Ignacio González ha dejado de ser persona "non grata" para buena parte de la dirección nacional del partido. El "delfín" de Esperanza Aguirre ha conseguido en un mes --la ya ex presidenta dimitió el 17 de septiembre-- eliminar parte de las susceptibilidades que su persona provocaba entre no pocos miembros de la ejecutiva popular, que confesaban que "no le vemos" y que "hay otras personas que podrían asumir esa responsabilidad" en alusión a la presidencia del partido en Madrid. Los mismos medios consultados entonces admiten que González mantiene un "buen tono" interno, sin estridencias y dentro de la ortodoxia del partido. En definitiva, que "está haciendo méritos" para serlo "y no sería extraño que así fuera".
Génova ha dedicido tomarse su tiempo para decidir al respecto, y esto va en beneficio de González y de su buena relación con la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, según subraya otro dirigente popular. Además, la dirección nacional del partido ha preferido volcarse en los comicios vascos y gallegos del próximo domingo, sin querer abrir otros frentes. Incluso, existe la posibilidad de que tampoco se den pasos hasta después de las elecciones catalanas, del 25 de noviembre, todo ello con la decisión ya tomada de que no se irá a otro congreso regional sino que se dirimirá la sucesión en una Junta directiva, tal y como se hizo, por ejemplo, con la sustitución de Francisco Camps por Alberto Fabra.
Dirigentes regionales del partido recomendaron a Génova que no abriera una guerra en Madrid salvo para ganarla y de forma expedititiva
No faltaron dirigentes regionales del partido que recomendaron a la dirección nacional que no abriera una guerra en Madrid salvo convencimiento de que la iba a ganar y lo iba a hacer rápido, de forma expeditiva. El retraso le ha permitido a González afianzarse, aparecer como el relevo natural también en el partido y evitar una bicefalia que, sin embargo, funcionó muy bien en la época de Pío García Escudero, cuando mediaba entre los poderes cruzados de Rodrigo Rato, Alberto Ruiz-Gallardón y José María Álvarez del Manzano. Esa mediación, sin embargo, no parece tan necesaria ahora, habida cuenta, por ejemplo, de que la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, no aspira a nada en esta batalla; la delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes, está discretamente retirada de la pugna, y otras opciones, como la de la consejera de Educación de la Comunidad de Madrid, Lucía Figar, está en "barbecho".
González fue recibido ayer en Moncloa por el jefe del Ejecutivo en su calidad de presidente de la Comunidad de Madrid (CAM). Mariano Rajoy comprometió su respaldo al proyecto de Eurovegas al tiempo que recibió de González la garantía de que la Comunidad de Madrid no acudirá al Fondo de liquidez autonómico (FLA), para que el, por cierto, ya no queda mucho dinero, así como que cumplirá el techo de déficit para este año del 1,5 por ciento. Sin embargo, el madrileño también puso sobre la mesa la petición de reforma del sistema de financiación autonómica, uniéndose a otras muchas comunidades gobernadas por el PP que la reclaman.
Explicó el presidente de la CAM al término de su reunión de hora y media con Rajoy que éste "está de acuerdo totalmente" en revisar el modelo, a la vista de la "insatisfacción generalizada" que provoca el actual. Asimismo, le trasladó al presidente del Gobierno que no veía razonable que siendo Madrid "la Comunidad que más crece, la que más riqueza nacional aporta, la que tiene menor tasa de desempleo" y la que tiene el índice de presión fiscal más bajo, "siga siendo la más perjudicada" a la hora de recibir recursos del Estado, informa Efe.
Pero al margen de los contenidos tratados quizá lo más llamativo fue el comentario de González de que se siente "muy apoyado" por Rajoy. Ya ha pasado mucho tiempo de otra cita entre los dos, aquella que transcurrió a mediados de 2009 cuando la "mano derecha" de Esperanza Aguirre reclamó su apoyo para la presidencia de Cajamadrid, que acabaría recayendo en Rodrigo Rato. Entonces se abrió una brecha que no comenzaría a sanar hasta febrero de este año, en el XVII congreso del PP en Sevilla, cuando quedó "rehabilitado" al entrar de nuevo en el comité ejecutivo nacional del partido, del que salió tras el cónclave de Valencia de 2008 a pesar de que Aguirre pidió expresamente su inclusión. En todo caso, aunque la balanza se inclina a su favor todavía no hay una decisión cerrada al respecto. La última palabra la tendrá el líder del partido: Mariano Rajoy.