La pesadilla que viven los ciudadanos con la Seguridad Social parece no tener fin. Si la infraestructura se tambaleaba y de qué forma antes de la pandemia, tras la crisis de la COVID-19, el organismo público está herido de muerte. Las ingentes gestiones burocráticas que provocó el virus sacaron las vergüenzas de la institución comandada por José Luis Escrivá. Basta con acercarse a echar un vistazo a cualquier oficina de la Seguridad Social en España para comprobar las enormes colas que hay. Si no quiere usted andar, pruebe a descolgar el teléfono. La respuesta que encontrará será la misma: ninguna.
Todos conocemos casos, más cercanos o lejanos, de personas que se encuentran realizando un trámite con la Seguridad Social y que han tirado la toalla (o han estado a punto). Mi padre, tras cuarenta años de exquisita dedicación a su empresa, estuvo desde verano intentando conseguir una cita para gestionar su ansiada prejubilación. Al final, y con ayuda, la consiguió. Y no fue por falta de empeño. Llamar suponía un esfuerzo en vano, pues siempre encontraba un contestar automático que escupía excusas por doquier. Coger la cita online también se antojaba un desafío, pues el único periodo donde la web no colapsaba era de 8.00 a 8.15 am.
Si andas buscando una cita con vistas a uno o dos meses, olvídate, el sistema solo permite que sean para una fecha bastante inmediata. Además, que sea en tu centro más cercano está totalmente descartado. Según desveló el diario ABC, el número de quejas han aumentado un 42%. De 934 recogidas en 2020 a 2.966 en 2022. Un aumento muy significativo que pone de manifiesto el descontento nacional con la Seguridad Social.
La realidad está desbordando cualquier planificación o solución que desde la institución quieran poner en marcha. Trámites como cobrar la pensión se están demorando casi tres meses, cuando antes era cuestión de días, así como bajas por paternidad o maternidad. Incluso las familias cuyos hijos tienen alguna discapacidad intelectual están viendo como no llegan las ayudas.
Cientos de núcleos llevan meses sin percibir los subsidios correspondientes para estas personas. Algunas, según informamos en Vozpópuli, no han recibido el apoyo económico del Estado desde enero de 2022, cuando el INSS paralizó el pago de estas prestaciones para revisar cada expediente.
La Seguridad Social, bajo mínimos
La falta de personal es el gran detonante de esta crisis que vive la Seguridad Social hoy en día. En los últimos años, la institución ha perdido casi 10.000 empleados, lo que, sumado al envejecimiento de la plantilla actual, ha provocado que el ministerio de José Luis Escrivá se convierta en el hazmerreír de España. En cualquier otra Administración, se le podría quitar hierro al asunto, pero millones de españoles viven pendiendo un hilo de cuelga directamente de los distintos tipos de subsidios que proporciona la Seguridad Social en nuestro país.
Los mayores son, sin duda, el grupo social más perjudicado por esta situación. La apuesta casi total por el sistema de citas y atención telemático ha apartado a la inmensa mayoría de ancianos que no se manejan bien con las tecnologías. Ellos siguen recurriendo a la atención telefónica, pero esta sigue acumulando ciudadanos sin atender a sus ya cuatro millones de llamadas olvidadas en 2022.
Viendo que no pueden ser atendidos, se acercan a su oficina más cercana, pero ahí tampoco podrán ser atendidos jamás, ya que las colas existentes y la imposibilidad de ser atendido sin cita previa en muchas gestiones les priva de solucionar sus problemas.
Oposición y sindicatos llevan meses criticando la gestión de Escrivá y solicitan más personal, puesto que los 1.615 trabajadores contratados después del verano se antojan insuficientes a todas luces. Los casi 25.000 empleados actuales no pueden con la enorme carga de trabajo que hay. Una realidad que denuncia el CSIF, quien apunta que existe un déficit de casi 7.500 empleados.
Escrivá, criticado y en apuros
El ministro Escrivá no sabe cómo hacer frente a la mayor patata caliente que tiene ahora entre manos. La cosa ha ido tan lejos, que ha recibido hasta la queja pública de Ángel Gabilondo, Defensor del pueblo, quien esgrime que las medidas tomadas no están poniendo freno a al enorme sangría de quejas que existen contra la Seguridad social, poniendo especial atención en la falta de personal y la dificultad que tienen los mayores para gestionar sus trámites.
Las soluciones que ha puesto en marcha el Ministerio pasan por acortar los tiempos de atención por debajo de los diez minutos, sin superar jamás los quince que figuran como máximo. Incentivar la productividad de los ya agotados empleados para que los pluses de su nómina reflejen mayor alegría económica, un parche que no tapa las carencias existentes hoy en día. Alargar la agonía de una Seguridad Social que pide a gritos más personal y reiniciar muchas de sus áreas para evitar el colapso total y absoluto, el cual está más cerca que nunca.
unidospode0S
Meter miedo está muy bien, vale. Pero a mí, como a MILLONES de españoles, nos gustaría que los periodistas en lugar de asustar, nos ayudaran. Por ejemplo, ¿qué tal si en lugar de narrar [narrar] lo difícil que está conseguir cita en el inem INVESTIGARAN el modo de lograr cita de verdad? ¿O es muy difícil para los que nos cuentan cuentos de terror?