Cuatro representantes de Societat Civil Catalana (SCC), plataforma contra la independencia, mantendrán el próximo lunes un encuentro privado en La Moncloa con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Entre ellos estará su portavoz y vicepresidente primero, Joaquim Coll, quien prepara estos días los pormenores de la reunión. La visita fue anunciada el pasado jueves, el mismo día en que el presidente de la Generalitat, Artur Mas, solicitó a Rajoy, vía correo electrónico, otra cita. El líder del Ejecutivo accedió este viernes y el encuentro tendrá lugar previsiblemente a finales de este mes. Sin embargo, antes de que ello se produzca, Rajoy escuchará a los miembros de Societat Civil Catalana, quienes le trasladarán su diagnóstico de la realidad catalana. Esta entrevista de Coll con Vozpópuli es un anticipo. "Hay que concienciar a la gente de que nuestro presente y futuro están en manos de todos", subraya este historiador, próximo al PSC.
-Su plataforma nació el pasado 23 de abril, Sant Jordi, para ser un elemento conector de quienes no están de acuerdo con el proceso separatista. ¿Están ustedes consiguiendo tal propósito en estos primeros pasos?
-Sí, estamos consiguiendo conectar con mucha gente e ir articulando distintas voces que no comparten el objetivo de la ruptura, ni la lógica, ni las razones del proceso soberanista. Estamos extendiéndonos a nivel territorial, a través de agrupaciones, y también a nivel profesional y sectorial, con presencia en Tarragona, Terres de l'Ebre, Vall d'Arán, Badalona, Mataró y otros muchos lugares más. Y luego hemos iniciado la campaña del Get together catalán. Hicimos hace tres semanas un acto sobre el tema de la salud, al que asistieron 300 personas y donde hubo intervenciones muy interesantes.
-¿Con qué sensación salieron de la reunión con Artur Mas el 30 de junio?
-La de ver a un político que se siente atrapado por su palabras y por su gestos. Que no tiene una salida fácil porque se ha comprometido a convocar una consulta que no va a poder materializar, aunque está decidido a hacerla. Salimos con preocupación, porque él se dispone a firmar el decreto de convocatoria de una consulta que sabe que es ilegal y que no podrá llevar a cabo. Y eso va a generar también mucha frustración y mucho resentimiento entre catalanes que de buena fe se han creído que efectivamente eso era posible.
-¿Cómo esperan salir de la cita con Rajoy el próximo lunes?
-Lo diré cuando salgamos. Al presidente le trasladaremos de primera mano las razones de la creación de Societat Civil Catalana, así como algunas reflexiones que creemos pueden ser útiles para lograr una inflexión positiva en la situación que se vive en Cataluña.
-Usted ha dicho que una sociedad abierta no puede caer ni en la irracionalidad ni en el silencio, refiriéndose a quienes están en contra de la independencia pero no hablan por miedo a represalias. ¿Cómo infunda temor la Generalitat? ¿Cómo se puede combatir desde su plataforma?
-A veces hay temores que son difusos, pero que existen y que se sabe que existen. Hay que concienciar a la gente de que nuestro presente y futuro están en manos de todos. La gente que no comparte el propósito independentista tiene que decirlo valiente y abiertamente, sin miedo. No vale esperar a ver si alguien nos lo resolverá, desde no sé dónde. O decir que sencillamente eso no pasará y mirar para otro lado. Hemos llegado a un momento muy delicado y hay que evitar situaciones de bucle, de retroalimentación y, por tanto, vale la pena que den el paso todos los catalanes que están de acuerdo con estas ideas.
"En Quebec, lo explica muy bien Stéphane Dion (exlíder del Partido Liberal canadiense), sólo se quemó una bandera. Sin embargo, el referéndum en sí fue traumático"
-Hay quienes sostienen que las presiones desde la Generalitat en determinadas empresas son tales que se llega a sugerir el despido de aquellos que no comulgan con el proceso independentista. ¿Es así?
-No tenemos pruebas concretas de ello, pero seguramente existen presiones de la Generalitat hacia algunas empresas. Todos conocemos gente no independentista que prefiere no opinar sobre este tema porque profesional o empresarialmente teme por su negocio, teme por que le hagan una campaña en contra, teme que le hagan un boicot, teme que no le den determinados contratos. Ese temor existe. A veces puede ser más o menos objetivo, a veces muy subjetivo.
