Diecinueve en el Supremo, 32 en Tribunal Superiores, 20 en Audiencias Provinciales y uno en la Audiencia Nacional son los 72 nombramientos pendientes en la Justicia, que arranca el año 2023 en números rojos, sin perspectiva de paliar esta situación y con el pesimismo instalado en la carrera: "Solo podemos ir de mal en peor".
El alivio que trajo consigo el nombramiento hace una semana de César Tolosa y María Luisa Segoviano como magistrados del Tribunal Constitucional tras seis meses de bloqueo hurga en la herida del Supremo, pues con la designación del primero se suma una vacante más en el alto tribunal que, como las 18 anteriores, no será cubierta.
Resulta que el goteo es incesante, pues el nombramiento de Tolosa, hasta entonces presidente de la Sala de lo Contencioso, coincidió con la jubilación de Octavio Herrero, magistrado de la misma sala.
Y a ello se suma la interinidad de dos de sus cinco presidencias de sala, ya que la salida de Tolosa es posterior a la de Segoviano, que se jubiló el pasado noviembre siendo presidenta de la Sala de lo Social. Precisamente a ambos les une la misma fatalidad en su salida del tribunal, pues dejan sus salas bajo mínimos: lo Contencioso con 22 de 33 magistrados, un tercio menos, y lo Social con 8 de 13.
El tribunal más importante, bajo mínimos
No obstante, a ninguno se le puede achacar responsabilidad alguna en el tema de la Justicia, habida cuenta de que el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) no puede designar cargos judiciales mientras esté en funciones. Y dado que lleva cuatro años y contando, los números son insólitos en la carrera judicial. 72 nombramientos pendientes.
"Solo podemos ir de mal en peor", advierte a EFE un magistrado, al citar que la ruptura de puentes entre PSOE y PP, la entrada en año electoral unida a la poca repercusión mediática entre la ciudadanía de un tema vital para el Estado como es la renovación del Consejo vaticinan que el escenario en los tribunales será aun más complicado, esto es, las vacantes irán aun más al alza.
Fuentes lamentan que "se hayan cruzado todas las líneas rojas" al tolerar "semejante despropósito" en el tribunal que fija la jurisprudencia del país.
Como él, varios compañeros consultados por EFE comparten el mismo diagnóstico. "En unos meses nos va a dar un cortocircuito" asegura otro magistrado del alto tribunal, mientras que una compañera augura un panorama igual de sombrío: "En breve nos tocará colgar el cartel de cerrado en unos meses".
Explorar otras vías para resolver la situación
Las fuentes lamentan que "se hayan cruzado todas las líneas rojas" al tolerar "semejante despropósito" en el tribunal que fija la jurisprudencia del país. Por eso insisten en que, ante la imposibilidad actual de realizar nombramientos, se estudien otras vías como magistrados suplentes o jubilados, que, sin embargo, no se contemplan desde el Consejo General del Poder Judicial por su difícil encaje legal, explican a EFE fuentes jurídicas.
Desde el Consejo dejan claro que "nada pueden hacer" con la actual regulación para hacer frente a esta situación, más allá de reforzar el Gabinete Técnico del Supremo para aliviar la carga de trabajo de los jueces, si bien admiten que es "insuficiente".
"No son más que parches", afirma una magistrada que destaca que estos refuerzos ayudan en el devenir de la sala pero que lo que de verdad urge son "magistrados que dicten sentencias".
Números rojos en la Justicia
Todo esto no ocurre tan solo en el Supremo porque en las autonomías la situación es igual de complicada. 32 nombramientos pendientes en Tribunales Superiores, siete de ellas presidencias: Andalucía, Baleares, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Cataluña, Comunidad Valenciana, La Rioja y Murcia, según datos facilitados por el CGPJ.
Además, hay 20 nombramientos pendientes en Audiencias Provinciales, aunque a diferencia del Supremo, en esto casos los magistrados siguen en sus puestos en funciones.
Y como recuerdan las fuentes, ni el mejor de los escenarios con una hipotética renovación del CGPJ serviría para resolver de manera inmediata esta situación porque los nombramientos llevan tiempo.
Hay unos plazos de presentación, análisis y resolución de candidaturas y después unas negociaciones nada fáciles porque "este tipo de nombramientos generan, en ocasiones, conflictos".
Rafael Martínez (EFE).