El nuevo presidente del BBVA, Carlos Torres, ha confirmado este lunes que el banco contrató los servicios del polémico comisario José Manuel Villarejo. De este modo, el hasta hace pocas semanas consejero delegado señala a su antecesor en el cargo, Francisco González, el segundo banquero más importante de España hasta su marcha. 'FG', como se le conoce en los ámbitos económicos, se ha visto salpicado en el ocaso de su carrera por las actividades que realizó el exmando policial por encargo de la entidad bancaria bajo su mando.
La relación entre Villarejo y el BBVA se remonta a mediados de la década pasada. Por aquel entonces el comisario era una persona desconocida para el gran público, acostumbrado a moverse entre las sombras. Lo que ha aflorado tras la explosión del 'caso Tándem' en la Audiencia Nacional es que compaginaba su actividad como policía con una cartera de clientes adinerados a los que prestaba servicios privados usando el conglomerado de empresas creado durante la década que permaneció de excedencia lejos del Cuerpo.
Lo que cree la Fiscalía Anticorrupción es que para garantizar el éxito de esas pesquisas bien remuneradas, Villarejo recurría a sus contactos en la Policía que le permitían acceder a sistemas de escuchas y bases de datos confidenciales, acciones a las que en la mayoría de los casos solo se pueden realizar con autorización judicial en el marco de una investigación. A juicio de los fiscales, el mando encabezó un clan policial mafioso que infectó el Cuerpo.
La vida privada de Miguel Sebastián
Francisco González y el BBVA eran uno de tantos clientes que ahora están saliendo a la luz entre el mundo político y empresarial. Acudían a Villarejo como una suerte de solucionador de problemas. Entonces era un comisario respetado y protegido por las diferentes cúpulas del Ministerio del Interior. El primer gran trabajo que realizó para el banco fue captar información sobre los responsables de una operación pilotada desde Moncloa para entregar a Sacyr el control de la entidad financiera en detrimento de ‘FG’.
En el centro de esa estrategia estaba el exdirectivo del BBVA y entonces responsable de la oficina Económica de Moncloa, Miguel Sebastián. Según adelantó Vozpópuli el pasado octubre, Villarejo se grabó a sí mismo hablando con unos de sus policías de confianza, Enrique García Castaño. Le confesó tener información sobre su vida sentimental como arma para frenar el intento de asalto al banco.
En esas conversaciones a las que tuvo acceso este periódico se escucha cómo los pagos del BBVA a Villarejo se remontan al menos desde año 2005 y el cabecilla de la ‘operación Tándem’ situaba en todo momento a Francisco González como el responsable. “La opinión del ‘FG’, que el hijoputa es muy malo, es buscar alguna fórmula para desequilibrar al que es su enemigo, porque en el fondo el que ha montado todo el 'show' de Sacyr ha sido Sebastián", decía Villarejo el 15 de mayo de 2005 apenas unos meses después de frustrarse el intento de asalto de Sacyr.
Datos de 15.000 llamadas
La semana pasada, una investigación conjunta de ‘El Confidencial’ y ‘Moncloa.com’ aportaba más datos. Aquellos trabajos fueron bautizados como ‘operación Trampa’, a los que querían hacerse con el control del BBVA se les denominó Grupo Hostil y entre la documentación aportada por Villarejo había datos de las comunicaciones de 4.000 números de teléfono y 15.000 llamadas. En la lista hay desde empresarios a políticos e incluso periodistas.
Además del citado Sebastián, estaba el presidente de Sacyr Luis del Rivero, el industrial Juan Abelló o el entonces director del Fondo Monetario Internacional (FMI) Rodrigo Rato, entre otros. También la transcripción de una supuesta conversación mantenida en Moncloa entre Sebastián y la entonces vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega, que daban luz verde a la operación de asalto.
El nexo de unión entre Villarejo y el banco era Julio Corrochano, exresponsable máximo de la seguridad del BBVA tras una larga trayectoria en la Policía. Ahí conoció a Villarejo y a varios miembros de esa red con la que contaminó al Cuerpo, según la Fiscalía. Las cantidades que se le pagaron eran cuantiosas. Sólo por la ‘operación Trampa’ presuntamente percibió al menos medio millón de euros. Sobre el conocimiento que 'FG' tenía de todos estos asuntos, este lunes se ha conocido una nueva conversación grabada una vez más por el excomisario en la que Corrochano le admite que el banquero estaba muy interesado en las maniobras.