Sabemos de algunas personas que han sido despedidas por hacer manifestaciones contra el proceso de Mas, por ejemplo, un community manager por un comentario de este tipo en un medio de comunicación. Pero todo es muy sutil y ése es el problema de estos casos, que cuesta determinarlos uno detrás de otro. No obstante, es evidente que hay un clima de cierta coacción.
-¿Cree que existe una fractura social en Cataluña debido al independentismo? ¿Se agravará en los próximos meses ante la cercanía del 9-N?
-Si se pretende llevar a cabo la consulta de cualquier forma, sí que va a haber fractura. Lo que pasa es que cuando hablamos de fractura, la fractura ya existe, en el sentido de que hay familias donde no se habla de este tema. Hay amigos que han dejado de comentar sus posiciones políticas porque el tema incomoda. ¿Qué significa fractura? ¿Significa que tiene que haber violencia? No tiene que haber violencia necesariamente y esperemos que no la haya. Pero hay temas que generan un cierto trauma social.
En Quebec, lo explica muy bien Stéphane Dion (exlíder del Partido Liberal canadiense), sólo se quemó una bandera en el segundo referéndum. Sin embargo, el referéndum en sí fue traumático, porque te obligan a elegir entre identidades, entonces dejan heridas. De hecho, en realidad, los quebequenses han decidido no volver a hacer un test de referéndum, porque no es precisamente algo agradable.
-¿Cree que el diálogo Gobierno-Generalitat frenará la consulta secesionista?
-El diálogo es difícil cuando se plantea algo, por un lado, ilegal, y por otro lado, desde nuestro punto de vista, también ilegítimo. La consulta no es legal y no puede celebrarse, aunque Artur Mas diga que quiera hacerla, no se puede, es una cuestión irresoluble. Por mucho diálogo que haya, si no puede ser, no puede ser. No es problema de diálogo, es un problema de lo que se propone.
-¿Ve al Gobierno de Rajoy pagando algún peaje al adoptar alguna reforma de la Constitución que contente a Mas?
-Creo que si se acaba produciendo alguna reforma o algún cambio legal, no va a ser para contentar a los nacionalistas, porque ellos quieren un referéndum de autodeterminación. Si acaso se hicieran cambios, tendrían que hacerse en la medida en que son necesarios y positivos globalmente. No creo que a corto plazo se dé este elemento de chantaje o intercambio. No está planteado de esta forma.
-¿Cree que el referéndum de autodeterminación acabará en elecciones autonómicas "plebiscitarias" para la próxima primavera?
-Difícilmente, pero yo creo que no. A mi juicio, no va a haber ni consulta ni elecciones anticipadas.
"La consulta no es legal y no puede celebrarse, aunque Artur Mas diga que quiera hacerla, no se puede, es una cuestión irresoluble"
-¿Qué estado de ánimo han palpado en sus entrevistas con empresarios catalanes? Son pocos los que se han manifestado en público en contra del desafío separatista.
-La gente no quiere pronunciarse públicamente porque es un tema que genera incomodidad, que divide mucho. Quieren tener un perfil bajo y pasar de puntillas. Ves preocupación, evidentemente, cuando hablas con los demás porque la secesión a corto plazo seguro que nos haría más pobres a todos. Es un mal negocio para los catalanes y para el resto de españoles. Y hay preocupación empresarial porque fracturar un mercado siempre es malo, aunque, al mismo tiempo, los empresarios ven muy difícil que ello ocurra. No obstante, las cosas pueden acabar sucediendo o en una situación todavía más complicada. En resumen, hay preocupación y, a la vez, dificultad para ver cuál puede ser la solución.
-Y por último, ¿cómo ve al PSC? El señor Iceta ha afirmado recientemente que "cualquier solución de futuro ha de pasar por una consulta pactada" y no por un "referéndum ilegal".
-El PSC mantiene la posición que ha sostenido en los últimos tiempos: favorable a una reforma federal de la Constitución y una consulta que pueda servir de alguna manera para desencallar la situación, no votando la secesión, sino otras cuestiones. Creo que esencialmente el PSC no se va a mover de la posición original, que es la de estar a favor de la reforma federal, pero al mismo tiempo de una consulta pactada y acordada.