José Amedo, el exsubcomisario de Policía condenado por los GAL, ha vuelto a la Audiencia Nacional. Sin embargo, en esta ocasión, su papel no es ni mucho menos el de protagonista. Ahora es simplemente un actor secundario, muy secundario, en el 'caso Gürtel'. Tan secundario que ni siquiera ha sido citado por iniciativa del juez Pablo Ruz o de la Fiscalía y ha tenido que ser él quien pida comparecer ante el magistrado. Y todo por un oscuro y rocambolesco episodio en el que se mezclan la supuesta compraventa de fincas y el cobro de una deuda en el que él era el supuesto brazo ejecutor.
Con chaqueta azul, camisa con la bandera de España bordada, pantalones 'color albero' y mocasines negros, Amedo tuvo que esperar dentro de la Audiencia Nacional durante más de una hora a que el juez le llamara a declarar. Como si recordara tiempos pretéritos en los que pesaban contra el graves acusaciones, paseaba nervioso frente a la sala donde iba a prestar testimonio. En la mano, una carpeta azul celeste en la que guardaba un puñado de folios con las recientes noticias de un medio digital que sacaban a la luz el rocambolesco episodio que le ha implicado por sorpresa en el 'caso Gürtel'. Fiel a su imagen chulesca, no dudaba en comentar a los periodistas que si Ruz tardaba mucho en llamarle, tendría que darle plantón. "Tengo cita en el médico", dijo para justificar su impaciencia.
Finalmente, a la una menos cuarto, entraba en una sala abarrotada de abogados... pero sin especial interés en oír sus palabras. En realidad, todos ellos esperaban la comparecencia que se iba a producir poco después, la del octogenario extesorero del PP Álvaro Lapuerta. Por ello, su comparecencia ha durado menos de 20 minutos. Lo suficiente para que el expolicía negara ser "el cobrador de la Gürtel ni el matón" de la trama, contara su extraña relación con Alfonso García Pozuelo, el dueño de Constructora Hispánica imputado en la causa, y describiera la cita de diez minutos que mantuvo con éste en un hotel madrileño el 3 de octubre de 2012. Según recalcó, a aquella reunión él asistió a vender a este empresario una finca en La Moraleja y otra de Córdoba, y de paso reclamarle una supuesta deuda de algo menos de 2 millones de euros que García Pozuelo tenía con otros dos empresarios amigos del exsubcomisario, uno de ellos también encausado en Gürtel.
El encuentro entre el que fuera cabecilla de los GAL y García Pozuelo duró poco más de diez minutos. Los suficientes para que este último se negara a comprar las fincas y a pagar ninguna deuda. Pero también para que la Policía, avisada por el empresario, grabara al exsubcomisario en su nuevo papel de 'cobrador' de pufos ajenos. Un episodio sin relevancia dentro del 'Caso Gürtel' que hubiera pasado inadvertido si no hubiera salido a la luz pública recientemente y el expolicía hubiera pedido comparecer ante el juez Ruz "para aclararlo". El juez lo hizo finalmente --y a regañadientes-- este viernes.
Al término de su breve e innecesaria declaración, Amedo intentaba explicar la misma "película", como él mismo la calificó, a la prensa en una aturullado discurso en el que igual mostraba mensajes de su móvil "que el juez no ha querido ver" que hablaba de fincas y castillos que tenía en venta. Todo ello sazonado con nombres de imputados en la trama Gürtel, entre ellos el de Jesús Sepúlveda, el exmarido de Ana Mato y exalcalde de Pozuelo. Todo valía para volver a ser, aunque fuera por unos instantes, el centro de atención de la prensa. Que más da que fuera en su nuevo papel de 'cobrador' con antecedentes por los GAL.