No será, vaticinan fuentes socialistas, una intervención a la portuguesa, entre otras razones porque el Gobierno se está acercando de forma acelerada a Mario Monti para hacer tándem frente a las presiones de Angela Merkel. Podría ser algo parecido a una especie de Plan Marshall para los países del sur, bendecido por Obama y sometido a unas condiciones de ajuste muy duras, aunque no tanto como las de Grecia.
En la ejecutiva socialista se opina que, incluso en un escenario de rescate completo para España, el Gobierno de Mariano Rajoy no capitularía, sino que pondría en valor los 186 escaños que le dan una cómoda mayoría absoluta. Este dato es, de hecho, el elogio más frecuente que el equipo del presidente escucha en Bruselas, pues en Europa hay pocos gabinetes que estén respaldados por mayorías tan amplias.
Los socialistas creen que si la intervención llegara conjuntamente a España e Italia, Mariano Rajoy resistiría en el Gobierno
Sin embargo, en el PSOE se barajan también otros escenarios más adversos para España y algo menos para sus intereses de partido. Hace ya tiempo que, en diferentes foros, Felipe González, Javier Solana y otros antiguos miembros de la conocida como vieja guardia socialista, vienen anticipando una coyuntura de emergencia nacional en la que haría falta un gobierno de coalición entre las principales fuerzas políticas, cajón en el que tienen interés también en introducir a los nacionalistas catalanes de Josep Antoni Durán i Lleida. Algunas de las terminales mediáticas próximas a Rubalcaba se han abonado a la misma tesis. El pasado día 17, Juan Luis Cebrián escribía en El País un artículo titulado “una libra de carne fresca” en el que concluía que la superación de la crisis no podía ser encarada por España “por ella misma” ni tampoco por el actual Gobierno “en solitario, por más que tenga capacidad de aprobar leyes”. “Necesita el aval de un consenso mucho más amplio que el de su electorado”, zanjaba el presidente del citado medio.
El equipo que rodea a Rubalcaba no solo está apuntado a la misma tesis sino que la está jaleando para compensar los crecientes problemas de liderazgo interno que afronta en su partido. El problema es que, según sus previsiones, Mariano Rajoy no tirará la toalla e intentará evitar con todas sus fuerzas un Gobierno de coalición con los socialistas recurriendo a disfrazar la hipotética intervención de España como acaba de hacer con el rescate bancario, al que ha denominado “línea de crédito”. Esta estrategia se vería reforzada, añaden las mismas fuentes, en el caso de que la ayuda a España se complementara también con la inyección de dinero a Italia, siguiendo así las sugerencias, algunos las califican de presiones, procedentes de Estados Unidos.
Un alto dirigente socialista, comenta: “Nosotros estamos dispuestos a colaborar al máximo con el Gobierno en una situación de emergencia, pero una cosa es que hayamos perdido soberanía política y autonomía financiera y otra muy distinta que sea la Troika la que rediseñe nuestro mapa bancario, algo que nunca deberíamos permitir”.
A modo de ciencia ficción, algunos parlamentarios vinculan los movimientos en el PSOE a los que estarían desplegando hombres cercanos a José María Aznar
La profecía de Zapatero –“España será rescatada a mediados de junio” – se ha cumplido de momento en la escena financiera, aunque fuentes cercanas al ex presidente del Gobierno aseguran que su vaticinio era una mera especulación, huérfana de información detallada de por medio.
Los movimientos de la vieja guardia del PSOE se siguen de cerca en medios parlamentarios, donde se hace un cierto ejercicio de ciencia ficción al vincularlos con los que también estarían desplegando en la misma dirección –debilitar a Rajoy– los antiguos hombres de confianza de José María Aznar, con el ex presidente a la cabeza.