Ha sido un revés muy duro y no lo está llevando nada bien. En el cuartel general del PP están seriamente preocupados con su candidato, que se desplaza a los mítines desmoralizado y algo tristón. "No parece él, un tipo tan optimista y jovial. Está hundido", comentan en su entorno. La gran tormenta desatada tras su intervención en Antena 3 por su supuesto machismo es el origen de la desdicha. Con enorme oportunismo político, el PSOE se ha aferrado a este asunto como único eje de su campaña. Lejos de aflojar, un debate tan coyuntural no ha cesado de crecer, alimentado con astucia por los responsables de la campaña socialista. Incluso lo han llevado al ámbito europeo, con la ayuda de sus correligionarios de la UE.
Sin embargo los trackings que llevan a cabo cotidianamente los analistas del PP no ofrecen un repunte de Elena Valenciano. La ventaja de los colores de Mariano Rajoy se mantiene prácticamente en la línea de hace una semana, sin apenas oscilaciones. La principal inquietud en Génova no es tanto la movilización de los socialistas, que sí se aprecia, como la desgana de sus simpatizantes, muy agudizada. "Nos hemos envenenado la campaña nosotros mismos pero los contrincantes no lo están sabiendo aprovechar", comenta un dirigente del PP.
Disculpas denegadas
Las relaciones de Cañete con Génova no atraviesan tampoco el mejor momento. Tras el sonoro traspié se le sugirió que pidiera disculpas públicas por el error y... a otra cosa. Pero se negó en redondo, lo que no fue recibido con agrado en el equipo de campaña, que ha tenido que modificar algunos puntos de su agenda. El propio candidato pidió que le aliviaran de determinadas apariciones en los medios y así se hizo. Primero fue esRadio y luego casi todas las demás. Sólo apareció el domingo en La Razón para explicar que la causa del patinazo fue su cansancio. Pero también evitó perdir disculpas. Hoy está previsto que reaparezca en la Cope, una entrevista que no ha borrado de su agenda, y al mediodía hablará en el Club Siglo XXI, donde se supone que atenderá los requerimientos de la prensa.
En los mítines se muestra apesadumbrado, sin esa imagen de hombre vital y estimulante que siempre ha sido. Rajoy le telefonea con frecuencia, le anima y le transmite muestras de afecto. Muchos recuerdan ahora lo que decía, semanas atrás, el propio Arias Cañete cuando estaba ya perfilada y decidida su candidatura a las europeas. "Yo no quiero hacer campaña, porque no es lo mío", aseguran que le comentó a quien correspondía. De ahí que el presidente optara por hacer pública su designación casi en el límite de lo establecido. Una campaña corta y llevadera. No ha sido así. El protagonista, tras un arranque espectacular, se pegó un 'tiro en el pie' en el ecuador de la travesía.
De hecho, él prefería no aparecer en las listas como cabeza de cartel. Su idea era conseguir ser desginado comisario de la UE sin tener que pasar por el cáliz de unas elecciones. En Bruselas, sin embargo, gusta más que quien aspira a un comisariado sea un miembro del Parlamento. Tuvo que ceder, ponerse el traje de cabeza de lista electoral y someterse al calvario de una campaña electoral.
'Alegría' y 'recuperación'
La actitud melancólica de Cañete contrasta frontalmente con el mensaje que pretenden transmitir los primeros espadas del partido, con Rajoy a la cabeza. 'Alegría' y 'Recuperación' son las palabras clave de los mítines de los populares. Así lo hizo el domingo Rajoy en Cuenca. Este martes lo ha hecho Sáenz de Santamaría en Valladolid, al comentar ante quinientos empresarios que "se nota en las calles, se ve mucha más alegría que hace unos meses". Difícil transmitir la idea del optimismo cuando tu cabeza de lista aparece tan abatido, insisten en Génova, que no se explican aún cómo un hombre de la experiencia del exministro de Agricultura pudo incurrir en semejante torpeza.
Esta noche en Valencia quizás se asista a la reactivación psicológica del candidato. Una ciudad que es un símbolo político para el PP. Esta vez el mitin no se celebrará en la descomunal plaza de toros sino en el Ágora de Calatrava, que tiene un aforo más modesto. Aún así, confían en reunir a casi diez mil personas, una cifra estimable si se piensa en las dificultades que atraviesa el partido en esa comunidad. En la Fiesta de la Rosa, el PSOE tan sólo logró reunir a unas 3.000 personas en torno a Elena Valenciano.