Los separatistas avanzan. Los constitucionistas, no. La 'pax catalana' tejida entre PP, PSOE y Ciudadanos para hacer frente al nuevo brote de independentismo en Cataluña apenas duró unas horas. La unidad de los defensores de la Constitución, promovida a golpe de telefonazos de Mariano Rajoy a Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Albert Rivera sucumbió estrepitosamente víctima del feroz pulso por la investidura. El frente común de partidos que defienden el marco constitucional acaparó la actualidad de la mañana, con una comparecencia de la vicepresidenta del Gobierno, quien proclamó la decidida firmeza del Estado para atajar los impulsos tempestuosos de quienes pretenden quebrar la unidad de la nación. Pedro Sánchez se sumó raudo a la posición gubernamental, con una declaración firme contra los secesionistas y un apoyo sin fisuras a la acción del Ejecutivo. Soplaban vientos de calma y sonidos de armisticio.
Un circo de tres pistas
En una especie de circo de tres pistas, Cataluña oficiaba de protagonista en dos de ellas. De un lado, la iniciativa aprobada en el Parlament para consumar la denominada 'desconexión'. Al tiempo, en la mesa del Congreso se debatía sobre la aprobación de los grupos parlamentarios, con una patata muy caliente: ¿qué hacer con la demanda de Convergencia? No estaba la tarde para polémicas y se decidió aplazar la solución hasta el viernes. PP y PSOE evitaron pronunciarse sobre el particular en una jornada alterada por las turbulencias de la Cámara catalana.
Quienes pretenden la ruptura de España no pueden obtener un apoyo en el Congreso, vino a decir el líder de Ciudadanos, quien incluso volvió a sacar a colación a Bárcenas y la corrupción
Paralelamente, y a lo largo de todo el día, comparecían ante los medios los dirigentes políticos que habían acudido a la Zarzuela en la ronda de audiencias para desatascar la investidura. Caras serias, interpretaciones pesimistas. Y una frase común: el Rey no quiere terceras elecciones. Hay que hacer todo lo posible para evitarlo. Un claro mensaje a los tres líderes políticos que este jueves pasarán por palacio: Rajoy, Sánchez y Rivera.
La nueva eclosión del separatismo catalán pareció actuar como un bálsamo sobre las tres fuerzas en cuyas manos está encontrar una salida. El ensalmo se evaporó con la aparición ante los medios de Albert Rivera, indignado ante la posibilidad de que el PP acepte la formación de un grupo propio para Convergencia. Quienes pretenden la ruptura de España no pueden obtener un apoyo en el Congreso, vino a decir el líder de Ciudadanos, quien incluso volvió a sacar a colación a Bárcenas y la corrupción en la formación conservadora.
¿Nuevas elecciones?
Como en septiembre del pasado año, Cataluña podía haber ejercido de argamasa para que los tres partidos constitucionalistas olvidaran sus disputas y aunaran posturas. No ha sido así. Todo fue un espejismo. Rivera colocó de nuevo el foco sobre la cruda realidad. En Moncloa se palpa un creciente pesimismo sobre la posibilidad de dar con una salida en los tiempos que anunciaba Rajoy. Es decir, investidura la semana próxima y Gobierno en torno al 8 de agosto. El líder de Ciudadanos evitó cualquier tipo de ambigüedad y quiso dejar muy claro que no mudará su actual abstención por un 'sí' al Partido Popular. Sánchez mantiene su silencio. Es decir, no se mueve un centímetro de su pétreo 'no'. Rajoy pedirá más tiempo al Rey, a la vista de la situación de enroque colectivo. Las preguntas permanecen en el aire. ¿Habrá investidura? ¿Nuevas elecciones?
En Moncloa se palpa un creciente pesimismo sobre la posibilidad de dar con una salida en los tiempos que anunciaba Rajoy
Puede ser este jueves el día de las sorpresas. Nadie adivina grandes cambios, ni especiales novedades. La partida se alarga, la solución no llega y la vía hacia las terceras elecciones era este miércoles la cantinela de todos los interlocutores del Monarca. Nadie votará sí al candidato del PP en el caso de que dé un paso al frente para intentar su investidura. La erupción del volcán catalán apenas desplazó, durante unas horas, la obsesión por el gran embrollo. En círculos del Gobierno dan por hecho que el mazazo de los separatistas hace imposible toda posibilidad de que Sánchez siga soñando con una alternativa de gobierno a la izquierda. Pero nadie lo descarta. Este jueves se pondrán todas las cartas sobre la mesa. Quizás toque barajar de nuevo.