Lilith Verstrynge Revuelta nació en Madrid el 8 de julio de 1992. Es la mayor de los dos hijos que tuvieron el politólogo y expolítico Jorge Verstrynge Rojas y su segunda esposa, la activista Mercedes Revuelta de las Heras. Del primer matrimonio de su padre tiene dos hermanastros, Sigfrido y Eric. Se trata de una familia muy acomodada que tiene su hogar en la colonia madrileña de la Fuente del Berro, una de las "zonas nobles" de la capital.
En el caso de Lilith, a quien sus amigos y familiares llaman Lilu (el nombre y el diminutivo son de un antiguo demonio femenino mesopotámico), es capital la importancia de la familia. Su padre, Jorge Verstrynge, es lo más parecido que existe en el firmamento político a un cometa. En su juventud tuvo veleidades joseantonianas (era admirador de José Antonio Girón de Velasco); luego fue nada menos que secretario general de Alianza Popular, esto es, mano derecha y "delfín" de Manuel Fraga Iribarne. Pasó luego (siempre fugaz, siempre iridiscente) por el PSOE, después por Izquierda Unida y finalmente su luz se posó sobre Podemos, que entonces (primera mitad de los años 10 de este siglo) era poco más que un portal de Belén con cuatro pastores en las inmediaciones. Pablo Iglesias, Monedero y otros precursores se reunían… no en Vallecas, como es fama, sino en el salón de la casa de los Verstrynge, en el barrio de Salamanca. Allí se fraguó el corpus ideológico de la formación morada, del que es inspirador el veloz e inestable Verstrynge. También su esposa (lo es por lo civil desde 1995), Mercedes, tenaz activista de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. Cuando todo esto sucedía en aquella casa, por allí andaba Lilu, entonces jovencísima.
Lilith Verstrynge sacó la inteligencia de su padre (que nadie que le conozca podrá negar) y, de su madre, la tenacidad y el pelo color zanahoria, que hace de esta chica casi una copia al estilo prerrafaelista del tenista Jannik Sinner. De ella destacan su carácter reservado pero sin embargo alegre, su sentimentalismo, su aspecto frágil y casi quebradizo, su esencial dulzura y desde luego su valentía, porque se ha pasado media vida trotando mundo adelante, ella sola, sin que nada la amilanase.
También destaca su currículo. Es impresionante. Muy pocos en su partido (ni en la mayoría de los demás) disponen hoy de un bagaje intelectual parecido. Como su padre y por voluntad de su padre, tiene una formación francófona: empezó a estudiar en el Liceo Francés de Madrid y años después se licenció en historia, en París, en la Escuela Denis Diderot. Se formó en Estudios Europeos y en Relaciones Internacionales en La Sorbona. Estudió (becada) más Relaciones Internacionales y Ciencias Políticas en la universidad Ludwig-Maximilians, en Munich, Alemania. Y se tiró tres años más aprendiendo Alto Funcionariado y Cuadros Políticos en el Instituto Republicano del Servicio Público de Francia. Habla perfectamente francés, alemán, inglés, portugués y árabe. A ver quién compite con eso.
Ecologista y feminista, se dedicó a escribir. Publicó numerosos artículos sobre populismo, extrema derecha y política europea en medios de prestigio de varios países del continente, sobre todo Francia. Trabajó como analista política en el Dispara Magazine francés, dedicado preferentemente a la fotografía. Después coordinó la revista política Le Vent se Lève y escribió también (ya en España) en el diario digital El Salto, que se publica en papel cada trimestre.
Podría haberse dedicado a escribir o a dar clase de todo lo que sabía, que ya se ve que era mucho; pero ahí entró en acción, de nuevo, el factor familiar. Aquellas largas charlas, en casa, de sus padres con los jóvenes mapaches que acabarían fundando Podemos hicieron su trabajo. La familia de Lilith, incluyéndola a ella, fue una de las muchas que se vieron arrastradas por aquel seísmo sociopolítico, tan concomitante en muchas cosas con el mayo francés de 1968, que fue el 15-M de 2011. Lilith acababa de cumplir 19 años. Dos y medio después, en enero de 2014, nació (formalmente) Podemos. Ella retomó el contacto con aquella alegre muchachada en sus tiempos de París, Munich y luego Bruselas; los tiempos en que una amiga la convenció para que posase como modelo para una revista, cosa que hizo.
