José María Aznar ha firmado, al menos momentáneamente, la paz con el Ejecutivo de Rajoy. Su discurso en el Club Siglo XXI estuvo muy lejos del tono crítico con que se condujo en la entrevista que concedió a Antena3 el pasado mes de mayo. Quizá fue porque en primera fila estaba sentada la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. Eso no quiere decir que no pusiera "deberes" a la Moncloa, algo a lo que es muy dado, pero sin lanzar torpedos a la línea de flotación popular.
De hecho, pasó como una exhalación por la cuestión de los impuestos. No repitió su deseo de que bajen ya, provocando urticaria al ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, sino que se limitó a decir que "nuestro sistema fiscal no se adapta a la sociedad de hoy. Es necesario cambiarlo y ponerlo al servicio del empleo y del crecimiento, no al servicio de la instituciones", lo que es una manera de decir lo mismo pero sin entrar en controversia directa con Montoro.
Dio a entender que las reformas le parecen lentas y no se desdice de sus anteriores críticas, "convencido y seguro de que es lo que debo hacer"
Lo dicho, un Aznar mucho más "delicado" que sí animó a que Rajoy retome la senda del programa de reformas que se vio interrumpido, a su juicio, con el triunfo del socialista José Luis Rodríguez, listado de tareas que en muchos puntos comparte el actual Gobierno, aunque Aznar lo definiera de "reformismo de alta intensidad", dando a entender que esos cambios le parecen lentos o no demasiado ambiciosos. No se desdijo de sus anteriores críticas, puesto que éstas las vertió "convencido y seguro de qué es lo que debo hacer".
El ex presidente del Gobierno apeló a que "debemos actuar frente a la fatiga y el desencanto que la sociedad española está manifestando. Esa es nuestra responsabilidad: que la mayoría parlamentaria actual sea garantía del impulso reformador que España necesita". ¿Y en qué consiste ese impulso? Pues en actualizar los objetivos históricos de la Transición, que cualquier acuerdo se haga para reforzar la Nación y no para debilitarla, reforzar y modernizar la democracia representativa "no para liquidarla", asegurar el cumplimiento de la ley y "la honradez en la gestión de lo público" y "estabilizar definitivamente la estructura territorial" del país, de modo que "se supere el vaciamiento creciente de lo común y se asegure la igualdad de oportunidades".
Aznar se detuvo de manera especial en el reforma de las Administraciones Públicas y de su control presupuestario delante de Sáenz de Santamaría, quien pilota este proyecto
Se detuvo de manera especial en el reforma de las Administraciones Públicas y de su control presupuestario, precisamente delante de la persona, Sáenz de Santamaría, que pilota este proyecto. Reformar las Administraciones,agregó, "no solo es evitar que hagan lo que no deben. Es también hacer posible el crecimiento, el desarrollo económico y el empleo". En definitiva, "somos un país grande y tenemos que ser un país más unido". Por cierto, frente al separatismo catalán, que calificó de "gravísima deslealtad de algunos", recordó que en la Constitución, "tanto como en la decidida voluntad de convivencia de los españoles, hay resortes suficientes para evitarlo", dejando caer la posibilidad de suspensión de la autonomía, según el artículo 155 de la Carta Magna.
"Nosotros acudimos cuando nos invitan"
La vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, y el ministro de Industria, José Manuel Soria, acudieron en representación del Gobierno. Fuentes de vicepresidencia señalaron que "nosotros acudimos cuando nos invitan", este caso el Club, que preside Eduardo Zaplana. Más de 1.200 asistentes entre los que cayó de la lista la ministra de Empleo, Fátima Báñez, y se echó de menos a la presidenta de PP de Madrid, Esperanza Aguirre, así como al presidente de la Comunidad, Ignacio González.
Así, a pesar de las críticas que vertió el ex presidente del Gobierno contra su partido y contra el Ejecutivo en la entrevista de ofreció recientemente a Antena3, Mariano Rajoy decidió enviar a su mano derecha en un intento por dar una sensación de normalidad a las maltrechas relaciones.
Por parte de la dirección del PP la representación fue algo más exigua. En representación de Génova estaba su vicesecretario de Organización, Carlos Floriano, quien confirmó por la mañana su pretensión de asistir si se lo permitía la agenda.
Empresarios como Arturo Fernández, Enrique Cerezo, Luis del Rivero o Fernando Fernández Tapias, también escucharon la conferencia del ex jefe del Ejecutivo en una cita que ha recuperado el sabor de los buenos tiempos de un foro que hasta la reciente presidencia de Eduardo Zaplana vivía un proceso de decadencia imparable. El ex jefe de la Casa del Rey Alberto Aza también ocupó una silla entre los primeros puestos, así como un amplio número de embajadores como el de Suecia, Eslovenia, Serbia y hasta Australia o Corea del Norte.