España

Zapatero lava su imagen con Blair y se olvida de su apoyo a la invasión de Irak

Dos años después de ser desalojado de La Moncloa, José Luis Rodríguez Zapatero ha empezado a reescribir la historia de su gestión durante la crisis. Este jueves protagonizó otro singular episodio de su reinvención al lado de Tony Blair, uno de los principales apoyos de Bush en la invasión de Irak, ante el que presumió de dos cosas: el fin de ETA y haber librado a España del rescate.

Si hace nueve años, poco después de la invasión de Irak y recién llegado Zapatero a La Moncloa, le hubieran dicho a los exministros que este jueves abarrotaron el Círculo de Bellas que el expresidente acabaría utilizando al británico Tony Blair para lavar su imagen en España, ninguno de ellos lo hubieran creído. Convendría asomarse a las hemerotecas para recordar lo que en 2004 Miguel Ángel Moratinos, Trinidad Jiménez, Jesús Caldera, el propio Zapatero y buena parte de los antiguos dirigentes socialistas que acudieron a arroparle, dijeron de Bush, Aznar y Blair para criticar una invasión que fue utilizada electoralmente hasta la extenuación por el PSOE y ahora parece caer en la desmemoria.De hecho, la retirada de las tropas españolas fue la primera decisión que tomó Zapatero en 2004 para marcar territorio.

El fin de ETA y haber sorteado el rescate, principales logros que Zapatero enfatiza de su gestión al frente del Gobierno

Tan grande parece que es el olvido que Zapatero solo agitó delante de su “amigo Tony” el agradecimiento por  su asesoramiento en la lucha contra ETA y su ayuda para convencer a la prensa anglosajona y a los inversores internacionales de que España no era Grecia. El expresidente parece obsesionado por dar a entender que dejó en herencia al Gobierno de Mariano Rajoy un país económicamente solvente, sin riesgo de ser rescatado y con todas las presiones desactivadas para evitar el abismo, algo que desmiente una prima de riesgo que rozaba a finales de 2011 los 500 puntos, el revés de los mercados y los cinco millones de parados en las colas de los servicios de empleo. Esta es la forma elegida para reescribir la historia de su gestión durante la crisis, escuchada educadamente por la mayoría de quienes colaboraron en sus gobiernos.

El expresidente afirma que Blair le ayudó a domesticar a la prensa anglosajona y a mejorar la imagen de España ante los inversores internacionales

Anoche no faltaron en la obra  representada en el Teatro Fernando de Rojas de Madrid ex ministros como Miguel Sebastián, al que no pocos eléctricos desearían ver procesado, la exvicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega, el exsecretario de Estado de Hacienda Carlos Ocaña, el lobista Javier Gómez Navarro y apellidos como Bono, Chaves, Espinosa, Gabilondo o Corredor, todos ellos con varios años de gloria en los gabinetes de Zapatero. Se vieron también atentos, en el capítulo de extravagancias, a Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón y a la exportavoz del Consejo del Poder Judicial Gabriela Bravo. Solo faltó a la ceremonia para refutar a Zapatero el “desleal” Pedro Solbes, pero seguramente nadie le echó de menos. El único aviso que le lanzó Zapatero en el vacío consistió en acentuar la “lealtad” con la que se comportó durante su etapa como responsable de Economía la ahora ejecutiva Elena Salgado. Deslealtad es la palabra que más se escucha en boca de los zapateristas para retratar el comportamiento de Solbes, quien ya ha opinado en público que su sustituta le sucedió en el cargo para acatar con disciplina el ordeno y mando, algo que él hizo también a regañadientes ni más ni menos que durante cinco años.

Zapatero acentúa delante de sus exministros "la lealtad" de Elena Salgado para enviar un reproche a Solbes

Lo más curioso, quizás, de la intervención de Blair, con intereses empresariales en firmas coreanas, iraquíes, kuwaitíes, inglesas, francesas y suizas, fueron las recetas que dio a España para salir de la crisis, idénticas en líneas generales a las que ha seguido el actual Gobierno: reforma de las pensiones, del mercado laboral, del sistema financiero…asignaturas que el anterior Gabinete socialista dejó pendientes y desde 2011 han consumido parte del esfuerzo de Rajoy.

Se sabe lo que piensa de ello Alfredo Pérez Rubalcaba, sentado en primera fila para escuchar a Blair y Zapatero, pero se desconoce la opinión de Eduardo Madina, el único aspirante al cartel electoral, si se descarta al madrileño Tomás Gómez, que también acudió anoche a escuchar la doctrina reinventada por su principal padrino político. Muchos de los que estaban junto a él han comentado estos días por los pasillos del Congreso la preocupación que les embarga por la irrupción en escena de Zapatero justo cuando comienza el largo ciclo electoral que recorrerán las europeas de mayo, las autonómicas y locales de 2015 y, finalmente, las legislativas.

"¡Cuánto ha hecho por España!", dice Zapatero de Blair, olvidando que respaldó la invasión de Irak y que, debido a esta guerra, él hizo un feo a la bandera americana

Incluso los que más intimaron hasta 2011 con Zapatero reconocen en privado que está abrasado y que electoralmente convertiría en cenizas a quien se acerque a él. Quizás por ello, Madina se puso anoche en quinta fila, escurriéndose de los focos, en contraste con otros que portan con orgullo haber formado parte de sus equipos e, incluso, haber influido en que tomara la decisión, octubre de 2003 y todavía en la oposición, de no levantarse ante la bandera americana en protesta por la invasión de Irak que su amigo Tony –“¡Cuánto ha hecho por España”, dijo Zapatero – avaló con tanto entusiasmo.

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