Aquella chica frágil, pelirroja y de aire algo melancólico y volandero que parecía saberlo todo (algo peligroso: nadie debe saber, o aparentar saber, más que el líder, el celoso Pablo Iglesias) decidió comprometerse. A pesar de su juventud, o quizá precisamente por eso, empezó llevando la web y las redes sociales de Podemos desde París. Luego trabajó como "asistente" (becaria) de Tania Sánchez, primera pareja de Pablo Iglesias de la que se tiene noticia y además eurodiputada del nuevo partido en el Parlamento Europeo, porque Podemos comenzó con una fuerza que se antojaba irresistible: en las primeras elecciones a las que concurrió, las europeas de 2014, obtuvo más de 1,2 millones de votos y cinco eurodiputados.
Mucho se ha escrito sobre la relación entre Lilith y Pablo Iglesias. Se cayeron bien desde el principio, cuando se conocieron en la casa familiar de los Verstrynge y cuando se reencontraron más tarde en Bruselas (ella era aún becaria), donde el joven profesor había llegado dispuesto a comerse el mundo. No hay forma de saber nada más. Todo lo que se añada sobre la relación entre ambos son suposiciones, cotilleos y mariñerías. Y además, no tiene ninguna importancia.
Llegó la moción de censura a Rajoy, en 2018. Llegó el cambio de gobierno y la elevación, en segunda convocatoria y por los pelos, de Iglesias a la vicepresidencia del primer gobierno de coalición de la historia de España desde la guerra civil. Y llegaron las "cuotas": los dos socios del gobierno, el PSOE y Podemos, se repartieron los ministerios, que pasaron a ser asunto doméstico de cada cual. Fue cuando Iglesias, con lógico criterio, decidió dejar de desaprovechar el talento y la formación de aquella chica de aire delicado pero de voluntad aparentemente irrompible, y la hizo asesora suya en la vicepresidencia del gobierno.
Pero las cosas pasaban muy deprisa. En 2021, cuando aún estaba muy presente la pandemia, Pablo Iglesias decidió dimitir de la vicepresidencia y bajar al campo de batalla para derrotar (porque la iba a derrotar, él estaba seguro de eso) a Isabel Díaz Ayuso en las elecciones a la Comunidad de Madrid. La costalada fue tales dimensiones que Iglesias decidió aparentar que dejaba la política; al menos sí abandonó la dirección de Podemos, partido que él mismo había fundado y que gobernaba como un líder incuestionado. El caso fue que Lilith se quedó sin nadie a quien asesorar, un poco a la luna de Valencia, sin saber qué hacer, hasta que las nuevas dirigentes (Ione Belarra, Irene Montero) la hicieron, no tardando, nada menos que Secretaria de Organización de Podemos: el teórico "número tres" del partido. Seguramente ni ella misma se lo esperaba. Fue en junio de 2021. Sustituyó al diputado canario Alberto Rodríguez (de llamativo aspecto), que a su vez había reemplazado a Pablo Echenique.
Desde entonces hasta ahora, Lilith Verstrynge y Podemos parecen haber tomado trayectorias divergentes. Ella fue nombrada secretaria de Estado para la Agenda 2030 por la ministra Ione Belarra. Pero entonces apareció Yolanda Díaz con su nuevo "proyecto", que se llamaba Sumar, y la unidad de la izquierda a la izquierda del PSOE se rompió. Tras las elecciones generales anticipadas de julio de 2023, Podemos pasó de 35 diputados a 5, subsumidos dentro de los 31 logrados por Sumar. Belarra dejó de ser ministra y Lilith, obviamente, dejó de ser Secretaria de Estado, aunque sí fue una de los cinco diputados "morados" elegidos en aquellos comicios. Aquellos cinco, con Belarra al frente, no tardaron en abandonar el grupo parlamentario de Sumar para irse al Mixto, donde hace un frío que pela; Lilith, en aquellos días, solía callar y bajar la cabeza. El partido que se fundó en casa de sus padres continuaba su proceso, hasta ahora imparable, de desmoronamiento, como suele suceder con los partidos jóvenes que empiezan con mucho chisporroteo pero poco cimiento organizativo y estructural.
