El caso de Gabriel Cruz conmocionó a todo un país. En febrero de 2018 se descubrió el crimen atroz en el que el conocido como 'El Pescaíto' fue asesinado por Ana Julia Quezada. Seis años después, la madre del niño, Patricia Ramírez, se ha negado a que se comercialice con la muerte de su hijo. Y es que, desde hace unos años, las productoras audiovisuales se han centrado en crear series o documentales basados en sucesos reales. Plataformas como Netflix, HBO o Amazon Prime Video han emitido diversas producciones sobre el caso Marta del Castillo, Asunta Basterra, las niñas de Alcàsser, el crimen de la Guardia Urbana y un largo etcétera.
Durante estos días, se ha conocido que se está realizando un documental sobre el caso de Gabriel Cruz. No obstante, sus padres se niegan de manera rotunda a que se lleve a cabo este pieza audiovisual. De hecho, hace tres años ya mostraron su rechazo a ello cuando una productora les comunicó que querían hacer una pieza audiovisual sobre Ana Julia Quezada.
Patricia Ramírez aseguró el pasado sábado que interpondrá diferentes querellas judiciales por un posible delito de cohecho al asegurar que se han realizado entrevistas en la cárcel, que "presuntamente bordean la legalidad", a Ana Julia Quezada para su inclusión en un documental sobre el caso de su hijo Gabriel Cruz.
A través de un comunicado en vídeo que publicó en las redes sociales, Ramírez explicó que habían rechazado "todas las ofertas" que habían recibido para elaborar un documental o serie sobre el asesinato. "En este momento, están existiendo irregularidades y personas que se están intentando lucrar de su muerte, dañando no su memoria, sino obviando el dolor y saltándose las normas", afirmó la madre de Gabriel en las redes.
La desaparición de Gabriel Cruz
El 27 de febrero de 2018 todas las alarmas saltaron en la provincia de Almería. Gabriel Cruz estaba de vacaciones escolares debido al puente del Día de Andalucía. Después de comer en casa de su abuela, se fue a casas de unos primos que se encontraban a solo 100 metros de distancia. Sin embargo, nunca llegó. Tres horas más tarde, los padres del niños se dieron cuenta de que había desaparecido y presentaron una denuncia ante la Policía.
Les resultaba raro que el pequeño hubiese tomado la decisión de ir solo al monte o que se hubiera despistado porque conocía la zona a la perfección y el trayecto era corto. Una de las principales hipótesis fue la del secuestro. De esta manera, comenzó la investigación 'Operación Nemo'. Ante esta conmoción, los vecinos se volcaron en la búsqueda de Gabriel Cruz y se realizó una manifestación multitudinaria para apoyar a toda la familia y pedir la vuelta del niño.
Los padres de Gabriel Cruz, Patricia y Ángel, durante este proceso, ofrecieron diversas ruedas de prensa. Y en todas ellas, al igual que en las diferentes búsquedas que se organizaron, estaba la hasta entonces pareja del padre, Ana Julia Quezada. La exagera actuación de Quezada levantó las sospechas de los investigadores. Aunque que encontrara ella misma un camiseta del niño en una zona que ya había sido registrada fue clave.
La camiseta fue muy importante en la investigación. Fue la única prueba que se encontró. Toda ella estaba llena de incongruencias porque la prenda era la que Gabriel Cruz llevaba ese día, pero estaba seca (la noche anterior había llovido) y no tenía ningún signo de deterioro. Tras esto, los agentes de la UCO de la Guardia Civil empezaron a seguir de cerca a Ana Julia hasta que 12 días después de la desaparición lograron encontrar el cadáver del niño.
Ana Julia desenterró el cuerpo de Gabriel Cruz, lo envolvió en una manta y lo colocó en el maletero de su coche para cambiarlo de ubicación. Fue en dirección a la vivienda que compartía con Ángel Cruz en Vícar y ahí fue interceptada. Finalmente, la autopsia reveló que el pequeño había muerto estrangulado el día de en el que se perdió su pista.
El auge del true crime
Las declaraciones de la madre de Gabriel Cruz sobre la realización del documental no han pillado de sorpresa. Y es que en España muchos sucesos que han impactado a la sociedad española en estas últimas décadas, han visto como al cabo de los años han dado el salto a la pantalla. El crecimiento del true crime en nuestro país se puede ver cada vez que se entra en una plataforma como Netflix o HBO. El caso Asunta ha sido uno de los últimos. Netflix estrenó el pasado mes de abril una miniserie protagonizada por Candela Peña, Tristán Ulloa, Javier Gutiérrez y María León en la que se abordaba el crimen ocurrido en el municipio gallego de Teo (La Coruña).
Y no es el único. Hace unos días, la plataforma estrenó otro documental sobre un suceso: El rey del Cachopo. César Román, conocido como el Rey del Cachopo, es el último protagonista de los true crime en España que se encuentra en prisión cumpliendo condena. HBO, unas horas antes de que comenzase el juicio contra Daniel Sancho en Tailandia por presunto asesinato, estrenó un documental en el que sumerge a los espectadores en la investigación en tiempo real, con testimonios de personas del entorno. El primero de ellos: Rodolfo Sancho.
El caso de las niñas de Alcàsser, el caso Marta del Castillo o el caso Rocío Wanninkhof, son otros los hechos que han tenido su propio documental en las plataformas. Sin olvidar otro de los grandes éxitos de Netflix: El cuerpo en llamas. La serie en la que Úrsula Corberó se metió en la piel de Rosa Peral para contar el crimen de la Guardia Urbana. Y junto a su estreno, el de Las cintas de Rosa Peral, un documental que ofrece la primera entrevista, otorgada en prisión, de Rosa Peral desde que fue condenada.
Pontevedresa
Patricia Ramírez tiene toda la razón y todo mi apoyo. Es vergonzoso que de un hecho tan terrible como el asesinato de su hijo se quiera hacer una serie para disfrute y divertimento del personal, es profundamente asqueroso, y más vergüenza da que haya público que pueda divertirse de semejante manera. Ese morbo de llevar al cine hechos recientes con nombres y apellidos es una vileza.