El primer paso para el esperado desarme de ETA no sólo está muy cerca, sino que todo apunta a que será mas significativo de lo que se esperaba. La banda ya ha hecho llegar a la izquierda abertzale el mensaje de que en los próximos días, y aprovechando la rueda de prensa que los integrantes de la denominada Comisión Internacional de Verificación (CIV) darán este viernes en Bilbao, hará público un comunicado que, esta vez sí, contendrá avances relevantes en su camino hacia la disolución y, sobre todo, en lo relacionado con la entrega de armas. Los dirigentes etarras también han informado a Sortu que esta vez su pronunciamiento no se limitará a un gesto simbólico cargado de retórica, como auguran muchos, entre ellos el Ministerio del Interior y los expertos de la lucha antiterrorista, sino que incluirá el anuncio de una entrega de armas "importante". Así lo han confirmado a Vozpópuli fuentes políticas vascas conocedoras del proceso, que sin embargo no concretan cómo se producirá dicho desarme: si facilitando las coordenadas donde se encuentran varios zulos o con un vídeo en el que se vea a miembros de la organización sellar algunos de estos arsenales ocultos, a imagen y semejanza de lo que hizo en su día el IRA.
Nadie sabe a ciencia cierta con qué arsenal cuenta la banda, aunque fuentes policiales barajan que en sus zulos aún hay cientos de armas y abundante material explosivo
Siempre según estas fuentes, el anuncio de ETA se producirá en las horas o en los días siguientes al próximo viernes, que es cuando las personalidades internacionales integradas en la CIV leerán públicamente un comunicado en un hotel de la capital vizcaína dando cuenta de los avances en sus conversaciones con la organización terrorista para acelerar el final de ésta. Este grupo ya ha anunciado que en dicho encuentro con la prensa no admitirán preguntas ni concederán entrevistas. Siempre según estas fuentes, la importancia del acto no será tanto su contenido como que servirá de inicio a la cuenta atrás para que la banda armada haga público un nuevo documento que concrete las "aportaciones significativas" al proceso que adelantó en un reciente comunicado.
Lo que nadie se atreve a concretar es el significado cuantitativo del adjetivo "importante" que ha trasmitido ETA a la izquierda abertzale, entre otros motivos porque es difícil saber a ciencia cierta con qué arsenal cuenta aún la organización terrorista. Hace escasos meses, un alto mando policial francés reconocía en un juicio celebrado en el país vecino contra el supuesto aparato de extorsión de la banda que París calculaba que ETA disponía actualmente de 252 pistolas, 1,3 toneladas de polvo de aluminio (elemento fundamental para elaborar el destructivo amonal) y cantidades indeterminadas de otros componentes de explosivos, así como alrededor de 28.000 placas de matrículas y prensas para falsificarlas. Las mayoría de las armas proceden de un robo realizado en 2006 en la localidad francesa de Vauvert durante la tregua de aquel año y en el que la banda se hizo con 400 pistolas. Los cálculos de los expertos antiterroristas españoles añaden a todo ello medio centenar de armas largas y varias toneladas más de material explosivo.
Quién es quién en la Comisión
Todo ello deberá ser entregado y, posteriormente, destruido en un proceso cuyos detalles tampoco han transcendido hasta el momento. Lo único que parece seguro es que en el mismo intervendrá la CIV, un grupo que ha participado en el proceso desde que ETA anunció el fin de la violencia terrorista en octubre de 2011. En todo este tiempo, la Comisión se ha reunido tanto con miembros de la banda armada como con representantes de los partidos y organizaciones sociales vascas que han aceptado celebrar estos encuentros. El único que no ha respondido al ofrecimiento ha sido el PP. Pese a contar, en principio, con el visto bueno de la propia ETA, este grupo fue objeto de duros reproches por parte de los dirigenes de la banda hace ahora un año por pedirle ya entonces que dieran los primeros pasos unilaterales para su desarme. De hecho, los integrantes de la Comisión anunciaron entonces que, si no veían avances en este sentido antes del pasado mes de octubre, se plantearían muy seriamente abandonar su labor en el proceso.
