Rajoy subió a mediodía a la tribuna de oradores con un discurso tan inteligentemente estructurado que en sus primeros párrafos podría haber valido sin problemas para Rubalcaba: “Cinco millones novecientos sesenta y cinco mil cuatrocientos desempleados…No hay ni brotes verdes ni nubes pasajeras…Una situación económica terriblemente dura…”. Por la tarde, a una hora taurina, Rubalcaba se encaramaba al estrado con el estómago encogido por la descarga que el PSC, uno de los mayores graneros de voto socialista, acababa de hacer sobre la Corona pidiendo desde Barcelona la abdicación del Rey. Hubo desmarque desde Ferraz y Rajoy tuvo el detalle de no mencionarle siquiera a su contrincante un episodio que revela el vidrioso momento por el que atraviesa el PSOE en su conjunto.
Rubalcaba se encaramó a la tribuna con el estómago encogido por la descarga que el PSC hizo sobre la Corona pidiendo desde Barcelona la abdicación del Rey
El presidente demostró ayer que conoce la crisis del primer partido de la oposición y que no le conviene hacer sangre porque encierra no pocas ventajas para él. Tantas, que llegó a espetarle a Rubalcaba: “Yo no voy a pedirle su dimisión, no me interesa”. Es la puya que más puede escocerle al líder socialista y a su parroquia, con quienes Rajoy tuvo también el detalle de no citarles el escándalo de los Ere’s en Andalucía, el ‘caso Campeón’ o la salpicadura que sufre el socialismo catalán como consecuencia de la afición al espionaje de algunos de sus dirigentes. La frase más oída en los corrillos del PP al finalizar el duelo con Rubalcaba fue: “El presidente le ha perdonado la vida”.
La política se nutre también de sensaciones y las que ayer se compartían en el Gobierno y en el Grupo Popular colocan a Rajoy de pie, fuera de la lona en la que ha parecido descansar noqueado durante semanas por el ‘caso Bárcenas’. El reconocimiento explícito de la grave situación económica, del drama del paro y de la exasperante lentitud con la que se empezará a crear empleo reflejan que el presidente, al menos con esta oposición, va sobrado y no lo disimula.
El debate con Rubalcaba le ha resucitado y también ha enfriado las hipótesis que se venían barajando sobre una inminente crisis de Gobierno. En su primera intervención, la que emite señales más fiables sobre sus coordenadas mentales, tuvo generosos elogios a las políticas que han promovido en el último año los ministros más discutidos, entre ellos Cristóbal Montoro (Hacienda), Fátima Báñez (Empleo) y José Ignacio Wert (Educación). Ana Mato tuvo que esperar hasta media tarde para escuchar de boca de Rajoy una apología de su política sanitaria, pero finalmente llegó porque Rubalcaba se lo puso en bandeja.
Rajoy elogió en su discurso las políticas de Montoro, Báñez, Wert y Mato, los ministros más cuestionados del Gabinete
Confirmado, pues, el núcleo del equipo económico - para Luís de Guindos (Economía) y José Manuel Soria (Industria) también hubo regalos -, Rajoy despejó el guión con el que pretende apurar la legislatura y se reserva para cuando él quiera, sin coacciones mediáticas ni presiones de la oposición, un baile ministerial que algunos en el PP atisban ahora para el verano.
Esta comparecencia de Rajoy en mitad de la tormenta puede haberle servido, el tiempo lo dirá, para probar que tiene relato. En política, las herencias no se reciben a beneficio de inventario: 30.000 millones de déficit bajo las alfombras, casi cinco millones de parados, estrangulamiento financiero, alto endeudamiento exterior…Una “bomba de relojería”, dijo el presidente, que no se podía desactivar “a martillazos”, con el país al borde “de la suspensión de pagos”. Con este argumento justificó sus ajustes y presumió de haber alejado con ellos a España de la amenaza del rescate, consiguiendo una rebaja del 45% de la prima de riesgo en solo siete meses.
El presidente presumió de haber alejado a España de la amenaza del rescate, consiguiendo una rebaja de la prima de riesgo del 45% en los últimos siete meses
La réplica de Rubalcaba la despachó de un plumazo: “El problema es que usted tiene pasado y carece de credibilidad…Hizo lo contrario de lo que propone”. A la faena no le dedicó mayor esfuerzo porque el líder del PSOE tampoco presentó una alternativa de política económica. Fuentes socialistas reconocen que lo único que le preocupaba ayer a Rubalcaba era “conectar con la calle”, actitud que explica, en parte, la vaguedad de sus propuestas: pacto por el empleo, aumento de impuestos, entierro de la reforma laboral, bajada del precio de los medicamentos a costa de las farmacéuticas y reforma constitucional para reconocer “la realidad” de Cataluña. Sus recetas las completó con un diagnóstico muy pesimista, casi el de una España sin salida, de la actual coyuntura, un país, dijo, “empobrecido, entristecido e intervenido”.
En las filas socialistas hubo quien recordó ayer el congreso celebrado hace un año en Sevilla, en el que Rubalcaba salió elegido secretario general, y las ventajas que hubiera tenido el PSOE si en su nombre se hubiera subido ayer a la tribuna “alguien sin pasado”, aunque fuera solo para poder entonar un discurso menos maniatado y más fresco. Rajoy no le dejó apenas espacio para describir lo mal que está el país, pues ya lo hizo el presidente por su cuenta, y tampoco le dio cancha por el flanco de la corrupción, en el que Rubalcaba ni siquiera se atrevió a mencionar la sacudida que sufre la Corona por el ‘caso Urdangarín’ después de recurrir con Bárcenas, Camps y Matas a los manuales al uso.
"Tal y como está ahora el Gobierno, un líder de la oposición con credibilidad lo hubiera tumbado", asegura un veterano dirigente socialista en el Congreso
“Tal y como está ahora el Gobierno, un líder de la oposición con credibilidad lo hubiera tumbado”, aseguraba anoche resignado un veterano dirigente socialista que no frecuenta la agresividad contra su jefe. “Lo que no es razonable, mire por donde se mire, es que con lo que está sucediendo en España el PSOE caiga más en las encuestas de lo que lo hace el Gobierno”, comentaba otra parlamentaria socialista desanimada por lo que se vivió ayer en el Congreso.