"Esto no es tan fácil como ofrecer en bandeja la cabeza de Teo (García Egea). Ya no", cuenta con preocupación un miembro del PP nacional que estos días asiste estupefacto a la mayor crisis de la historia del PP ("mucho peor que la Gürtel", insiste un exdiputado del partido). En Génova saben que “si cae él, caerá Pablo”. Más temprano que tarde. Por eso, Casado intenta demorar su sacrificio.
El entorno más directo de García Egea (Cieza, 1985) asegura que el secretario general ha tejido "una coraza" en torno a Pablo Casado para intentar blindarle. Y que el trabajo de "un secretario general es ese: que el número dos reciba todos los palos para que no le lleguen al uno". Por eso, insisten ahora varios cargos regionales del partido, Casado no puede cesarle: "Se queda sin su último escudo".
García Egea, como la mayoría de secretarios generales del PP, se ha granjeado el odio de muchas organizaciones regionales por su manera de actuar, enfrentándose a la hora de hacer las listas, por ejemplo, en Andalucía o Castilla y León.
Todo empezó en Murcia
Su poder se acrecentó va a hacer ahora un año: cuando frustró, en una jugada que muchos entonces calificaron como "maestra", la moción urdida en Murcia por el PSOE y Cs. "Curiosamente –dice uno de los políticos populares consultados- ese éxito fue el desencadenante de esta guerra brutal".
Ese ‘éxito’ en Murcia dio alas al secretario general para intentar imponer sus tesis en todo el partido, acompañado por algunos de sus hombres de confianza: Fran Hervías, el exsecretario general de Ciudadanos que pilotó con él la ‘opa’ a cargos naranjas para traerlos al PP, y el hoy tristemente famoso diputado Alberto Casero. "La animadversión contra el secretario general y sus hombres fue creciendo en todo el partido", insisten.
Y también hubo importantes roces en Madrid ante el 4-M, el más sonado, la filtración de que Toni Cantó iría de número dos en las listas de Ayuso: era una imposición más de García Egea y Hervías. Ayuso –y su spin doctor, Miguel Ángel Rodríguez- retrasaron a Cantó en las listas, le colocaron luego en un chiringuito –dejando al exciudadano en evidencia- y apuntaron la afrenta.
La noche del 4-M todo estuvo a punto de saltar por los aires. Mientras a Génova llegaban los sondeos y la victoria arrolladora de Ayuso era una evidencia, García Egea y MAR intercambiaban mensajes en el wasap. Algunas fuentes hablan de "insultos muy duros". Y Génova manda una emisaria al garaje a interceptar la llegada de Ayuso y advertirle de que "debe tener claro quién es su jefe: MAR o Casado", y que debe dejar que el líder del PP comparta el balcón con ella.
Génova manda una emisaria al garaje a interceptar la llegada de Ayuso y advertirle que "debe tener claro quién es su jefe: MAR o Casado", y que debe dejar que el líder del PP comparta el balcón con ella.
"No quiso que saliera su presidente con ella. Eso es algo acojonante", dicen desde el entorno del secretario general. "Solo quería tener unos minutos a solas con los militantes", aseguran en Sol. Las relaciones se rompieron definitivamente esa noche, la que debía ser la de la reconquista del poder del PP. MAR y Egea se juran odio eterno. Solo puede quedar uno. O ninguno. Y la relación entre Ayuso y Casado –que no hay que olvidar que eran amigos y que él apostó por ella- se va deteriorando sin remedio.
El nuevo caballo de batalla entre Teo y Miguel Ángel, entre Génova y Sol, es el congreso de Madrid: Ayuso lo reclama tras arrasar el 4-M para convertirse en lideresa de la organización más potente del PP. Hasta entonces, Génova ha estado colocando en el partido regional a militantes clave y moviendo los peones con José Luis Martínez Almeida –otro gran afectado de esta guerra, si no sabe rectificar a tiempo- a quien lanza como candidato para chocar con Ayuso; con Ana Camins, a quien se hace pasar como ‘tercera vía’ cuando "todos sabemos que es casadista a muerte", dicen en Sol, y, sobre todo, con Ángel Carromero, responsable electoral del PP de Madrid.
En junio, García Egea llega a decir en TVE que apoyaría a Ayuso para el PP de Madrid. En Sol están convencidos de que han torcido el pulso a Génova, pero a la vuelta del verano, el 10 de septiembre, un desayuno en el Ritz con Pablo Casado se le atraganta a la presidenta. Con García Egea sentado a su misma mesa, escucha atónita cómo el presidente nacional rechaza darle su apoyo y vuelve a meter en la carrera a Almeida. ¿Qué ha pasado?
Ayuso acude al despacho de Casado en Génova para pedir explicaciones y Casado le habla del famoso ‘dosier’ de su hermano Tomás. Según la dirigente regional, cada vez que hablaban con un periodista deslizaban "¡uy, el hermano!", "¡cuidado con el hermano¡" o "uf es que hay que ver con el hermano". "Me dice el presidente: Moncloa nos ha dado una información gravísima de que tu hermano ha cobrado una comisión y esto es una bomba que puede estallar". Ayuso sale desolada. No hay paz posible.
