El exdirigente de ETA Jurden Martitegi se ha conformado este miércoles en la Audiencia Nacional con una pena de 6 años de cárcel por incendiar con la ayuda de sustancias inflamables un concesionario de vehículos Citröen, el 27 de enero de 2000, causando daños valorados en casi medio millón de euros.
La Fiscalía pedía para él 10 años de prisión por estos hechos, pero al inicio del juicio ha anunciado que rebajaba su petición de pena al aplicarle la atenuante analógica de confesión tardía tras alcanzar un acuerdo de conformidad con el acusado a cambio de haber reconocido los hechos y mostrar arrepentimiento.
Lo que sí ha mantenido el teniente fiscal, Miguel Ángel Carballo, es la indemnización que se le reclamaba por los daños en el concesionario, que fueron valorados en 415.489,75 euros. De este modo, al ser la Fiscalía la única acusación en esta causa, la presidenta del tribunal, Concepción Espejel, ha dictado "in voce" el fallo de la sentencia, que ambas partes -Ministerio Fiscal y defensa- se han comprometido a no recurrir, con lo que ya será firme.
Reconoce los hechos
Martitegi, que ha respondido con un lacónico "sí" cuando se le ha preguntado si reconocía los hechos, se suma de este modo a la tendencia a alcanzar conformidades observada en otros miembros de la banda terrorista.
El caso más reciente ha sido el de la exdirigente etarra Soledad Iparraguirre, Anboto, que el pasado 14 de septiembre llego también a un acuerdo de conformidad con la Fiscalía y aceptó una condena de 15 años de prisión por ordenar el asesinato del rey Juan Carlos en la inauguración del Museo Guggenheim de Bilbao en 1997.
Para conseguir que el fiscal rebajara su petición de pena inicial, 27 años, Iparraguirre, que hasta ese día había negado ser Anboto, accedió a reconocer los hechos por los que estaba acusada.
También Martitegi, en su anterior juicio, se declaró "muy orgulloso" de ser militante de ETA y manifestó que asumía las "acciones político-militares" de la banda "en su medio siglo de historia". Fue juzgado por el atentado con coche bomba contra el cuartel de la Guardia Civil en Calahorra (La Rioja) en 2008 en el que hubo 8 heridos, dos de ellos guardias, y por el que fue condenado a 139 años de cárcel. Ahora ha sido condenado por haber presuntamente participado, junto a otras personas, en el ataque al concesionario Citröen "Tabira Automoción" en el marco de la estrategia de ETA contra intereses franceses.
Lo daños fueron cuantiosos: nueve vehículos de la exposición quedaron calcinados y también quedaron afectados suelos, techos y paredes del concesionario.