El desarme está diseñado por un grupo en el que participan miembros de la CIV. Otros integrantes de la misma se incorporarán al equipo técnico que supervisará 'sobre el terreno' la entrega física de las armas
Pese a que el plazo que marcó en ese ultimatum se cumplió, la CIV siguió realizando gestiones en la sombra y se convirtió para la banda en la opción más factible para que ejerciera de 'notario' en el desarme después de comprobar que el Gobierno no sólo no estaba dispuesto a sentarse a hablar con ella de lo que siempre ha denominado "las consecuencias del conflicto" sino que consiguió que Noruega expulsara de su territorio a los dirigentes de la organización que permanecían allí a la espera de iniciar dichos contactos. La organización terrorista ya hace tiempo que también había descartado en este proceso la participación del Parlamento de Vitoria -ETA lo rechaza porque sería dar legitimidad a una institución que siempre ha menospreciado porque no incluye Navarra y el resto de territorios que consideran parte de lo que denominan Euskalherria- y había chocado con un muro en el intento de involucrar a otros gobiernos europeos. Algunos, como el de Oslo, llegaron a mostrar su disposición, pero finalmente se negaron sin no contaban antes con el 'placet' de Madrid.
De este modo, los actuales seis integrantes de la Comisión se conviertieron en los únicos candidatos a ejercer ese papel de 'testigos de la entrega de armas' que buscaban los dirigentes etarras. De hecho, algunos de ellos tienen experiencia en procesos de desarme, aunque, como señalan fuentes conocedoras del proceso, "no lo reflejan en los curriculum" que han colgado en la página web de la CIV. Así, Ram Manikkalingam, la cabeza más visible del grupo, además de asesor del presidente de Sri Lanka en sus negociación con el grupo guerrillero de los Tigres Tamiles que refleja el portal de la Comisión, ha participado directamente en procesos similares. También cuestan con experiencia en este campo el exvicejefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de la India, el teniente general Satish Nambiar; el exministro de Inteligencia y viceministro de Defensa de Sudáfrica, Ronnie Kasrils; y el exdirector política de la Oficina de Irlanda del Norte del Reino Unido, Chris Maccabe. El grupo lo completan dos mujeres: la subdirectora del Dialogue Advisory Group, Fleur Ravensbergen, y Aracelly Santana, ex representante adjunta del Secretario General de las Naciones Unidas.
Un equipo técnico 'sobre el terreno'
No obstante, fuentes conocedoras del proceso apuntan que no todos ellos participarán 'sobre el terreno' para certificar la entrega de armas de ETA, sino que, a semejanza de lo que ha ocurrido en otros procesos de desarme similares, se formarán dos grupos de trabajo diferenciados. El primero tendrá como misión diseñar el proceso en si mismo, con el calendario y los pasos concretos a dar. Estas mismas fuentes señalan que la próxima entrega confirmaría que este primer equipo lleva ya tiempo trabajando. El segundo será más "técnico" y es el que debe participar directamente en la entrega de las armas para certificar su número y, si es necesario, también su destrucción. Ambos pueden contar con la participación de personas ajenas a la Comisión, añaden estas fuentes. No obstante, el trabajo de la CIV se encuentra con el 'handicap' del rechazo frontal de Moncloa, que siempre ha negado cualquier tipo de validez a sus gestiones. De hecho, tras un comunicado del CIV de mayo de 2012, Interior se apresuró a sacar un breve texto de respuesta en el que aseguraba que "el Gobierno no necesita de verificadores internacionales para comprobar si ETA se disuelve".
De cumplirse las expectativas de un desarme "importante" que apuntan las fuentes consultas por este diario, la organización terrorista habrá dado en pocas semanas su segundo paso de relevancia en el proceso después de que el pasado mes de diciembre el autodenominado Colectivo de Presos Políticos Vascos (el EPPK en sus siglas en euskera) hiciera público un comunicado reconociendo el "daño causado" y, posteriormente, abriera con otro la puerta a que sus reclusos aceptaran la legalidad vigente y les permitiera acogerse individualmente a los beneficios penitenciarios. De este modo, la organización terrorista recoge el guante que la pasada primavera le lanzó el Foro Social celebrado en Pamplona bajo la batuta de la plataforma ciudadana Lokarri, y que entonces ya tuvo una reacción positiva, aunque ambigua, por parte de la propia ETA. Entonces, la dirección etarra señaló en un comunicado que daría respuesta a los planteamientos que salieron de aquel encuentro de personalidades internacionales y en el que se le reclamaba, precisamente, la entrega de las armas. Desde entonces, la propia izquierda abertzale le ha reclamado también un anuncio en este mismo sentido que, en su opinión, se ha demorado sin sentido y que en los próximo días puede encontrar, finalmente, una respuesta "importante".