España

Los alicientes fiscales y penales de la 'ley trans' para que un hombre transicione a mujer

Con un cambio registral, los hombres podrían optar a una serie de ayudas que hasta ahora eran exclusivas de las mujeres. Al no necesitar un cambio físico, no requiere un sacrificio traumático

La 'ley trans', desde este pasado jueves, ya está en vigor tras su publicación en el BOE. Una normativa que permitirá que hombres y mujeres cambien su género de forma nominal, sin la necesidad de pasar por un quirófano y cambiar así físicamente de sexo. Esto ha causado una gran controversia entre el feminismo clásico, que interpreta que este texto legal borra los derechos conquistados por las mujeres, ya que ahora los hombres, con acudir al registro civil, podrían obtener esos mismos derechos.

Por ejemplo, un hombre que físicamente no esté capacitado para las pruebas físicas de la Policía Nacional, quizá sí podría conseguir una plaza como mujer. Las marcas para hombres y mujeres son distintas e incluso algunos ejercicios varían: a ellas no se les exige hacer dominadas, sino aguantar agarrada a la barra durante el máximo tiempo posible. De esta forma, un hombre que decida cambiar su género registral podría quitarle su plaza a una mujer.

En el caso de la Guardia Civil, el problema es todavía mayor: el Ministerio del Interior quiere que hasta un 40% de los miembros del cuerpo sean mujeres en 2030. Esto hace que para evitar la feroz competencia masculina, alguno se plantee hacer las pruebas por la vía femenina, ya que ellas tienen prioridad para conseguir un puesto, hasta el punto de acceder a él incluso poseyendo una nota más baja.

Los hombres que quieran acceder a bonificaciones para autónomos también saldrían ganando en varias comunidades autónomas mediante un cambio registral: ellas tienen unas condiciones distintas para acceder a estas ayudas, ya que por ejemplo, ellos tienen de límite los 30 años para recibir 5.000 euros, mientras el umbral de ellas es superior: hasta los 35 años. Los que superen esas edades tienen ayudas de 3.800 euros. Por tanto, a un hombre de 32 años le puede resultar interesante cambiarse de sexo para optar a una cuantía superior.

En Murcia no miran la edad, pero ellos reciben 2.000 euros y ellas 2.500. En Castilla y León esta discriminación positiva también existe: un autónomo que traslade su actividad a la región recibe 6.000 euros, pero esta puede incrementarse 2.000 euros más si la persona que lo solicita es mujer.

Bonificaciones a empresas y pensiones contributivas mayores

Además, un hombre podría estar interesado en convertirse en mujer porque muchas empresas reciben bonificaciones por contratar a personas de sexo femenino: en Andalucía, por ejemplo, la Junta premia con 6.000 euros una nueva contratación de alguien que esté desempleado, una cifra que aumenta hasta los 7.200 euros si el trabajador es una mujer.

En Madrid sucede algo similar: las subvenciones son de 3.000 euros para un trabajador contratado desde el paro, aunque estas ascienden a 4.200 euros si es una mujer el trabajador contratado. En este caso, una empresa podría beneficiarse de esta ayuda si contrata a un varón mayor de 45 años. Por tanto, un hombre podría cambiarse de sexo para facilitar su acceso al mundo laboral.

Además, algunas instituciones públicas han impulsado ayudas que son están disponibles para mujeres: el programa Neotec Mujeres, del Ministerio de Ciencia e Innovación, aprobó el pasado junio un presupuesto de cinco millones de euros para proyectos liderados por mujeres. Algo similar sucede en el Ministerio de Cultura, donde Iceta ha reservado el 35% de ayudas al cine y el 40% al teatro para obras hechas por mujeres.

En cuanto a las pensiones contributivas, aquí también resulta más interesante ser mujer que hombre. Las mujeres cobran 30,15 euros al mes por hijo, con un límite máximo de cuatro. Esto significar que una mujer puede recibir un máximo de 120,60 euros más que un hombre en una pensión de estas características. Este complemento busca "la reducción de la brecha de género" y persigue "reparar el perjuicio que han sufrido las mujeres a lo largo de su carrera profesional". La cuestión es que con un cambio de sexo, ellos podrían acceder a estas ayudas, ya que no es necesario que estos hayan sido concebidos por la vía natural: las adopciones también entran dentro de esta bonificación.

De violencia de género a violencia intragénero

En cuanto a la violencia de género, será posible que un reincidente opte por esta alternativa para que las consecuencias futuras de sus actos sean menores. Aunque el cambio de sexo no se aplica de forma retroactiva -las causas judiciales anteriores al cambio registral se mantienen como estaba-, sí puede ser una maquiavélica solución para alguien que cometa este tipo de delitos de manera frecuente. Así lo reconoció la propia Ángela Rodríguez Pam en su Instagram cuando fue preguntado por ello por uno de sus seguidores: "Una mujer trans es una mujer, así que si esa mujer le pega a otra mujer no estaríamos hablando de violencia de género, estaríamos hablando de violencia intragénero o de violencia intrafamiliar, según la relación que tengan".

Por estos motivos, no sería descabellado pensar que muchos hombres, pese a no dudar de su masculinidad, acudan al registro civil para acogerse a alguna de estas ventajas que otorgan tanto el Estado como las comunidades autónomas por el hecho de ser mujer.

Apoya TU periodismo independiente y crítico

Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación Vozpópuli