Marruecos, Francia, Bélgica y Alemania. En estos cuatro países se centró la investigación para dar con las conexiones internacionales de la célula yihadista que atentó en Barcelona y Cambrils el verano de 2017. Dos años y medio después, la Audiencia Nacional ha concluido sus pesquisas sin hallar ninguna pista fiable que apunte a más implicados o la posibilidad de que el ataque se planificara o fuese ordenado desde el exterior.
Fuentes de la investigación admiten a Vozpópuli su convencimiento de que tuvo que haber algún tipo vínculo con otros elementos radicales, pero no se ha podido demostrar. No descartan que en el futuro se pueda arrojar algo de luz sobre este aspecto a partir de nuevos indicios o la confesión de algún detenido. Apremiado por los plazos judiciales, el juez José Luis Calama ha ordenado esta semana el final de la investigación. Ya solo queda conocer la fecha del juicio.
Si se confirma el auto de conclusión de sumario -las partes pueden pedir que se revoque-, se sentarán en el banquillo tres personas: Driss Oukabir, Mohamed Houli Chemlal y Said Ben Iazza, este último acusado de colaborar con la banda. El resto del grupo, un total de ocho individuos, murieron por la explosión accidental de sus bombas o abatidos por la policía. La mayoría eran vecinos de Ripoll (Gerona) y procedían de Marruecos.
Marruecos
Según fuentes de la investigación, las autoridades árabes han remitido recientemente a la Audiencia Nacional informes sobre sus investigaciones que están pendientes de traducir. No obstante, ya han avanzado a los investigadores españoles que no han hallado nada significativo a partir del entorno de los yihadistas. Pocos días después del atentado, la policía de Marruecos llegó a interrogar a varias personas en su territorio, pero no lograron establecer ninguna conexión.
Tampoco aportó datos relevantes el viaje que realizó Driss Oukabir a su tierra natal apenas unos días antes del atentado. La policía reconstruyó sus pasos para saber si se había reunido con alguien sospechoso para recibir, quizá, alguna instrucción de última hora. La realidad es que se pasó la mayor parte del tiempo de juerga. Al juez le dijo que fue para “desconectar”.
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Estaba pendiente de un juicio por malos tratos a su pareja. El día que tenía que regresar a España, se quedó dormido y perdió el vuelo. Su familia tuvo que pagarle otro billete, pero en lugar de mandarle el dinero, se lo compraron desde Ripoll. "Sabe que si me da el dinero a mi me lo voy a gastar en fiestas y en cosas que no debería (...) Yo soy de los que beben, salen de fiesta y de todo", confesó Oukabir en el Juzgado.
Francia y la Torre Eiffel
El terrorista Younes Abouyaaqoub viajó a Francia en agosto de 2017, solo unos días antes de que arrollase a la multitud en la Rambla de Barcelona con una furgoneta. Estuvo con otro miembro del grupo Omar Hichamy, abatido en Cambrils. Cruzaron el país galo en un Audi A3 con matrícula 9676BHF y llegaron hasta París. Tomaron fotos de la Torre Eiffel, compraron tarjetas de telefonía con nombres falsos, adquirieron una cámara de fotos en la FNAC del centro comercial de Saint Lazare, trataron sin éxito de vender unas joyas que no les aceptaron por temor a que las hubiesen robado…
Un informe de la Comisaría General de Información de los Mossos d’Esquadra de octubre de 2017 decía que las imágenes tomadas de la Torre Eiffel “permiten afirmar, sin género de duda, que algunas de las personas que formaban esta célula terrorista viajaron a París para realizar un estudio operativo previo de dicho monumento con la intención de atentar contra él”.
La justicia francesa sigue sus propias pesquisas paralelas a las de la Audiencia Nacional. Sus autoridades han interrogado a varios de los detenidos, principalmente por su relación con un individuo de 33 años llamado Mohamed Boumansour. Aunque residente en Albi (Francia), conocía a los hermanos Driss y Moussa Oukabir (este último abatido en Cambrils). Estuvo alojado en el Hotel La Trobada de Ripoll unos días antes de los atentados. Fue detenido seis meses después y puesto en libertad a principios de 2019.
La Oficina Federal de Investigación (FBI) de Estados Unidos detectó en Facebook una conversación entre los hermanos Oukabir “en la que hablaban sobre la preparación de los atentados”. Faltaban dos días para el ataque y Moussa Oukabir le dio a su hermano el teléfono de un tal “Moha Crex”. Le dijo que tenía que hablar con él urgente. A juicio de los investigadores, era alguien que tenía que estar “al tanto de los preparativos” del atentado.
