El vicealcalde capitalino, Miguel Ángel Villanueva, uno de los pocos dirigentes tocados con el don de la oratoria en el Pleno de la Villa de Madrid, ha sorteado las preguntas del PSOE y UPyD en la comisión de investigación del Madrid Arena con más arte que argumentos, haciendo recaer una y otra vez el peso de la responsabilidad en el propietario de Diviertt y organizador del trágico festival celebrado en el recinto municipal el pasado 31 de octubre, el turbio promotor Miguel Ángel Flores. Con el guión aprendido al dedillo, Villanueva ha reiterado no pocas veces que el Ayuntamiento actuó en todo momento de forma transparente tras el accidente, que su relación con Flores no supera la condición de "conocido" y que la actuación de la alcaldesa, Ana Botella, fue ejemplar. "La alcaldesa ha estado en todo momento con las víctimas", dijo, obviando que a los dos días de la mortal avalancha, antes de conocerse la cuarta muerte, pasó el fin de semana en un spa de lujo en Portugal con su marido, José María Aznar.
El portavoz socialista, Jaime Lissavetzky, ha centrado su turno en el contrato de fidelización firmado entre Ayuntamiento y empresa, cláusula que dejaba desiertos los concursos para organizar eventos en recintos municipales, según Lissavetzky. "Irresponsabilidad y negligencia. Eso es lo que ha estado ocurriendo en todo este caso. El delegado de Urbanismo, el de Obras Públicas y usted mismo estaban en los consejos de administración de Madrid Espacios y Congresos, empresa que usted presidió. ¿Cómo puede ser que usted no tenga ninguna responsabilidad en las contrataciones con toda la maraña de informes presentando irregularidades en este tipo de instalaciones?".
Villanueva se ha descargado de un plumazo cualquier atribución relacionada con Espacios y Congresos, incluida la etapa que la presidió. "Nunca tuve funciones ejecutivas, ni siquiera como presidente". También ha citado en una decena de ocasiones los informes colgados en la web como "ejemplos de transparencia". Menos convincente ha sonado cuando ha pasado de puntillas por la supuesta exclusividad otorgada a Diviertt: "No conozco esos contratos". Y ha rebajado su pretendida relación de amistad con Flores a la de "conocido".
"¿Cuántos empresarios conoce usted para que formen parte de las 12 empresas preferentes que contrata el Ayuntamiento?", le ha interrogado el portavoz de UPyD, David Ortega. "¿Por qué se contrata a alguien que no paga la Seguridad Social o que supera el aforo habitualmente? Es que tiene que explicarlo: ¿qué tiene Diviertt para ser contratada?". Ortega, cuyo grupo ha elaborado una cronología sobre los eventos organizados por la empresa de Flores en diferentes recintos municipales, superando todos ellos el aforo permitido, ha recibido la misma respuesta que Lissavetzky: "Señor Ortega, le repito que yo no he tenido ninguna función ejecutiva en Espacios y Congresos", remachaba Villanueva.
La mano derecha de Botella ha hablado más del pasado reciente –la tragedia y sus postrimerías– que del pasado simple –la época de contratas frecuentes con Diviertt, los informes técnicos que aludían a irregularidades–. "Flores nos ha engañado en muchas cosas, y muchas cifras no son reales. Recuerdo que Flores dijo ante el juez que se vendieron 9.600 entradas. Cuando tuvimos constancia de las avalanchas en el festival, en todo momento expliqué que el dato daba nos lo había proporcionado la empresa promotora del evento con total transparencia”.
Al final, Ortega le ha retado. "Escúcheme bien, señor Villanueva. Seis meses, un año, no sé cuánto: se demostrará que el Madrid Arena es inseguro. Ya lo verá".