La Guardia Civil busca a Saray Muñoz Gorreta, de 5 años, desaparecida desde el 28 de abril en Tavernes Blanques (Valencia). La familia materna secuestró a la niña que está en Francia, según las últimas informaciones que han transmitido los investigadores a su padre José Manuel. La madre de la menor ya intentó en tres ocasiones anteriores llevársela pero fueron 'cazados' previamente, según ha relatado su progenitor en una entrevista a Vozpópuli.
José Manuel, el padre de la pequeña, mantuvo una relación de tres años con la madre de la niña que también se llama Saray. Fruto de esta unión nació la menor aunque ambos separaron sus caminos en agosto del 2020. En ese periodo el hombre decidió comenzar los trámites de la separación. Un momento que aprovechó la progenitora para llevarse a la niña junto a su familia en Nimes (Francia).
La madre intentó tres veces secuestrar a Saray
"Fueron dos años y medio sin ver a mi hija en Francia y gracias a los juzgados conseguí, una semana sí otra no, verla con lo que supone el transporte y el alojamiento para poder estar con ella", relata el padre de la niña. El juzgado francés facilitó a este padre poder estar con su hija quince días en verano.
José Manuel, con todos los papeles en regla y con la autorización del juez, viajó con Saray a España. Con su llegada a España se reactivó todo el procedimiento judicial en nuestro país. El Juzgado número 4 de Moncada (Valencia) ordenó que la niña entregara toda su documentación y no pudiera salir de España sin el consentimiento paterno o del magistrado.
Desde ese momento, el padre extremó la precaución para evitar que la madre intentara llevarse a Saray. Lo intentó en tres ocasiones. José Manuel interpuso tres denuncias ante la Guardia Civil por estos secuestros fallidos. Varias veces la familia materna acudió a Tavernes Blanques para raptar a la menor. Por eso acudía cada mañana a dejar a la niña en el colegio acompañado de su padre. Como medida de protección.
"Tienes rodeada tu casa y el colegio"
Los hechos se precipitaron de forma lamentable el pasado viernes. A veinte metros de la puerta del colegio de Saray. El padre de la madre y otro hombre, vestidos con dos chaquetones, se acercaron a José Manuel. "Nos vamos a llevar a la niña. Tienes rodeada tu casa y el colegio", amenazó este hombre que llegó a enseñar que portaba una pistola en su pantalón.
El progenitor y el abuelo de la niña les plantaron cara y comenzó un enfrentamiento a golpes. Ambos recibieron y también propinaron puñetazos en una pelea que propició varias llamadas a las fuerzas de seguridad. De forma paralela, la madre de la menor se llevó a Saray y la introdujo en un Renault Scénic de color blanco con la matrícula: DZ-567-RB. Uno de los asaltantes huyó por poco de los agentes de la Policía que se personaron en el lugar. "También participó el hermano de la madre. No lo pude evitar. Se la llevaron cuando la tenía casi en las manos", explica José Manuel, quien mira cada rato el teléfono buscando noticias del paradero de la víctima.
"Lo que hicieron el viernes es de banda organizada. Vienen con cuatro familiares y emprendes así la huida. Tienen todas las matrículas las fuerzas de seguridad. No entiendo como pudieron pasar la frontera seis horas después de este incidente", relata. "Debieron tomar carreteras fronterizas pero no me acabo de explicar el papel del papel de aduanas", lamenta.
"Saray está en un punto en Francia"
José Manuel también está visiblemente molesto por la falta de información, y casi la desinformación, que ha vivido en los últimos días. Medios de comunicación "soltaron la bomba" de que la menor había sido localizada. "Nos quedamos en shock", recuerda. Rápidamente se pusieron en contacto con los investigadores de la Guardia Civil. Le negaron la información. Después de varios días de insistencia han conocido, por boca de fuentes oficiales, que la niña está Francia pero no le han dicho la localización para evitar represalias.
El padre de Saray se encuentra "cada día más abatido" por la situación que está viviendo. "No entiende" cómo ha llegado a pasar cuando ya había denunciado y alertado de la situación desde el primer momento. Ahora le queda esperar y confiar en la vuelta de la niña.
