El mayor de los Mossos d'Esquadra José Luis Trapero ha admitido este lunes que durante su jefatura en Cataluña se sitió "incómodo". "Mucho", de hecho. El exjefe de la policía autonómica ha relatado al fiscal que advirtió a los exconsejeros de Interior Jordi Jané y Joaquim Forn de que no estaba de acuerdo con las actuaciones que se pretendían llevar a cabo desde el Govern para la celebración de un referéndum en Cataluña. Aquel aviso, según ha explicado en sede judicial, tuvo lugar el 7 o el 9 de septiembre de 2016. Ese día, desde la Generalitat preguntaron al mayor dónde iban a estar "en el caso de una doble legalidad". Trapero ha insistido en que su postura fue clara: "La doble legalidad no existe".
Trapero ha negado rotundamente cualquier tipo de participación en los planes de los líderes independentistas para la proclamación de la república catalana. El fiscal Miguel Ángel Carballo ha preguntado al acusado por el contenido del llamado "libro blanco" y del documento "Enfocats", incautados durante el registro del 20 de septiembre de 2017 en la Conselleria de Economía de la Generalitat de Cataluña. "Nunca nadie me planteó ni me preguntó al respecto de mi participación ni nada", ha asegurado.
El que fuera jefe de los Mossos ha insistido en que tuvo conocimiento de ambos documentos por la prensa y ya una vez iniciada la causa en su contra. "Ni lo conocí ni se me expuso esa voluntad ni conozco a nadie [de los Mossos] que se le haya expuesto algo así", ha dicho durante la segunda parte de su declaración de este lunes en la Audiencia Nacional.
"Que la gente desobedeciese no lo pudo prever nadie"
"Hicimos lo que se nos ordenó. Pueden decir que lo interpretamos mal, no sé. Pero hicimos lo que se nos ordenó, en todo momento". Trapero ha hecho hincapiéo en la tesis de que se pudieron equivocar, pero ha rechazado que se le acuse por no querer actuar durante el 1 de octubre de 2017. "Yo tengo que defender lo que hacía el Cuerpo", ha dicho desde el banquillo de la Audiencia Nacional en el que se le juzga por un presunto delito de rebelión por la actuación de la policía autonómica durante el referéndum del 1-O.
El acusado ha alegado ante la Fiscalía que avisaron a los ciudadanos de que a partir de las seis de la mañana irían a los colegios electorales porque confiaban en que la gente se fuera "por su propio pie" de los centros educativos. En este sentido, ha rechazado las acusaciones del fiscal sobre la falta de cooperación de los Mossos. El mayor ha defendido la decisión de enviar "binomios" a los colegios porque según el "carácter" de las personas que se congregaban "era esperable una resistencia de tipo pasivo".
"Siempre pensamos que la mayoría sería resistencia pasiva. Ver cómo la gente protegía esas urnas era poco imaginable. Era difícil de entender y de prever. Una de las cosas que nos sorprendió fue el grado de defensa de las urnas. Eso no había pasado otras veces, lo de negarse así a la orden de una autoridad. Que con un carácter tan general la gente desobedeciese las instrucciones no lo pudimos prever ni nosotros ni nadie", ha afirmado.
Durante las más de dos horas de interrogatorio, el fiscal ha abroncado a Trapero por aceptar el cargo de mayor. Aunque en un principio ha sido sutil, finalmente ha increpado: "¿Usted acepta el nombramiento sin ningún cuestionamiento?". El exjefe de los Mossos ha defendido su designación y ha insistido en que cumplía con los requerimientos para el cargo y que le parecía "de lo más razonable". Carballo ha señalado en varios puntos del interrogatorio el hecho de que Cataluña estuvo 10 años sin un mayor de los Mossos hasta la llegada de Trapero, que ha cuestionado reiteradamente.