Mercedes Villen, de 84 años, fue brutalmente asesinada el pasado 23 de mayo de 2019 en su domicilio en la calle los Ángeles de Fuenlabrada. Tres años después su homicida confeso, Rafael Zamora, ha sido condenado a 10 años de prisión y a cinco de libertad vigilada. Un caso 'aparentemente cerrado' pero la familia no se da por vencida. Consideran que el asesino contó con ayuda y piden que el juzgado solicite nuevas diligencias a la Policía Nacional para dar con terceras personas.
Cuando se cometió el crimen, el asesino, Rafael, era pareja de una "buena amiga" de Mercedes. Compartían muchas tarde en el bingo de la localidad. Las pruebas de ADN recogidas en el domicilio de la mujer apuntaron que este hombre era el principal sospechoso de su asesinato. Sin embargo, en ese lugar había otras dos muestras que no fueron relacionadas con otra personas.
Amenazan al asesino
Rafael fue detenido y confesó el asesinato. Esta circunstancia, según la familia y los amigos de la víctima, hizo que no se continuaran las pesquisas en torno al resto de personas que pudieron participar en el mismo. La Asociación Cultural de Mayores de Fuenlabrada (ACUMUFU) ha manifestado su rechazo al "cierre en falso" de este crimen, según una nota recogida por Vozpópuli.
Y es que el asesino confeso recibió una puñalada meses antes de su detención. Esta agrupación sospecha que fue una advertencia de su cómplice para que no le incriminara. "Se dice que incluso le amenazó con matar a un familiar de incumplir su promesa", explican.
La familia está indignada
Desde esta asociación detallan que el muestreo del ADN realizado a los tres sospechosos podría haber dado sus frutos e identificar a los dos asesinos y torturadores de Mercedes. "Una vez más nos queda la amargura de la justicia ciega con los más desamparados y vulnerables, dejando una situación de impotencia a todos los que formábamos parte de su vida", lamentan.
"La familia de Mercedes nos traslada su indignación y lamenta que el daño continúe en sus cabezas, al saber que el otro asesino sigue haciendo vida normal riendose en la cara de todos y dando gracias a la justicia", critican.
En la comparecencia ante el juez, Rafael ofreció un dato fundamental. Dijo que tenía sus motivos para no revelar el nombre de su cómplice. Después fue condenado a 10 años de prisión y 5 de libertad vigilada. Algo que no es suficiente para los amigos y la familia de la víctima.