El ministro de Consumo, Alberto Garzón, se ha descartado por segunda vez este año como candidato de Unidas Podemos en unas elecciones autonómicas. Garzón ha telefoneado esta semana a la vicepresidenta Yolanda Díaz para confirmarle que no encabezará la lista de Podemos-IU en Andalucía, según ha sabido Vozpópuli. Garzón ya rechazó liderar la candidatura de Unidas Podemos en las elecciones del 4 de mayo en la Comunidad de Madrid.
Garzón seguirá en el Gobierno, mientras el espacio de Podemos e IU sigue a la búsqueda de un candidato para Andalucía, que acudirá a las urnas entre los meses de junio y octubre del 2022 según los cálculos de su presidente Juanma Moreno. El ministro de Consumo ha sonado como posible aspirante en los últimos meses. Es cierto que el propio Garzón se autodescartó para la cita andaluza en verano, pero por si quedaba alguna duda, el líder de IU ha vuelto a transmitir a Yolanda Díaz que no está disponible.
La posibilidad de que Garzón diera el salto a Andalucía se remonta a la convocatoria de elecciones anticipadas en Madrid el 4-M. En aquel momento, Unidas Podemos manejaba encuestas que le dejaban fuera de la Asamblea ante el empuje de Más Madrid. El impacto en el Gobierno de coalición de un mal resultado en Madrid preocupaba a Pablo Iglesias, que trasladó a la cúpula del partido la necesidad de buscar un candidato potente para remontar en los sondeos.
Garzón, candidato en Madrid
Iglesias planteó a Alberto Garzón encabezar la lista de Unidas Podemos en Madrid. Pero el líder de IU, después de analizarlo, declinó la oferta. La sorpresa saltó unas semanas después, cuando el propio Iglesias anunció su dimisión como vicepresidente segundo para convertirse en candidato a la Presidencia de la Comunidad de Madrid.
El paso de Iglesias sorprendió a Garzón, que trasladó al entonces líder de Podemos su voluntad de encabezar la lista de Unidas Podemos en Andalucía en cuanto se celebrasen elecciones en esta región. Nacido en Logroño, el titular de Consumo es malagueño de adopción y diputado por la circunscripción de Málaga.
Los rumores de adelanto electoral en Andalucía que se intensificaron cuando el Gobierno de Moreno no pudo sacar los Presupuestos reactivaron la vía Garzón. La operación salida de Garzón incluía el ascenso a ministro de Enrique Santiago, líder del PCE, y hombre de la máxima confianza de la cúpula de Podemos. Santiago es actualmente secretario de Estado para la Agencia 2030 dentro del Ministerio de Derechos Sociales, que dirige Ione Belarra.
En julio, en vísperas de la remodelación del Gobierno nacional, Garzón quiso frenar en seco el runrún sobre su salida del Ejecutivo y se descartó "absolutamente" como candidato de Unidas Podemos por Andalucía. "Agradezco naturalmente a todos aquellos que lo han propuesto porque en el fondo es un reconocimiento del trabajo, pero creo que Unidas Podemos por Andalucía tiene otras opciones", dijo.
Garzón ha reiterado estos días a Díaz que su futuro político no pasa por Andalucía, sino por permanecer al frente de Consumo. Este Ministerio fue una de las concesiones que Iglesias arrancó a Pedro Sánchez en la negociación del Gobierno de coalición. Y sirvió para dar entrada a IU y a su líder en el Consejo de Ministros.
La compleja relación Podemos-IU
Una de las consecuencias inmediatas de esta doble negativa de Garzón es que IU seguirá sin tener un número uno en una lista de la coalición Unidas Podemos. Desde que IU se integró en el espacio morado, una de las principales reivindicaciones de Garzón ha sido que haya un candidato de IU y no de Podemos o elegido por Podemos a la presidencia de alguna comunidad autónoma. Garzón ha perdido dos oportunidades de hacerlo.
La relación entre IU y Podemos sigue moviéndose en parámetros similares tras la marcha de Iglesias. La sintonía política en la coalición existe, pero también se producen las tiranteces propias de dos movimientos que han confluido pero que son distintos. La elaboración de listas para cualquier cita electoral siempre ha provocado pequeños conflictos.
Los desencuentros en cuestiones estratégicas han tensionado la coalición en varias ocasiones. El choque más grave tuvo lugar en la investidura fallida previa a la repetición electoral de 10 de noviembre. Iglesias reclamó a su espacio político apretar los dientes y no ceder ante la negativa de Sánchez de dar entrada a Podemos en un Gobierno de coalición. Sin embargo, IU se desmarcó de esta petición e instó a Podemos en un polémico comunicado a que luchara por lograr un pacto programático con el PSOE "incluso en el supuesto de que no existiera acuerdo para constituir un gobierno de coalición".