“Qué se haga justicia y cada uno pague por lo que ha hecho”, dice Inocencia Moles cuatro años después de que unos señores “con traje negro” se presentaran en su casa para decirle que su hijo Sergio había muerto a los 30 años construyendo el AVE a La Meca. Ahí empezó un calvario por repatriar el cuerpo desde Arabia Saudí que duró un mes y medio. Hasta le escribieron al rey pidiendo ayuda, pero tan solo recibieron un pésame.
Luego la empresa se desentendió de su hijo, llegó a decir que nunca había trabajado para ellos. Ni siquiera estaba dado de alta en la Seguridad Social. Desde entonces, llevan a cabo una lucha en los tribunales que ha terminado cuajando en una investigación por homicidio imprudente en la Audiencia Nacional. Inocencia dice que ha pedido ayuda a varios excompañeros de su hijo pero no ha recibido respuesta porque, según le dicen, no quieren meterse en líos.
¿Cómo murió su hijo?
Nosotros solo sabemos lo que ellos nos dijeron. Al principio dieron una versión que, como venía en árabe, nos la tradujeron. Después vino la otra, que era la mesa hidráulica que al parecer le dio un golpe seco en el cuello. Como nosotros no pudimos ir allí, es lo que ellos nos dicen y lo que la autopsia decía. No sabemos si dice la verdad.
[La querella de la familia que investiga el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz dice que quedó aplastado durante 15 minutos sin que sus compañeros pudiesen hacer nada por salvarle. La Fiscalía aprecia en los hechos “caracteres de delito” y cree que la empresa no cumplió “con las normas de prevención exigidas a la normativa de riesgos laborales” y con ello contribuyó “de forma relevante al deceso del perjudicado Sergio Rivera”]
¿Ustedes cómo recibieron la noticia?
El 3 de febrero de 2016 por la tarde llegaron los de Abengoa. Yo no estaba en casa porque estaba trabajando y mi hijo (el hermano de la víctima) estaba en la casa de mi hermano haciendo una obra. Allí, por desgracia, le dieron la noticia. Y entonces ya vinieron a mi casa. Yo cuando vi a los del traje ya sabía que algo malo pasaba. Como vi a mi hijo y mi marido, se me vino a la cabeza enseguida mi Sergio. Pero ya no le puedo contar más porque yo caí ahí en el sofá. Luego estuvieron haciendo papeles. Yo, nada más que abría los ojos, veía mi casa llena de gente. Llevaban solo 12 días que se había ido después de pasar los Reyes y año nuevo. Solo me acuerdo de ver en el pasillo de mi casa, con mi marido y mi hijo, a aquellos dos hombres del traje negro.
Mi hermana le escribió al Rey porque dijeron que iba a ir a Arabia Saudí, a ver si podía hacer algo
¿Cuánto tiempo transcurrió desde que falleció hasta que recibieron el cuerpo?
45 días.
¿Por qué tanto?
Decían que no se podía, que allí tenían unas normas, estuvimos hablando con el cónsul porque un matrimonio que son de aquí del pueblo vivían cerca de Arabia Saudí y nos dieron un teléfono del cónsul y ellos nos decían que no se podía. El de Abengoa también decía que los trámites allí van muy lentos, que no le querían hacer la autopsia allí y nosotros no queríamos que viniera sin la autopsia. A los 45 días llegó. Eso fue un calvario. No lo quiero ni pensar. Ellos decían que no lo podían traer. Nosotros lo que decíamos es que la empresa se lo llevó y la empresa lo tenía que traer, era lo que nos decía el cónsul, eso era lo que nos decía. ‘Y ya mañana, y ya pasado’… y estuvimos 45 días.
[El Juzgado de lo Social número 7 de Madrid determinó que Abengoa era la empresa para la que trabajaba Sergio Rivera. Entre otras consideraciones, destaca que fue la que se encargó de la repatriación del cadáver mediante el seguro que tenía suscrito con Europ Assistance España SA. Durante el pleito, Abengoa se desentendió de su trabajador diciendo que en realidad trabajaba para otra empresa llamada Inabensa Saudí. La sentencia estableció que esa compañía fue “creada con fines defraudatorios” por Abengoa para eludir su responsabilidad con los empleados desplazados a Arabia Saudí]
¿Exteriores lo delegó todo en Abengoa?
Sí. Le escribimos hasta al Rey. Mi hermana le escribió al Rey porque dijeron que iba a ir a Arabia Saudí, a ver si podía hacer algo. Pero como era cuando no teníamos Gobierno por las elecciones dijeron que el Rey no iba.
¿Recibieron respuesta de la Casa Real?
