El envejecimiento de la población que sufre España no sólo se nota en las estadísticas. En los últimos trece años, las cárceles españolas también han sido testigo del vertiginoso aumento de la edad media de la población reclusa. Sólo en lo que llevamos de siglo XXI, los centros penitenciarios de nuestro país han pasado de cobijar 584 reos con más de 60 años a nada menos que 2.071, según un estudio la Agrupación de los Cuerpos de la Administración de Instituciones Penitenciarias (Acaip), el sindicato mayoritario entre los funcionarios de Prisiones. Un fuerte incremento que no se ha frenado ni con el descenso generalizado del número de internos registrado en los últimos años. Así, entre 2010 y 2013, los internos pasaron de ser 73.088 a sólo 65.395 mientras que la cifra de ancianos recluidos seguía creciendo desde los 1.813 a los más de 2.000 actuales.
En el 2000 había más de doble de presos entre 18 y 20 años que sesentones, Ahora, estos últimos cuadruplican a los más jóvenes
De este modo, el porcentaje de presos mayores de 60 años frente al número total de internos se ha duplicado en estos trece últimos años. Así, a comienzos de siglo, los sesentones encarcelados representaban sólo el 1,32% de los 44.000 presos. En 2013, eran ya el 2,68% de los más de 65.000. Estos porcentajes son aún más elevados si se contemplan únicamente las cifras de reclusos penados, es decir, de aquellos que ya cumplen una condena. Así, los 1.822 sesentones sobre los que ya recae una condena suponen el 3,25% del total de reos en esta situación. En el año 2000 sólo había 443, lo que representaba sólo un 1,26% de la población reclusa penada. Paralelamente, se ha notada un fuerte descenso en el número de reclusos de 20 años o menos que cumplen condena. Así, mientras en el año 2000 eran 778, casi el doble que los internos mayores de 60 años registrados aquel año, en 2013 esta cifra se había recudido a 481, una cuarta parte que el número de sesentones. De hecho, los presos penados que tienen entre 18 y 20 años suponen hoy un residual 0,86% del total de la población reclusa.
El envejecimiento es también muy visible si se analiza la evolución del número de presos situados en la franja de edad que va de los 41 años a los 60, la inmediatamente anterior a la de los ancianos. Así, en la actualidad este grupo está formado por 22.862 reos. Una cifra que sitúa nada menos que a uno de cada tres internos en esta franja. No obstante, ese porcentaje es aún mayor si se analiza únicamente los reclusos penados. Así, los 20.129 presos cuarentones y cincuentones en esta situación legal representan cerca del 36% del total de reclusos con condenas. Si a ellos se suman los que ya sobrepasan los sesenta, la cifra de población penitenciaria por encima de los 40 supera el 39%. O lo que es lo mismo, cuatro de cada diez reclusos con condena se sitúan en las franjas de mayor edad. La edad media de la población condenada es de 39 años en la actualidad.
Este envejecimiento explica también, en parte, la alta mortandad de las cárceles españolas. En 2012, último año del que se tienen estudios completos sobre las características de todos y cada uno de los óbitos de reclusos, se registraronn 166 fallecimientos, según un informe elaborado por la Subdirección General de Coordinación de Sanidad Penitenciaria. Esta cifra supuso una tasa de mortalidad de 2,78 muertes por cada mil internos, ligeramente superior a la de los doce meses anteriores, cuando se situó en 2,41. La cifra representó, además, un ligero repunte frente a la tendencia a la baja de los seis años anteriores. De todas esas muertes, el 50% se registró entre los reclusos situados entre los 39 y 52 años, con una media de edad total de los fallecidos de 46,5 años. No obstante, la franja de edad más castigada por la mortalidad fue la que va de los 40 a los 45 años.
Un problema ‘made in USA’
En EEUU, el envejecimiento de su población reclusa ya ha disparado las alarmas. En la actualidad, sus cárceles cobijan a 246.600 ancianos, y la previsión es que para 2030 esta cifra suba hasta los 400.000 euros. Recientes estudios realizados en Nueva York, destacan el contrasentido de que cada vez haya más reclusos por encima de los 50 años cuando son el grupo de edad que, con diferencia, menos reincide al salir a la calle. Así, frente al 40% de presos que vuelven a delinquir cuando recuperan la libertad, la tasa de reincidencia entre los ex presidiarios que tienen entre 50 y 64 años de edad desciende hasta el 7%. Entre los mayores de esa edad la proporción cae aún más, hasta situarse en un exiguo 4%. Otros informes destacan el elevado coste económico de estos presos, que se sitúan en 69.000 dólares anuales (49.800 euros), frente a los 34.000 dólares (24.500 euros) de uno de edad media.