Me dice el presidente: Moncloa nos ha dado una información gravísima de que tu hermano ha cobrado una comisión y esto es una bomba que puede estallar". Ayuso sale desolada. No hay paz posible.
Un mes después, es el propio García Egea quien informa a Ayuso de que están investigando las supuestas comisiones de 280.000 euros –este viernes, la presidenta las redujo a 55.000 euros y por las gestiones para traer de China las mascarillas- y que debe aportar "toda la información posible". No hubo aportación alguna de Sol. Fuentes del PP regional insisten en que en esa reunión "le dijeron que si renunciaba públicamente a la carrera por el PP de Madrid, enterrarían el tema".
La respuesta de unos y otros es que durante las siguientes semanas se producen reuniones entre fontaneros de Sol y de Génova con la orden clara de buscar la "pistola humeante" que acabe con el rival. Las 'cremas en el bolso'. Se escudriñan las vidas del exmarido de la presidenta, hoy dedicado a una firma de eventos y al golf; de la expareja peluquero…
Y se pone especial empeño en intentar confirmar que el hermano de Ayuso había "sacado tajada" del contrato de urgencia del 1 de abril de 2020 que trajo mascarillas al pabellón 10 de Ifema por valor de 1,5 millones de euros. El encargado de ello es Ángel Carromero, de la total confianza de Casado, con quien coincidió en NNGG del PP y con quien compartió campaña y noche de recuento en las primarias que le encumbraron a la presidencia del PP, y "recadero de Teo" –según le califica una fuente municipal que ha compartido estos meses actividad con la ya dimitida mano derecha de Almeida-.
Carromero y un trabajador de la EMT contactan con los detectives
Carromero, asesor municipal y ligado a un sueldo público con 23 años, desde 2008 con Gallardón, al servicio luego de Botella, Aguirre y director general de Coordinación de la Alcaldía con Almeida, es el fontanero de Génova en el PP de Madrid, donde aún hoy preside su comité electoral. Él es el encargado de contactar, junto con un trabajador de la EMT y no de la EMVS (como por error publica un medio de comunicación), con una agencia de detectives para intentar acceder a las cuentas y la información fiscal del hermano de Ayuso.
Es diciembre de 2021. El detective contactado, Julio Gutiez, presidente de Detectives Grupo Mira –los mismos que grabaron en Cartagena de Indias a Ignacio González o en el Real Madrid a Ramón Calderón por orden, supuestamente, de Florentino Pérez y Villar Mir- rechaza el ofrecimiento por ser "ilegal" –algunas fuentes hablan de una oferta 100.000 euros, aunque el detective asegura a este medio que "ni hubo oferta ni presupuesto"- y por las dudas en cómo se pagaría para no dejar rastro. Pero días después, el ‘encargo’ llega a oídos del exministro de Justicia Rafael Catalá, que se lo comunica al Gobierno regional. Ayuso avisa al entorno de Teo García Gea: "Sois una puta mafia. Sé que estáis investigando a mi hermano…".
Mientras Génova pone en marcha las averiguaciones para intentar frenar el escándalo y Almeida ordena a su concejal Borja Carabante investigar en la EMV y la EMT quién ha contactado con el detective, a nivel nacional tiene lugar la campaña de Castilla y León, donde Ayuso participa y es movilizada por Mañueco para intentar sujetar la caída en las encuestas acelerada por el esperpento del voto fallido de otro fontanero de García Egea, Casero, que ‘salva’ in extremis la reforma laboral de Sánchez. La buena estrella del secretario general que se inició hace un año en Murcia se apaga y la cuesta abajo de García Egea parece imparable.
Y todo estalla este miércoles cuando desde Sol se filtra el espionaje. A los oídos del entorno de Ayuso llega el mensaje que Génova está lanzando en comidas con periodistas: que no piensa convocar el congreso de Madrid aún y que hay asuntos poco claros en su familia. Sol se adelanta y lanza la bomba: la presidenta ha sido espiada por su propio partido.
El resto ya se sabe porque ha sido televisado en prime time en TV y en todas las mañanas de la radio. De momento, ya ha caído uno de los hombres de Teo, Carromero, a quien Almeida ha tenido que destituir forzado por las evidencias. Y los barones se mueven para exigir la cabeza del secretario general bajo la amenaza, de lo contrario, de convocar una Junta Directiva Nacional que precipite un Congreso Extraordinario.
Casado, en un intento "infructuoso" para Sol, convocó el viernes a Ayuso para ofrecerle enterrar el expediente y el hacha de guerra a cambio de que la presidenta según fuentes oficiales de la Comunidad, anunciara que no ha sido investigada por la dirección. Ya es tarde. Ayuso y otros barones lo rechazan. Quieren, primero, la cabeza de Teo. Pero las fuentes consultadas insisten: "Si cae Teo, caerá Pablo. Más temprano que tarde. Es su último escudo”.