El exjefe de los Mossos d’Esquadra José Luis Trapero ha reconocido este martes en la Audiencia Nacional que no se leía la mayoría de los correos que le mandaban en las fechas previas a la consulta de independencia. En un momento de la segunda jornada de su interrogatorio ha llegado a admitir que no supo lo que era un Comité de Defensa del Referéndum (CDR) hasta pasado el 1-O.
El fiscal ha reanudado su interrogatorio este martes preguntando por los informes que hacían los Mossos sobre la amenaza de seguridad que presentaban las movilizaciones soberanistas. Miguel Ángel Carballo ha preparado un duelo en el que ha bajado tanto al detalle que ha despojado al discurso de Trapero de la coherencia que mostró el año pasado en el Supremo. Por momentos es como si el mando policial perdiese por completo el centro del ring para defenderse a duras penas en una de las esquinas del cuadrilátero.
Las preguntas del ministerio público apuntaban a cuestiones concretas de esos informes que ni siquiera destacó la Guardia Civil en sus investigaciones. ¿Por qué sabían los Mossos con antelación la fecha en la que el Parlament iba a aprobar el referéndum?, ¿por qué pidieron aumentar las medidas de autoprotección para sus agentes tras el 20-S si la concentración fue pacífica¿, ¿qué hicieron tras detectar el riesgo de acciones anarquistas con explosivos?…
Trapero acabó admitiendo que no se leía todos los correos que le mandaban: “Suponer que me leía todos los informes es mucho suponer. Uno no tiene capacidad para leer todo lo que recibe en el correo” (...) me leía más bien pocos porque estaba casi todo el tiempo reunido”. Como en la previa, recurrió en demasiadas ocasiones a achicar balones, en este caso al entonces comisario de Información Manuel Castellví, quien tendrá que declarar como testigo en los próximos días. Trapero insistió varias veces en que le pregunten a él por el contenido de estos informes.
En otro de los correos, de julio de 2017, uno de sus subordinados le informó de una reunión con el también acusado César Puig, exnúmero dos de Interior, y el exsecretario de Hacienda Lluís Salvadó, persona de confianza del líder de ERC, Oriol Junqueras. En este documento se mencionaba un plan para que en una futura república catalana los Mossos tuvieran la labor de controlar las aduanas e investigar delitos de blanqueo.
Información de tipo fiscal
Trapero ha explicado que les pidieron "información de tipo fiscal para saber si los hoteles pagaban los impuestos de la Generalitat sobre ese cometido" así como “información sobre fraude y blanqueo", pero que se negaron a facilitar estos datos. "Como Administración no tenían que tener ese tipo de información", ha dicho al tiempo que lo ha calificado como una “barbaridad"
El juicio recuperó un viejo debate que ya se puso de relieve en el Tribunal Supremo: ¿cuántos efectivos eran necesarios para impedir el referéndum? Carballo buscó evidenciar la contradicción de los Mossos. Aludió a un informe interno que estimaba en 40.000 agentes necesarios mientras que a la Fiscalía le dijo que con 18.000 eran suficientes. Trapero aclaró a Carballo que estaba hablando de momentos diferentes. La valoración de los 40.000 efectivos fue después de que la Fiscalía de Cataluña les diese instrucciones más precisas sobre cómo impedir el referéndum. Ya no era solo que no se pueda pueda votar sino que no puede hacerse en un cerco de 100 metros.
Ha insistido en que confiaron en que el trabajo disuasorio que habían realizado los días previos en los colegios sería suficiente para que muchos centros no abriesen. También ha defendido el uso de las parejas de Mossos en cada colegio dado el número de efectivos con los que contaba.