No había evidencias de radicalización; tampoco muestras de fanatismos. Durante los dos años que estuvo en la prisión de Castellón, los expertos de Instituciones Penitenciarias no vieron en Abdelbaki es Satty, el imán de Ripoll sospechoso de organizar los ataques en Barcelona y Cambrils, indicios yihadistas, según publica este martes El Mundo.
Es Satty, quien fue detenido por un delito de tráfico de drogas, estuvo recluido "en régimen ordinario, pero una vez aplicado el protocolo para la detección del fenómeno yihadista, fue incluido en el Grupo C (el Grupo A es para condenados por terrorismo y el Grupo B para reclutadores)", refiere el diario. Durante su estancia, el imán "nunca" fue catalogado como un recluso "peligroso, salafista o radical", indica la nota interna a la que ha tenido acceso el medio.