque ahora se ha conocido que renunció oficialmente hace algunas semanas, pese a las protestas de la Puerta del Sol. La portavoz ya no quiere saber nada de sus compañeros, el partido apenas se reúne, y los militantes ya están hartos de tanta corrupción y de que cuenten con ellos sólo para llenar en los mítines. Un auténtico desastre.
En el sector que ha de renovar el partido, con Cristina Cifuentes al frente, están con un enfado que no se lo creen. La presidenta de la Comunidad de Madrid se ha enterado por una rueda de prensa que su secretario general, Ignacio González, dimitió hace unas semanas. La ruptura entre unos y otros es total. De hecho, conocidos hombres de Aguirre ya dicen en voz alta que ellos siempre han sido fieles a Cristina Cifuentes.
El PP de Cifuentes lleva ya tiempo preparando su asalto al poder, que ahora será más cómodo tras la dimisión de Esperanza Aguirre. La presidenta de la Comunidad, que cuenta con Ángel Garrido como hombre fuerte, llevaba mucho tiempo acudiendo a reuniones con alcaldes y personas importantes del partido. El objetivo era tener los mínimos problemas para hacerse con el PP en el próximo congreso que se esperaba para el otoño. Ahora lo tiene más fácil. Aguirre le va a entregar a Cifuentes las llaves del partido en bandeja de plata.