La Audiencia Nacional condenó a finales de marzo a los cuatro abogados que conformaban el frente jurídico de ETA, en el último macrojuicio contra la banda. La sentencia dictó que estos letrados llegaban incluso a señalar a los objetivos de los terroristas. Más de un mes después de conocer la decisión judicial, algunos de los protagonistas que vivieron en sus carnes el caso relatan a Vozpópuli las presiones que sufrieron hasta el mismo día del inicio de la causa.
Arantxa Zulueta, Jon Enparantza, Naia Zurriarain e Iker Sarriegi fueron condenados a penas de entre tres y siete años y medio de prisión. La demora del proceso, duró un total de 12 años, propició que los magistrados atenuaran las penas. Se les impuso los delitos de integración en organización terrorista y a Zulueta también el depósito de armas.
Las acusaciones populares fueron realizadas por la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) y por la Asociación Dignidad y Justicia, de Daniel Portero. Precisamente, los asesinos de su padre, Luis Portero, fueron defendidos en los tribunales por Arantxa Zulueta. "Yo particularmente la tenía una fijación", confiesa el presidente de la asociación a Vozpópuli.
Último de los satélites de ETA
Para Dignidad y Justicia esta sentencia es el "broche" que faltaba para cerrar "la trama y el engranaje civil" de la banda terrorista ETA. "El último de los satélites". Portero recuerda que esta agrupación se creó con el objetivo de ejercer como acusación popular en los juicios contra los terroristas y servir de apoyo al Ministerio Fiscal.
Considera Potero que con el proceso 'Halboka' se ha demostrado que no todos los terroristas de ETA eran pistoleros: "era una sociedad enferma llena de satélites con miles de personas que seleccionaban objetivos y mataban a nuestros familiares". "Por eso han estado arraigados en España durante más de 50 años", valora el presidente.
Según la sentencia, estos abogados sacaban información directamente de la Audiencia Nacional. "Otro de sus cometidos era ir a las cárceles, hablar con los etarras y saber qué ha fallado y por qué les detuvieron", detalla Portero. Todo ello con el objetivo de evitar nuevos arrestos.
Jueces que absuelven a etarras
Desde el principio de todo el proceso, Dignidad y Justicia tenía claro que no iba a negociar ni alcanzar ningún acuerdo. Portero reconoce que tanto ellos como la AVT solo negociaron en dos casos las condenas con la Fiscalía. En esos casos lamenta que recibieron un maltrato por parte de COVITE.
El presidente de esta asociación explica que cuando en la sala de la Audiencia Nacional hay magistrados como Ramón Sáez Valcárcel o José Ricardo de Prada se dicta "todo lo que sea a favor de ETA y de absolverlos". "Es una constante dentro de este tipo de jueces. Tienen una cercanía mucho mayor a todo el entramado jurídico de ETA que a las víctimas", critica.
Portero asegura que ha visto "personalmente esa cercanía que tenían con los abogados de ETA y por eso muchas veces lo mejor es pactar". "Es lo mejor de lo malo", compara.
Los abogados visitaron a la Fiscalía
En el juicio de 'Halboka' la situación no fue distinta. "Se nos vuelve a plantear un acuerdo pero esta vez viene directamente de los malos.. de los propios abogado", recuerda. "El decano del Colegio de Abogados de Bilbao llamó a mi hermano Luis, que es magistrado, para decirle que eran unos chicos muy majos, que no creaban problemas y si podíamos llegar a un pacto", desvela Portero.
"Luis. Tú déjamelo a mí. No te preocupes. Es un asunto mío pero que sepas que aquí no hay pacto. Es el último macrojuicio y tenemos que salir por la puerta grande", le contestó Daniel a su hermano. Estas presiones no solo fueron sufridas por ellos sino también por el propio Ministerio Fiscal. Recibieron la visita de los propios abogados de ETA para intentar conseguir un acuerdo.
Antes del juicio, la Fiscalía dejó en manos de los abogados de las acusaciones la posibilidad de acordar las penas. "La AVT nos trasladó: lo que diga Vanessa Santiago (la abogada de Dignidad y Justicia)", afirma Portero. "Hasta el último día recibimos presiones por todos los sitios... de los bueno y de los malos", lamenta el presidente de la asociación.
Y estas presiones se recibieron en todos los aspectos. "En junio de 2020, la representación procesal de una de las hoy condenadas, presentó un escrito solicitando la suspensión del plazo para presentar escrito de defensa 'porque estaba negociando con el Ministerio Fiscal y las Acusaciones Populares', imagínese cuando vi ese escrito, la respuesta a la Sala fue inmediata y fue dejar clara la falsedad de tal afirmación", explica Vanessa Santiago a Vozpópuli.
Plena confianza en la Guardia Civil
La abogada reconoce en "siempre hay dudas y más en un juicio de estas características". "Tenía confianza plena en la investigación y en el trabajo llevado por la Guardia Civil", admite. Además, Santiago destaca que contaban con una sentencia previa, la de Herrira, en la que se había probado que Halboka era una estructura del "aparato político" de ETA.
Para esta letrada, la prueba fundamental para ganar el caso fue la declaración de "todos y cada uno" de los agentes, como testigos y peritos, que intervinieron en el juicio y supieron convencer al tribunal de la participación de los acusados en los hechos por los que se les acusaba.
"Tuvieron que enfrentarse a interrogatorios duros por parte de las defensas e incluso defenderse de acusaciones graves. Recordaré especialmente la brillante declaración del Instructor del Atestado de la Guardia Civil y de un Coronel, responsable de la investigación. Enmudeció a un abogado de las defensas cuando al preguntarle sobre la aparición, en un documento de trabajo de la Guardia Civil, del nombre de uno de los condenados y lugar donde se le iba a detener, aquel le reconoció que tenían una fuente de información dentro del propio colectivo de abogados de presos de ETA y que a la vista estaba que la fuente era buena. Fue impactante y memorable", recuerda la abogada de Dignidad y Justicia.
La batalla seguirá
Fueron 12 años de procedimiento en el que la tramitación ha sido "interminable" para Santiago. Porque las defensas intentaron prolongar esta causa "sine díe" recurriendo "absolutamente todo y con las presiones soportadas". "Cinco meses de sesiones de juicio, que acabaron justo el día de mi cumpleaños", bromea Vanessa.
"Cuando conocimos la sentencia el sentimiento fue de gratitud y de convicción plena de haber hecho lo correcto y me acordé de quien me dijo que por mi cabezonería y por la de Daniel Portero nos íbamos a arrepentir de no haber llegado a un acuerdo. Hemos ganado la primera batalla", concluye Vanessa.
Para ellos la batalla no ha terminado. Portero pronostica que habrá un recurso al Tribunal Supremo. Y si lo pierden otra vez recurrirán, en este caso, al Tribunal Constitucional. Donde vayan estarán Portero y Santiago para continuar con la batalla.