España

Interior blindará a los miembros del Gobierno frente a los escraches

Los cuerpos policiales 'monitorizarán' las convocatorias y harán un despliegue efectivo en las viviendas señaladas al considerar que pueden ponerse en riesgo su seguridad o la de sus familiares

  • El ministro del Interior, Grande-Marlaska, y el Transportes, Ábalos, cuyo domicilio fue objeto un escrache

Las protestas han llegado hasta las viviendas particulares de varios miembros del Gobierno y el Ministerio del Interior prepara un plan coordinado con la Delegación del Gobierno en Madrid para que no se produzcan incidentes que pongan en riesgo su seguridad o la de sus familiares. Miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado blindarán las dependencias de aquellos que ya hayan sufrido escraches y analizarán las posibles convocatorias en las puertas de los domicilios. Una protección que podrá alargarse en el tiempo, dependiendo del nivel de “tensión social” que se registre por la gestión de la crisis del coronavirus, detallan fuentes de seguridad a Vozpópuli. Podemos, que alentó movimientos similares en el pasado, condena los que se han vivido recientemente.

En los últimos días se han registrado varios episodios de escraches a miembros del Gobierno. En Galapagar, un grupo de personas que vive en las inmediaciones se presentó frente al chalé del vicepresidente tercero Pablo Iglesias y de la ministra de Igualdad, Irene Montero. Cacerola en mano, lanzan proclamas contra el Ejecutivo y contra su partido, Unidas Podemos. En Madrid, en otro episodio, una veintena de personas se presentó frente a la vivienda al ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, José Luis Ábalos. El titular de la cartera no estaba presente, pero algunos de los testigos afirman que se produjeron roces entre los manifestantes y algunos familiares del político.

El Ministerio del Interior cuenta con un plan específico de protección a miembros del Gobierno, tanto en sus viviendas como en sus desplazamientos o apariciones públicas. Dicho plan contempla un refuerzo preventivo en caso de que se detecten “actividades que pongan en riesgo la integridad” de los protegidos, afirman las mismas fuentes de seguridad. Los escraches, debido a la elevada tensión que generan, forman parte de esas dinámicas. El objetivo es que episodios como los de Iglesias, Montero y Ábalos no se conviertan en habituales.

Las dos fases del plan

Así, la protección frente a escraches cuenta con dos fases. La primera es de monitorización: detectar posibles convocatorias frente a las residencias de los miembros del Ejecutivo. Todo apunta a que el escrache de Galapagar se convocó mediante redes sociales. También el de Ábalos, aunque también propiciado por las indicaciones sobre su inmueble que se detallaron en programas difundidos por YouTube.

La segunda fase del plan es la protección efectiva. La Guardia Civil ya ha enviado varias patrullas a la vivienda de Pablo Iglesias e Irene Montero para evitar cualquier incidente, no sólo entre los propios manifestantes y miembros del Gobierno, también entre grupos de diferente ideología que pudieran presentarse en el lugar de convocatoria o por discrepancias internas. Y una trifulca a las puertas de un miembro del Ejecutivo supone una brecha de seguridad que pone en riesgo la integridad de los propios políticos.

¿Y a otras personalidades políticas? Pablo Iglesias advirtió en una entrevista en televisión que estos movimientos muy pronto pueden cambiar de signo político: "Mañana será gente de izquierdas manifestándose enfrente del apartamento de Ayuso, de la casa de los Espinosa de los Monteros o de la casa de Abascal". Según fuentes de seguridad consultadas por este diario, los representantes políticos pueden trasladar una petición de mayor protección a las correspondientes delegaciones del Gobierno si estiman que su seguridad está en peligro, o bien las autoridades pueden actuar por iniciativa propia si tienen conocimiento de un acto concreto, en hora y lugar determinados, contra los dirigentes.

Las explicaciones de Podemos

Precisamente fueron Pablo Iglesias e Irene Montero, entre otros miembros de Unidas Podemos, los que justificaron una serie de escraches a personalidades políticas. Aseveraban que se trataba de “jarabe democrático” para presionar a los representantes ante decisiones que consideraban injustas. La exvicepresidenta con el PP, Soraya Sáenz de Santamaría, la expresidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes o la exlíder de UPyD, Rosa Díez, fueron el objeto de varios escraches. En el caso de esta última, con Pablo Iglesias entre los convocantes.

Desde Unidas Podemos, no obstante, han criticado los escraches que se han vivido durante los últimos días a los dirigentes de su propio partido y a los del PSOE: “Todo mi apoyo al ministro Ábalos -aseveró Pablo Echenique en su cuenta de Twitter-. Una cosa es el derecho de manifestación y otra muy distinta es que fakeperiodistas de ultraderecha manden a pijos maleducados y agresivos a intimidar y acosar a tu esposa y a tu hija”.

El dirigente de Podemos justificó en la misma red social los escraches del pasado -“gente humilde a la que le han quitado la casa y dejado en la ruina”- frente a los últimos episodios -“Concentración de pijos pudientes y maleducados y algún que otro simpático neonazi”.

https://twitter.com/pnique/status/1262633643987607552?ref_src=twsrc%5Etfw

El germen de Núñez de Balboa

Desde la Policía Nacional y la Guardia Civil contemplan las protestas que se registraron en espacios ya mediáticos -la madrileña calle de Núñez de Balboa- como la mecha que ha prendido un movimiento que ya se extiende por diferentes ciudades españolas. Los manifestantes que protagonizan los escraches contra miembros del Gobierno comparten las críticas por su gestión de la crisis.

En concreto, critican que España sea uno de los países en los que se ha registrado un mayor índice de mortalidad, con más de 30.000 fallecidos durante la pandemia. También el cierre total de la producción y actividad económica, así como los más de dos meses de confinamiento y la restricción de libertad de movimientos que aún alcanza sus cotas más altas en las regiones que siguen en la fase 0.

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