La cara oculta de la prostitución en un chalet de Leganés. La casa tenía tres pisos con una apariencia normal para los clientes que la visitaban. Sin embargo, en el sótano la situación era bien diferente. Doce mujeres vivían hacinadas entre humedades, calor y unas condiciones poco higiénicas. Esta fotografía se la encontraron los agentes de la UCRIF de la Policía Nacional que han desmantelado esta organización criminal que se dedicaba a la explotación sexual de jóvenes en situación irregular en nuestro país.
Como es habitual en estos casos, las mujeres eran obligadas a trabajar las 24 horas del día de manera ininterrumpida todos los días de la semana. También tenían que consumir sustancias estupefacientes cuando prestaban los servicios sexuales.
3.000 euros al día
Todo ello bajo la batuta de un portugués y una paraguaya que eran los líderes de la organización. Con este negocio ganaban la friolera de 3.000 euros al día, "tirando por lo bajo", según explican a Vozpópuli los responsables de la investigación del Grupo 6 de la UCRIF de la Jefatura Superior de Policía Nacional. La banda contaba con dos puntos de prostitución: el chalet en Leganés y un piso en Móstoles. Tenían un total de 18 mujeres explotadas. Los agentes han conseguido detener a una decena de implicados en la trama. Han sido liberadas seis víctimas.
La investigación se inició en el mes de marzo cuando, gracias a un testimonio recibido en la dirección de correo trata@policia.es. Se localizó a una mujer que encontrándose en situación irregular en nuestro país era obligada a ejercer la prostitución en un chalet de Leganés junto a otras once mujeres que se publicitaban con anuncios en páginas especializadas en prostitución.
Tráfico de drogas
Las víctimas eran captadas a través de las redes sociales donde también se ofertaban sus servicios. La labor de en cargadas del lugar la llevaban a cabo dos mujeres de la organización que recibían los pagos por los servicios sexuales por adelantado y que traficaban con sustancias estupefacientes. Los agentes ahora siguen el rastro de ese dinero ya que se podían abonar los pagos con Bizum y con tarjeta de crédito.
Este inmueble contaba con un sistema de videovigilancia que controlaba los accesos y los movimientos de las mujeres explotadas en el interior. Los agentes constataron que los clientes antes de llegar hacían una llamada de teléfono para ser monitorizados por las cámaras de seguridad y posteriormente una mujer abría la puerta y salía a su encuentro.
Las víctimas del negocio de la prostitución no tenían llaves del domicilio, solo podían abandonarlo acompañadas cuando las trasladaban a realizar un servicio a otro lugar. Convivían en una situación infrahumana, hacinadas en habitaciones del sótano sin ninguna ventilación.
Las "multas" de la prostitución
De igual forma, existía un “sistema de multas” para coaccionar a aquellas que no hacían lo que se les pedía. Los agentes también localizaron otro inmueble en Móstoles donde trabajaban seis mujeres y era regentado por una pareja que contaba con otra mujer que hacía las funciones de encargada.
El pasado 13 de junio se produjo la detención de 22 personas, diez pertenecientes a la cúpula de la organización, como presuntas autoras de los delitos de prostitución, contra la salud pública, abusos sexuales y la ley de extranjería. Se incautaron varios cuadernos con anotaciones donde se agendaban tanto los servicios como los pagos y el dinero en metálico recepcionado.
Una plantilla de conductores
Los agentes de la Policía Nacional también encontraron un documento donde se aleccionaba a las víctimas en caso de ser localizadas por la policía y diversas sustancias estupefacientes como hachís o cocaína. La organización de la prostitución también contaba con una plantilla de conductores que transportaban a las chicas para realizar servicios en casa.
El líder de la banda, que residía en otro chalet, contaba con tres coches y tenía a su nombres varias empresas que no tenían ningún tipo de actividad. "Su objetivo era dar salida al dinero que estaba generando", explican los investigadores. En el registro de la casa hallaron 6.000 euros en metálico pero numerosos boletos de pagos con tarjeta en concepto de la prostitución.