El teatro vuelve de nuevo a la Carrera de San Jerónimo, pero esta vez bajo rasgos nunca vistos. No tiene precedentes que una prediputada deposite su voto en la tribuna acompañada de su bebé, como tampoco que los parlamentarios estrenen su tono mitinero desde el escaño antes incluso de conseguir su plena condición de tales. Esto fue lo que este miércoles se vivió en el Congreso, donde Pablo Iglesias y su guardia pretoriana se esforzaron en dejar claro que el acuerdo sellado por el PSOE con el PP y Ciudadanos para repartirse la Mesa de la Cámara Baja y dar su presidencia al exlendakari Patxi López, supone para Podemos un punto de difícil retorno en los esfuerzos que en lo sucesivo puede hacer para confiar en los socialistas. Es una circunstancia a tener muy en cuenta, ya que si en algo coinciden Mariano Rajoy y Pedro Sánchez es en que los 69 diputados de la izquierda radical que ahora se sientan en el hemiciclo son los que tienen la llave para dar aire a la XI legislatura, permitiendo la formación de Gobierno o, por el contrario, precipitando nuevas elecciones.
La posibilidad de nuevas elecciones acabará dependiendo de los cálculos que interesen a Pablo Iglesias
Igual que la CUP colocó en el alero durante más de tres meses la legislatura catalana, ahora es Podemos la formación que tiene la sartén por el mango en el centro de la soberanía nacional, en un periodo donde se cruzan varios calendarios a la vez: el que maneja Zarzuela para iniciar las consultas y proponer un candidato a la investidura; el que depende de Mariano Rajoy para intentar que algún grupo ajeno al suyo le apoye con los votos suficientes para continuar en La Moncloa, una misión cada vez más difícil; y el que marcará los tiempos de Pedro Sánchez para consolidarse o no dentro del PSOE, algo sobre lo que recibirá señales firmes en el comité federal previsto para el sábado, 30.
Según el análisis compartido tanto en el Gobierno como el cuartel general socialista, sobre estos calendarios va a sobrevolar en los próximos días/semanas el puro cálculo electoral. Si Pablo Iglesias llega a la conclusión de que a Podemos le benefician nuevas elecciones porque puede dar el sorpasso y convertirse en segunda fuerza política, “no habrá nada que le frene”, aseguran fuentes de los dos principales partidos. Los gestos que este miércoles hizo la cúpula de Podemos hacia el PSOE fueron de una extrema dureza al considerar que Pedro Sánchez no la ha tenido en cuenta en el reparto de los cargos que administrarán en adelante el día a día parlamentario y ha priorizado el pacto con Albert Rivera y con el PP. Si el enfado cede en breve y hay una aproximación a los socialistas, se demostrará que Podemos ha concluido que no le favorecen unas nuevas elecciones y, por lo tanto, apoyará la investidura de Sánchez. Si, por el contrario, el cabreo aumenta, se hará evidente que Iglesias ha empezado a trabajar en serio a favor de una nueva campaña electoral.
Los cálculos electorales dificultan los pactos
A pesar de que Albert Rivera se presenta todavía con cierto descaro como fiel de la balanza, aunque cuenta solo con 40 diputados, se ha quedado sin balón en este juego y deberá limitarse a esperar, aseguran tanto en el PP como en el PSOE. Ambos partidos coinciden en que a Ciudadanos es a quien menos interesa ir a unas nuevas legislativas, puesto que podría perder casi la mitad de la representación que acaba de ganar. Eso explica que su guión postelectoral apenas haya variado desde el 20-D y se haya enquistado en lugares comunes relacionados con la importancia que concede a la formación de un Gobierno estable.
En esta misma dinámica, desde el burladero, están también el Gobierno y el PP, pendientes de los cálculos electorales del resto de las fuerzas políticas. Consciente de que Rajoy tiene escasas posibilidades de conseguir el apoyo del PSOE a su investidura por más presiones que Sánchez reciba del Ibex y por más avisos que lleguen en próximas fechas de Bruselas, el relato del presidente en funciones no pasa de momento del emplazamiento a los socialistas y a Ciudadanos a componer una gran coalición en la que prevalezcan los intereses nacionales y la recuperación económica, en un afán por evitar unos nuevos comicios que prolongarían probablemente la incertidumbre política hasta bien entrado el verano.
Ciudadanos es el menos interesado en que se repitan las legislativas, pues podría caer por debajo de los 30 escaños
La paradoja, afirman en el PP, es que son los propios cálculos electorales y, por tanto, la desconfianza que genera la posible cercanía de una nueva campaña, los que van a dificultar las negociaciones para formar Gobierno, pues ni Rajoy, ni Sánchez, ni Iglesias ni Rivera van a querer correr riesgos antes de conocer qué recorrido real le aguarda a la XI legislatura.
¿Están los mercados financieros preparados para digerir varios meses de zozobra política? La respuesta de un alto cargo del Gobierno es sorprendente: “Mi conclusión es que los mercados no se enteran de lo que pasa”.