La amenaza yihadista mundial, la lucha contra los paraísos fiscales, el blanqueo de capitales de los cárteles de la droga… La realidad contra la que tienen que luchar las policías de todo el mundo ha cambiado en la era de la globalización y la inmediatez.
Una importante parte de las actuaciones contra el crimen pasan por la colaboración entre cuerpos que pertenecen a distintos países. En España, el sistema policial presenta problemas que, desde un punto de vista más local, podría entorpecer ciertas investigaciones. O al menos así lo cree la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), la mayoritaria en el Instituto Armado, que recientemente ha presentado en el Congreso su propuesta para un nuevo modelo policial en el siglo XXI.
España aparece en el primer lugar en el ránking de policías por población civil en Europa con 250.000 (sin contar policías locales), pero presenta desigualdades territoriales internas: si en el conjunto del Estado hay 4,8 agentes por cada mil habitantes, en Cataluña hay 7,5 (se le suman los Mossos d’Esquadra), pero esta comunidad autónoma no presenta datos de criminalidad inferiores al resto del país. Sin embargo, AUGC apunta que nunca se ha hecho una auditoría sobre los efectivos que se dedican exclusivamente a tareas burocráticas.
La propuesta de AUGC se centra en la conveniencia, o no, de unificar la Guardia Civil y a la Policía Nacionel en un solo cuerpo estatal
La AUGC se centra en su informe en la bicefalia que presentan las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad a nivel estatal, representada en la Policía Nacional y en la propia Benemérita, aunque no se centra en el hecho de existan, sino cómo lo hacen. En el documento señalan algunos de los “síntomas de agotamiento” que muestra el sistema: duplicidad de competencias, la deficiente distribución de las mismas, “despilfarro” de recursos y descoordinación entre ambos.
La propuesta de AUGC se centra en la conveniencia, o no, de unificar la Guardia Civil y a la Policía Nacional en un solo cuerpo estatal. El nacimiento de ambas instituciones partió de la base de que se tenían que repartir el territorio. Así, el Instituto Armado se quedó con el ámbito rural y la Policía con el medio urbano. Esta distinción queda obsoleta a ojos de la Asociación ya que se da la paradoja de que localidades como Astorga (León) o Jaca (Huesca) con unos 15.000 habitantes sean competencia de los agentes que visten de azul y otras como Torrevieja (Alicante) o Rivas Vaciamadrid (Madrid), con 80.000, tengan que ser protegidas por los efectivos de verde.
En contra de la unificación está el argumento de crear una “súper policía” que escape de los controles necesarios
“Siguiendo el criterio exclusivo de la búsqueda de la mayor eficiencia, no existen argumentos de peso para mantener un modelo dual de las Fuerzas de Seguridad”, dice el escrito, que continúa que cambiar el sistema de dos cuerpos armados “supondría acabar con las llamadas ‘guerras de policías’ que suponen un mayor empleo de recursos”. En contra de la unificación está el argumento de crear una “súper policía” que escape de los controles necesarios, algo que descarta el planteamiento de la Asociación, que parte de la base de que España es un Estado de derecho donde rige la división de poderes.
El segundo criterio para analizar la policía necesaria para un país como España en el siglo XXI es el reparto de competencias a nivel material. Quién se ocupa de qué en lugares donde conviven ambos cuerpos. AUGC pone de ejemplo los puertos y aeropuertos, donde sus compañeros se responsabilizan del “resguardo fiscal del Estado” y la Policía Nacional actúa porque ambos espacios pertenecen a las ciudades. La solución pasa, en opinión de la organización de guardias civiles, en establecer un nuevo mapa de seguridad con un reparto de competencias mucho más especializado donde no se dupliquen las mismas.
Una mejor colaboración
La AUGC quiere ir un paso más allá de la coordinación que ya existe entre la Guardia Civil y la Policía Nacional y aboga por poner en marcha actuaciones conjuntas. Para eso hacen falta “mecanismos directivos transversales”, integrando a los mandos de ambos cuerpos en los mismos organigramas operativo.
En cuanto a los sistemas de información, claves en cualquier investigación, afirman que “las bases de datos tienen que ser comunes, y su tratamiento y custodia únicos”. Los datos que pudieran servir para la lucha antiterrorista “deberían de ser competencia exclusiva de un solo cuerpo de ámbito estatal”. Esta afirmación es un dardo contra los Mossos, que hasta el pasado 5 de octubre eran los únicos policías que todavía no se habían sumado al CITCO, órgano que se encarga de la materia terrorista.
Además de compartir mandos e información, y empezar a trabajar conjuntamente en investigaciones, la organización cree fundamental compartir los procesos de formación en las distintas especialidades. “Las personas que han recibido una misma formación profesional tienen bastante más fácil colaborar activamente”.