El Consejo de Ministros aprobará este lunes "en segunda vuelta" la Ley de Derechos Animales, una norma pionera para garantizar el bienestar de estos, con un marco legal común en España para la protección animal. Se trata de una norma impulsada por el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030, con el objetivo de poner fin al maltrato, abandono y sacrificio de animales, según precisa el Departamento ministerial que lidera Ione Belarra.
Uno de los mayores cambios de esta legislación, cuyo anteproyecto fue aprobado en Consejo de Ministros el pasado 18 de febrero, según referencia del Gobierno, es impedir que se sacrifiquen animales de compañía salvo por motivos sanitarios y eutanásicos.
Además, se endurecen las penas de maltrato a través de la reforma del Código Penal y se incluye en la misma a todos los animales vertebrados (por ejemplo, jabalíes), cuyo maltrato no conllevaba "ningún reproche penal" hasta ahora, ha destacado el ministerio. Para los casos de maltrato con muerte del animal, la condena se recrudece y podrá ser de hasta 36 meses si concurre más de un agravante.
Esta primera ley de derechos animales "nos hace más humanos" al acabar con la "impunidad" de los maltratadores, con penas de cárcel y multas que podrán llegar a los 200.000 euros, ha aseverado a los medios en un vídeo la ministra Belarra. "La gran mayoría de nuestra sociedad cuida, quiere y respeta a los animales y queremos que nuestro país tenga una legislación a su altura", ha añadido.
La normativa lucha además contra el abandono al exigir que todos los animales de compañía estén identificados y que la cría solo pueda hacerse mediante criadores registrados. Se trata de un "problema muy serio" en España, pues "el año pasado más de 285.000 perros y gatos llegaron a las protectoras".
Los circos se prohíben y los zoos y delfinarios se transforman
También se prohíben los circos con animales salvajes y la comercialización de perros, gatos y hurones en las tiendas de mascotas, así como su exhibición y exposición al público con fines comerciales.
Los zoos y delfinarios se reconvertirán en centros de recuperación de especies autóctonas, y se prohibirá la utilización de animales en actividades y espectáculos en los que puedan sufrir daño o muerte, como las peleas de gallos o el tiro al pichón.