Las familias de Ángel y Fernando están intentando colaborar con la investigación de la Policía Nacional para localizar el cuerpo del menor de 11 años que aún se encuentra desaparecido. Para ello, han contratado un radar térmico para que los agentes tengan todos los medios a su alcance para dar con el cadáver del niño en el vertedero de Toledo, según han informado a Vozpópuli fuentes de su entorno.
Este artilugio podría servir para que no "haya ningún rincón" sin revisar ni comprobar "si el cuerpo de Ángel se encuentra en el vertedero". "Podría no estar ahí pero hay que comprobar todos los datos y las informaciones", aseguran.
Un detective para ampliar las diligencias
De forma paralela, los familiares también han contratado los servicios de un detective para buscar más diligencias. Y es que la Policía Nacional mantiene todas las hipótesis abiertas pero considera que la muerte de los dos primos es accidental. Una línea de investigación que choca de forma frontal con la idea de la familia.
El entorno de los dos menores, de 17 y 11 años, cree que ambos fueron asesinados: "no están en el vertedero de casualidad". Tienen que claro que los dos primos viajaron de Madrid a Toledo para encontrarse con la expareja del mayor de ellos.
No responden a las llamadas
Una vez que se localizó el cadáver Fernando en el vertedero, la familia de esta chica se marchó de sus casas y ahora denuncian haber sufrido agresiones y amenazas de muerte. "No nos escapamos de la justicia, nos vamos por miedo porque nos quieren matar", aseguró la madre de esta joven.
"Somos inocentes que se haga justicia. Pegaron una paliza a mi hija mientras yo no estaba. Tuvo que venir una ambulancia a por ella. Solo quiero justicia que nos dejen en paz, que salga toda la verdad. No vamos a comernos un marrón que yo no he hecho".
Han difundido un audio en el que defienden su inocencia en torno a la muerte de los primos. Según su relato, han tenido que incluso sacar del hospital a su padre que debía estar ingresado. "Confiamos en la mano de dios y en la justicia. Es una vergüenza lo que están haciendo con nosotros. Espero que se haga justicia y salga todo a la luz", finaliza su esposo.
Los familiares de los primos se ha intentado poner en contacto con ellos pero de momento todos los intentos han sido negativos. No responden a las llamadas telefónicas. Los agentes buscan recabar su versión de los acontecimientos, en un caso que permanece bajo secreto de sumario.
10.000 toneladas de basura
Por su parte, la Policía Nacional prosigue los trabajos de búsqueda de Ángel en el vertedero de Toledo donde hay unas 10.000 toneladas de residuos. Por el momento ya se ha revisado el 20% del área que tiene que ser analizada. Está previsto que las labores continúen varias semanas más.
Los investigadores de la Policía Judicial mantienen todas las hipótesis abiertas aunque sospechan que la muerte de los dos primos se produjo de forma accidental al dormir dentro de un contenedor. De ahí que busquen el cadáver de Ángel en esa zona.
Los padres de Ángel Fernández Silva, Ángel y Amparo, llevan semanas sin despegarse del teléfono. Esperan una llamada que les informe sobre el paradero de su hijo de 11 años. Este menor acompañó a su primo a Toledo porque el mayor no sabía leer ni escribir.
Esperanza de localizarle con vida
En las cámaras de seguridad del supermercado donde desaparecieron se grabó como los dos primos abandonaban el establecimiento por su propio pie. Tenían solo 15 euros pero los agentes sospechan que llevaban más efectivo oculto ya que estuvieron planeando su marcha desde hace semanas. Los dos primos viajaron hasta Toledo en autobús donde fueron captados en las inmediaciones de un hotel y en el parque comercial Luz de Tajo.
Después, su rastro se perdió hasta que el 15 de diciembre a las 16:30 horas un empleado del vertedero de Toledo localizó el cadáver de Fernando en la cinta del complejo. No se identificó el cuerpo hasta seis días después por su gran deterioro.
"Cada día que pasa es más complicado encontrar los restos", lamentan. Por contra, la madre de Ángel, Amparo, pasa las horas llorando junto a su marido en la plaza frente a su casa en Carabanchel. "Tenemos la mínima esperanza de que el niño esté bien", confesó entre lágrimas.