Ahora, en plena pelea por los detalles de la ley de amnistía, y casi a la vez que los conservadores catalanes de Junts fuerzan la primera derrota importante de este gobierno, Lilith Verstrynge ha dicho basta. De un día para otro abandonó el partido, el acta de diputada y la política activa. Por sorpresa. ¿Por qué? Ella dice que por motivos de salud, que es una de las excusas más antiguas que se conocen a la hora de dar portazos. Pero todo podría ser: se habla de anorexia nerviosa (ah, la fragilidad de esta mujer desde que era jovencita) aunque hay que admitir que la súbita abundancia unánime de vehementes deseos de mejoría por parte de sus excompañeras de Podemos invita a pensar que quizá no está tan malita como se dice. Pero la verdad solo la sabe ella.
Deja el grupúsculo de Podemos en el Congreso con cuatro escaños (el suyo le corresponde a alguien de Sumar; es decir, al enemigo) y complica todavía más de lo que ya estaba la aritmética parlamentaria de esta Legislatura punto menos que demencial.
Pero es verdad: lo importante es que Lilith Verstrynge, para poder batir los élitros de nuevo con su melancólica ilusión habitual, se reponga. De lo que sea que tiene, ya sea anorexia, otra enfermedad o simple hartazgo de estar perdiendo el tiempo.
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La Aeshna Mixta es una hermosa libélula, es decir un insecto anisóptero de aspecto delicado y muy bello. El macho suele lucir tonos azules en su largo y elegante abdomen. La hembra, amarillos y hasta pelirrojos. Esta especie habita en toda Europa, norte de África y Oriente Medio, lo cual permite suponer que su conocimiento de los idiomas es amplio.
Las libélulas en general se caracterizan por muchas cosas. Tienen dos pares de alas transparentes que han servido de inspiración a muchos dibujantes y cineastas para imaginar a las hadas. Su vuelo es muy versátil pero siempre veloz, armonioso y nada brusco, como por ejemplo pasa con las moscas; o amenazante, como el de las avispas. Las libélulas pueden batir sus cuatro alas a la vez o alternadamente, según prefieran, lo cual les da gran estabilidad en las acrobacias y mucha ventaja sobre otros bichos cercanos a su territorio. Habitan preferentemente cerca de los ríos y humedales, donde se alimentan. Nunca pican a los humanos, pero son feroces depredadores de otros insectos: mosquitos, moscas, mariposas, polillas, compañeros de partido, etc.
Por su tamaño y por su capacidad cerebral son más inteligentes que la mayoría de los insectos, lo cual está muy bien pero, la verdad, tampoco es decir mucho. Eso sí, tienen una vista excelente.
Las libélulas, de aspecto melancólico y evanescente, han servido de pretexto o materia poética a varios escritores, quizá por lo bonito de su nombre… en España; en otras zonas castellanohablantes tienen nombres atroces, como matapiojos, cortapelos, alguaciles y otros aún peores. Pero es imposible olvidar la mirada de la triste princesa de la "Sonatina" de Rubén Darío, una adolescente pre-enamorada cuyos ojos perseguían, "por el cielo de Oriente, la libélula vaga de una vaga ilusión".
Ese dulce verso, que suena como un aleteo, trae a la imaginación a tantas muchachas de aspecto frágil que hacen lo mismo: perseguir ilusiones, muchas veces en sitios poco indicados para ello.
Ibero
Uno puede ser un nobel en matemáticas, pero si NO transmite sus conocimientos a los demás....eres un CERO a la izquierda Por cierto Algorri...supera el acomplejamiento de "castellanohablantes"...definición para ANDAR por casa...FUERA, 500M de ciudadanos del Mundo, le llaman idioma ESPAÑOL...el castellano como idioma NO existe.
Ansurez
Una lastima de estudios desaprovechados, teniendo cultura no se puede defender lo que defiende
Mazarino
Menudo pan-egírico que te has marcado. La Vestrin ni bachiller tiene
Sor Intrepida
Parece como que hubiera pasado una estrella fugaz. Otra mas.....