Sí, sí, contestaron dando el pésame y dijeron que lo sentían mucho. Está la tarjeta por ahí guardada con toda la documentación.
¿Qué os contaba Sergio de su situación allí?
Sergio cada dos meses venía, estaba un mes y volvía. Él decía que estaba bien, es lo que nos decía. La primera vez que vino estaba más delgado. Yo, la última vez que vino, ya no quería que se fuera. El 22 de enero se fue y el 3 (de febrero) fue cuando le pasó eso. Él estaba contento.
Un compañero dijo que no podían dar ninguna información, que se metían en un lío
¿Qué otros trabajos había tenido?
Era mecánico y había estado trabajando en un taller de maquinaria de Granada y después estuvo trabajando en Otívar con otra compañía. Luego ya en un solar que nosotros teníamos hizo un taller y trabajaba allí.
¿Cómo os anunció que se iba a Arabia Saudí?
A él la maquinaria grande le encantaba y ya llevaban un mes detrás de él. Y yo le decía "ay Sergio no te vayas tan lejos que a mi me da mucho miedo". Y él me decía que no pasaba nada. Se ve que le convencieron, yo no le pude convencer.
¿Se ha puesto en contacto algún compañero de Sergio con ustedes para contarles qué pasó?
No. Y uno de mi pueblo que tenía allí un amigo trabajando yo le pregunté a su madre y le dije que por favor cuando viniera su hijo que quería hablar con él. Y su hijo le dijo que no podían dar ninguna información, que se metían en un lío. Y otro que había estado trabajando con él también. Mi hijo lo llamó porque lo buscó por Internet, estuvo hablando con él y le dijo "¿por qué no queréis explicar las condiciones en las que estabais?" y le dice "ay, no, no, yo lo siento en el alma, pero yo no quiero líos".
¿Cuánto cobraba al mes?
3.000 euros. No es mucho para estar dónde está.
¿Y qué les pareció descubrir que no estaba dado de alta en la Seguridad Social?
Muy mal porque además cuando él vino tuvo que ir a Madrid, dijo que le habían subido la cuota de cotización y se quedó conforme. Pero nos dimos cuenta de que no estaba dado de alta cuando fuimos a por los papeles para la declaración de la renta. Entonces fue cuando salió que no había estado dado de alta.
[La sentencia del Juzgado de lo Social número 7 de Madrid dio la razón a la investigación realizada por al Inspección de Trabajo y Seguridad Social que estableció que Abengoa no había dado de alta a su trabajador. Luego esa sentencia fue confirmada en el Tribunal Superior de Justicia de Madrid]
¿Ya una vez fallecido?
Sí, sí. Una vez fallecido tuvimos que hacer los papeles de todo lo que había pendiente. Entonces nos dijeron que teníamos que hacer la declaración de la renta. Fuimos a buscar los papeles y nos dijeron que no estaba dado de alta. Entonces fue cuando nos dimos cuenta porque un muchacho de Comisiones Obreras (CC.OO) nos puso en contacto con la Inspectora de Trabajo de Madrid y empezaron a ver que era más gente la que no estaba dada de alta en la Seguridad Social.
¿Qué respuesta han tenido de Abengoa?
Pues después del fallecimiento, que no era trabajador de Abengoa. Fuimos a un juicio a Madrid en mayo de 2017 y dijeron que no era trabajador de Abengoa y que no tendríamos que haber ido a Madrid pese a que a él le hicieron la entrevista de trabajo en el Paseo de la Castellana.
¿Y qué esperan de la investigación abierta en la Audiencia Nacional?
Lo que tienen que hacer es darle solución, no nos pueden tener así. Nosotros estamos muy mal psicológicamente, mi marido y mi hijo. Mi hijo no levanta cabeza. Tiene 37 años, le sacaba dos años y ocho meses, estaban muy unidos, lo está pasando muy mal, eran de la misma pandilla, ahora él se junta con los amigos y la mitad de las veces se tiene que volver. Yo lo que quiero es que se haga justicia y que cada uno pague por lo que ha hecho porque no tenían ninguna seguridad allí y se ve que los tenían atemorizados. Yo no sé cómo los tenían pero nadie quiere hablar nada y allí había 500 trabajadores. Los recuerdos los tenemos continuos y más en un pueblo tan pequeño, no se nos va a ir en la vida.
[Entre las personas citadas por la Audiencia Nacional se encuentra un testigo que estaba en el lugar en el que se produjo el accidente laboral que acabó con la vida de Sergio Rivera. Según dijo en su día, la maquinaría que mató al mecánico hubo que repararla “miles de veces”, que su mantenimiento era “defectuoso” y que se utilizaba por encima de su capacidad por “los retrasos en la obra que acumulaban los contratistas”]