Cuantiosos pagos
Pero la colaboración entre ambos se prolongó de manera continuada en el tiempo. El pasado octubre ‘El Independendiente’ adelantó que sólo entre lo años 2012 y 2017, las empresas de Villarejo facturaron más de cinco millones de euros por trabajos que se recogían en facturas a nombres de actividades genéricas. Este martes, 'Vozpópuli' difunde una nueva grabación en la que Villarejo relata la forma de recibir esos pagos en 2005: "Todos los meses me dan un recibito".
Otro ejemplo es la investigación que el banco le encargó a Villarejo presuntamente sobre Ausbanc y su responsable Luis Pineda, actualmente en la misma cárcel que el excomisario acusado de encabezar una red de extorsión a bancos. ‘Vozpópuli’ ha tenido acceso a la carpeta de información elaborada entonces por la 'factoría Villarejo'. En ella llegó a recopilar datos personales de dirigentes del PP a los que incluía en un informe sobre el círculo de contactos políticos del investigado.
En las conversaciones grabadas por el excomisario y que obran en poder de la Audiencia Nacional se escucha a Villarejo presumir que desde el banco también le proporcionaban movimientos bancarios de clientes para garantizar el éxito de sus investigaciones privadas al margen de la actividad policial. Varios medios afirmaban hace unos días que esta relación entre el banco y el exmando se encuentra incluida en una pieza secreta dentro del ‘caso Tándem’, dividido ya en diversas tramas.
A la espera de lo que puedan dar de sí estas pesquisas judiciales, expertos juristas consultados apuntan a un carrusel de delitos que van desde la revelación de secretos hasta el tráfico de influencias o interceptación ilegal de la comunicaciones. Consideran que no estarían prescritos debido a que la relación se mantuvo hasta el arresto de Villarejo en noviembre de 2017. Creen que Francisco González se enfrenta al riesgo de ser acusado como cooperador o incluso inductor.
FG, el banquero que decía rechazar la corrupción
Francisco González era un hombre puesto por el PP al frente del BBVA. O eso es lo que se decía en sus comienzos y se recordaba en la época de Zapatero. No obstante, su perfil empresarial hizo que rápidamente se olvidara este mantra, que hoy vuelve con fuerza a la memoria de todos los que vieron la carrera meteórica del gallego en la entidad.
Gonzalez fue nombrado en 1996 presidente de Argentaria, donde estuvo hasta 1999. En esos tres años hizo un lavado de cara al grupo público que le sirvió para ganarse una reputación en España. Tras la fusión con BBV, el banquero estuvo compartiendo el poder con Emilio Ybarra, que saldría despedido de la entidad tras el estallido de las cuentas secretas. Esto le dejó el camino libre a 'FG' para presidir el segundo banco español.
En noviembre de 2004, Sacyr intentó hacerse con el control de BBVA. Y en ese entonces parecía que la compra del 3% del banco por parte de la constructora respondía más a una estrategia política que empresarial, con el único fin de sacar a 'FG'.
El banco consiguió ganarle la batalla a la constructora, que tras más de tres meses terminó por cancelar la opción de compra. En esos 90 días, hasta Zapatero tuvo que hacer declaraciones públicas alegando que el Estado no estaba detrás de este movimiento empresarial. Tras su victoria, 'FG' aseguró que el banco había salido reforzado.
A finales de 2017 ya existían rumores de una posible salida de Francisco González de la presidencia del banco. Pero no fue hasta comienzos de 2018 que se confirmó. Saldría un año antes de lo planeado, pero tampoco era de extrañar dada su edad. Aún así, consiguió salirse con la suya, incluso pasar por encima del BCE, tras obtener una presidencia de honor.
Daniele Nouy, presidente del Consejo de Supervisión del BCE, se negaba en rotundo a que Torres fuese presidente ejecutivo de BBVA, según las fuentes consultadas. Francisco González logró imponer su criterio, designando a Torres como presidente ejecutivo, pero, en contraposición, la institución con sede en Fráncfort impedía al banquero gallego mantenerse como presidente de honor.
El banquero siempre se ha mostrado muy crítico con la corrupción. De hecho, en los últimos resultados anuales de la entidad lo dejó claro: “Nunca me ha gustado la relación de políticos y empresarios. En este país se ha visto una corrupción brutal. Cosas muy graves. Cualquier cosa de éstas en otro país hubiera acabado con todos en la cárcel, y no ha pasado. El político que haga su trabajo, nosotros el nuestro, y que gane el mejor. No que gane el que paga una cena o una comisión. Eso destruye la sociedad”. Todo un palo para el ‘establishment’, aunque sin nombres. Ahora es él el que está en el ojo del huracán y tendrá que predicar con el ejemplo que tanto ha defendido en estos casi 20 años de poder.