Un joven de 25 años ha aceptado 400.000 euros de indemnización por la atención que recibió en 2015 en el Hospital Universitario Infanta Leonor, donde le diagnosticaron una lesión menos grave de la que tenía y le causaron daños neurológicos con una intervención para la que no tenían su consentimiento.
En la reclamación que interpusieron Javier de la Peña y Clara Lozano, abogados del joven, y a la que ha tenido acceso Efe, consta que el afectado solicitaba 978.930,35 euros por los daños que sufrió a raíz del tratamiento que recibió a partir del 25 de junio de 2015 en el hospital madrileño, si bien se ha conformado con 400.000.
Según el escrito, el paciente, que padecía varias enfermedades para las que requería tratamiento anticoagulante, acudió al hospital con cefalea, aturdimiento y mal estado, y su familia manifestó que lo encontraba confuso, aletargado y confundiendo palabras.
Sin consentimiento
Los sanitarios lo ingresaron y, tras realizarle pruebas, entre las cuales una punción lumbar de la que no le avisaron y para la que no recibieron su consentimiento por escrito, descartaron que presentase una trombosis en el cerebro o una infección del sistema nervioso central, y le dieron el alta.
Pero el 5 de julio, el joven volvió al Hospital presentando mareos, náuseas, debilidad en los miembros inferiores, fatiga y confusión, además de los síntomas que ya presentaba anteriormente, por lo que lo ingresaron de nuevo.
El 10 de agosto comenzó a padecer un intenso dolor en la región lumbar derecha, falta de sensibilidad en ambas piernas, dificultad para movilizar los miembros inferiores e incontinencia, y los médicos le diagnosticaron una trombosis renal.
Los abogados solicitaban una indemnización para el paciente porque, según sus argumentos, los médicos realizaron un inadecuado manejo del tratamiento
No obstante, según la reclamación, todos los síntomas apuntaban a una lesión medular y no fue hasta tres días después de que manifestara que estos indicios cuando le practicaron una resonancia magnética para confirmar la dolencia, que es más grave que la trombosis.
Con un diagnóstico de paraplejia, fue trasladado urgentemente al Hospital Gregorio Marañón, donde le sometieron a varias operaciones del cerebro y la columna vertebral.
Dada la gravedad del paciente tras la intervención, este tuvo que estar hospitalizado hasta el 26 de febrero de 2016, y desde entonces hasta diciembre del mismo año fue a rehabilitación y pasó de ir en silla de ruedas a moverse con la ayuda de bastones y finalmente poder ir solo a la calle.
Tratamiento inadecuado
Los abogados solicitaban una indemnización para el paciente porque, según sus argumentos, los médicos realizaron un inadecuado manejo del tratamiento anticoagulante que necesitaba el paciente y que le hacía más propenso a sufrir una hemorragia y, a causa de esto, el joven tendrá una lesión que "le limitará" de por vida.
Además, lamentan un retraso del diagnóstico médico pues, aunque el 10 de julio el joven ya presentaba unos síntomas que indicaban una posible lesión medular, hasta tres días más tarde no se le hizo la resonancia magnética.
Por último señalan que el paciente no recibió una información detallada, veraz y completa del procedimiento terapéutico al que fue sometido y por ello se le privó de ser consciente del riesgo que podrían tener las intervenciones que se le practicaron.
Pese a que los letrados pedían más de 900.000 euros por los daños y prejuicios causados al paciente, que antes tenía una vida "independiente" y ahora estará "limitado" para siempre, finalmente han llegado a un acuerdo con una aseguradora por la que el joven ha aceptado 400.000 euros y se considera totalmente indemnizado.