España

ETA aprovechó la tregua con Aznar para captar terroristas y formar nuevos comandos

Un informe de la Guardia Civil relacionado con el asesinato del juez José Francisco Querol revela los movimientos de la organización durante el 'alto el fuego' que anunció a finales de 1998

  • Atentado de ETA contra Pedro Antonio Blanco, que acabó con la tregua de 1998

A punto de concluir el siglo XX, ETA anunció un alto el fuego indefinido y "sin condiciones". Era el año 1998, con José María Aznar en el palacio de la Moncloa. Los partidos nacionalistas vascos y abertzales firmaron el llamado Pacto de Estella, para iniciar un "proceso de diálogo y negociación" con la banda terrorista para poner fin a su actividad. Pero en el seno de la banda se concebían todos esos movimientos como una artimaña para rearmarse tras los sucesivos golpes policiales que habían debilitado sus estructuras en los últimos años.

La Guardia Civil detalla en un informe que ETA aprovechó la tregua para captar nuevos terroristas y conformar comandos con los que perpetrar más atentados; entre ellos, el que acabó con la vida del juez del Tribunal Supremo José Francisco Querol Lombardero, el 30 de octubre del año 2000.

La estrategia de ETA durante la tregua anunciada en 1998 se incluye, precisamente, en el informe entregado a la Audiencia Nacional en el marco de las pesquisas sobre el asesinato del magistrado del Supremo, al que ha tenido acceso Vozpópuli. Los agentes del Instituto Armado recorren los pasos del comando Buruahuste, que ideó y culminó los planes para acabar con la vida del juez, siguiendo las órdenes directas de la cúpula de la organización terrorista -según las conclusiones de los investigadores-.

El Pacto de Estella -o Pacto de Lizarra- se firmó el 12 de septiembre de 1998, con el recelo de los llamados partidos constitucionalistas. Lo suscribieron cerca de 40 partidos, organizaciones o sindicatos, entre los que destacaban el PNV, Herri Batasuna, Gestoras Pro Amnistía o Jarrai, entre otros. El objetivo, aseguraban los firmantes, era establecer un puente de diálogo con ETA, con el objetivo de poner fin a su actividad terrorista.

La banda anunció a los cuatro días su decisión de materializar una "tregua unilateral e indefinida". La Guardia Civil detalla en su informe que representantes del Gobierno de España y de ETA se reunieron en Zurich en mayo de 1999, pero no hubo ningún entendimiento entre ambas partes para alcanzar un acuerdo definitivo que supusiera el fin del terrorismo.

Nuevos comandos

Pero los movimientos revelados por la Guardia Civil ponen de manifiesto que la verdadera intención de ETA distaba mucho de abandonar las armas. Los investigadores detallan que la banda aprovechó la "tregua" para reorganizarse internamente, captar nuevos miembros y formarlos en el uso de armas y explosivos. Entre esa remesa de nuevos integrantes figuraba el citado comando Buruahuste.

Los investigadores detallan que la banda aprovechó la "tregua" para reorganizarse internamente, captar nuevos miembros y formarlos en el uso de armas y explosivos

Según las pesquisas de los agentes del Servicio de Información, el comando se constituyó entre mayo y septiembre de 1999, con la integración de Javier Abaunza Martínez, Ana Belén Egüés Gurruchaga, Iván Apaolaza Sancho, Gorka Palacios Alday, Juan Luis Rubenach Roig y Julia Moreno Macuso; todos ellos terroristas liberados, con dedicación plena a ejecutar las acciones que dictara la cúpula de la organización.

Ese mismo mes de septiembre, los dos últimos se trasladaron a Madrid y Salamanca para alquilar viviendas que servirían como pisos francos. En octubre les siguieron todos los demás integrantes del grupo. Como era habitual en estos comandos, posteriormente habría salidas de integrantes y nuevas incorporaciones.

ETA vuelve a matar

El 28 de noviembre de 1999, ETA anunciaba el fin del 'alto el fuego'. Y ETA volvió a matar el 21 de enero del año 2000. La primera víctima fue el teniente coronel Pedro Antonio Blanco García, del Ejército de Tierra, al explotar un coche bomba colocado junto al vehículo con el que iba a trasladarse al Cuartel General del Ejército, donde trabajaba. La Guardia Civil atribuye este atentado al propio comando Buruahuste.

A partir de entonces ETA se manifestó con toda su fuerza. Solo en el año 2000 mató a 23 personas. Entre ellas, el juez del Tribunal Supremo José Francisco Querol Lombardero, su conductor, Armando Medina, su escolta, Jesús Escudero, y un conductor de autobús, Jesús Sánchez. Este atentado ocupa las investigaciones que ahora se dirimen en la Audiencia Nacional, por las que han sido citados los jefes de la banda terrorista.

Los investigadores del Instituto Armado indican que ETA llegó a contar con 1.031 miembros en el año 2002, tras los esfuerzos para rearmarse durante la tregua que mantuvo entre septiembre de 1998 y noviembre de 1999. Pero si la banda terrorista no bajó los brazos durante ese periodo de tiempo, tampoco lo hicieron las fuerzas de lucha antiterrorista: en marzo de 1999, la Policía francesa, en colaboración con la Guardia Civil, detuvo en París a uno de los máximos dirigentes de la organización, José Javier Arizcuren Ruiz, alias Kantauri.

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