"Grupo inmobiliario vende dos estaciones de servicio próximas al Aeropuerto de Barajas". Luego, el mismo anuncio informa de que "las ventas en el año 2102 fueron de 7,5 millones de litros de combustibles; se entrega sin abanderamiento, 6 surtidores, tiendas y lavaderos. Las tiendas venden 350.000 euros, los lavaderos 175.000 euros". El precio, a partir de 6,5 millones de euros.
La publicidad está copiada de un periódico de anuncios y se pueden ver más en Internet. Para los responsables de la Asociación de Empresarios de Estaciones de Servicio de la Comunidad de Madrid (AEESCAM) no es ninguna novedad.
Muchos saben de compañeros que están con el agua al cuello y han decidido poner su establecimiento a la venta. Un portavoz de esta asociación afirma que en la Comunidad hay en la actualidad unas cuarenta estaciones de servicio con el cartel de "se vende". Ya no vale buscar una de las petroleras conocidas, pues hay restricciones para evitar el monopolio.
Más de una veintena están cerca del concurso de acreedores y ccrece el rumor de que un grupo importante "lo está pasando francamente mal", con deudas que difícilmente superarán.
Fuentes de AESCAM indicaron que la tendencia del negocio ha cambiado de forma radical con la crisis económica y de ser un negocio "duro, pero rentable" ha pasado a ser difícil por múltiples razones. La aparición de estaciones de servicio en grandes superficies que venden más barato para atraer clientes a sus establecimientos ha hecho daño al sector, al igual que las low cost. Intentan nuevas fórmulas para competir en un mercado muy difícil "y con márgenes mucho más reducidos que lo que la gente cree", dice el dueño de uno de estos establecimientos.
Menos facturación
Las estaciones de servicio facturan una parte importante de sus ventas gracias al negocio que no son los combustibles. Los túneles de lavado han bajado su facturación en un 55%, mientras que las tiendas, una buena fuente de ingresos, han descendido las ventas en un 40% de media.
La facturación de combustible ha bajado alrededor de un 30% de media y los precios se han estabilizado. Más de 600.000 personas no tienen trabajo en la Comunidad y uno de sus primeros recortes ha sido la limitación del uso del vehículo particular.
El futuro es muy complicado para el sector, que considera un ataque la nueva autorización de gasolineras low cost. Dicen que estos establecimientos "no garantizan la seguridad, cuando a nosotros nos exigen muchas medidas y nos sancionan si no las cumplimos".
Hace algunas semanas un empresario se quejaba de las sanciones millonarias que les imponía el Ayuntamiento de Madrid si un inspector ve que unas hojas tapan una rejilla. "Lo podemos limpiar, pero en otoño, por ejemplo, pasa constantemente y no tienen piedad con nosotros", afirmaba el dueño de unas de las gasolineras urbanas de Madrid.
Igualmente se quejan de los impuestos "con los que castigan algunos ayuntamientos nuestra actividad". Y uno de estos empresarios cita el IBI. "En Arganda se pueden pagar 2.000 euros al año y en Madrid hasta 15.000 euros, que hay que repercutir en el precio de los combustibles", afirma un empresario.