En colaboración con la policía francesa, se determinó que “Moha Crex” era Mohamed Boumansour. Sin embargo, las autoridades judiciales galas le dejaron en libertad provisional al considerar que los Mossos le vincularon erróneamente con un número de teléfono en poder de los terroristas de Ripoll. Al tiempo de salir de prisión, se vio involucrado en un tiroteo y fue encarcelado de nuevo, según relata a Vozpópuli uno de sus abogados.
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Actualmente vuelve a estar en libertad provisional y sigue formalmente investigado por los atentados de Barcelona y Cambrils. Una fuente conocedora de las pesquisas muestra su convencimiento de que “Moha Crex” es Boumansour, pero una vez más añade que no se ha podido corroborar. Tampoco la versión que el procesado Mohamed Houli dijo ante el juez haber oído a sus compañeros. Tenía que ver con la presunta llegada de otro comando terrorista desde Francia con planes de atentar en Lloret de Mar (Gerona). También la existencia de dos hombres que tenían “mucho dinero” y que habían ido con el imán del grupo a Francia y Bélgica.
Bélgica
El país belga es otro de los puntos donde se extiende la pista de los terroristas. Su imán, Abdelbaki Es Satty, predicó en una mezquita local antes de llegar a Ripoll. Entre enero y marzo de 2016 vivió en Vilvoorde. También en Bélgica estuvo Mohamed Houli. Se alojó en casa de su tío y estuvo una temporada buscando trabajo allí, sin éxito. Durante estos dos años y medio las policías españolas y belgas han intercambiado datos sobre perfiles sospechosos.
Uno de los más inquietantes fue el de Hajar Abrini, de 24 años de edad. Medios de comunicación belgas y franceses la situaron en Barcelona en el verano del atentado. Fue detenida en Grecia cuando trataba de llegar a Siria. Es la prima de Mohamed Abrini, uno de los autores del atentado en el aeropuerto de Bruselas en marzo de 2016. Fuentes de la investigación descartan que esta mujer tuviera relación alguna con la célula de Ripoll. La vía belga tampoco ha dado resultados. Tampoco se ha logrado esclarecer qué hacían en Friburgo (Alemania) en diciembre de 2016 varios de los terroristas de Barcelona fallecidos.
Solo cuatro horas después del atentado de la Rambla, Estado Islámico emitió un comunicado atribuyéndose la acción a través de su agencia noticias Amaq. En su propaganda mezcló datos ya conocidos con informaciones falsas como que sus muyahidines se habían atrincherado en un bar y habían asesinado a judíos. Los investigadores creen que se basaban en informaciones extraídas de las redes sociales o directamente inventadas.
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Las pesquisas no han logrado acreditar que existiese un hilo directo entre los terroristas de Ripoll y la cúpula del grupo terrorista en Siria. Entre los escombros provocados por la explosión accidental de su base logística en Alcanar (Tarragona), se encontró una cámara de fotos que habían usado para grabarse varios vídeos. Para los Mossos d’Esquadra queda claro que “la intención de los terroristas era hacer que llegaran a ser publicados, fuera en noticiarios informativos, o que tal vez entraran en el circuito multimedia de la organización DAESH”.
Estado Islámico
Para los expertos antiterroristas “la parte más importante" es la última frase del vídeo, pronunciada por Mohamed Hichamy, en la que asegura que "Alá cumple Su promesa" tal y como lo ha dicho Abu Mohamed Al Bagdadi, eehh, Al Adnani ¡que Dios lo acepte!". Se refería A Abu Bakr Al Bagdadi, líder supremo del Estado Islámico y Al Adnani, uno de sus hombres fuertes y responsable de la propaganda. Ambos están ya muertos.
También en la casa de Alcanar apareció un manuscrito atribuido al imán del grupo, Abdelbaky Es Satty. En apenas tres líneas en color azul decía: “Breve carta de los Soldados del Estado Islámico en la tierra del Ándalus (sic) para los cruzados, los odiosos, los pecadores, los injustos, los corruptores." Expertos antiterroristas recuerdan que no es necesario que un grupo yihadista actúe siguiendo instrucciones directas de Daesh. Puede radicalizarse a base de consumir los mensajes de odio que emanan de sus canales mediáticos.
A lo largo de dos años y medio de pesquisas se pidieron decenas de diligencias a policías extranjeras, se tradujeron numerosos informes, se investigaron cientos de números de teléfono, se interrogó a familiares, allegados y testigos, se crearon equipos conjuntos de trabajo entre Mossos d’Esquadra, Policía Nacional y Guardia Civil… pero nada ha permitido aumentar la lista de acusados que se sentarán en el banquillo por el mayor atentado terrorista en España desde el 11-M.