Mariano Rajoy ya no tiene a su lado a cuatro de sus pretorianos. Se trata de cuatro políticos de su total confianza, aunque unos más que otros, que le ayudaron a llegar a la presidencia del Gobierno en 2011: Ana Mato, Alberto Ruiz-Gallardón, Miguel Arias-Cañete y Santiago Cervera. De hecho, ocupaban los números tres, cuatro, cinco y seis de la lista por Madrid del Partido Popular. Es decir, los compañeros de viaje del jefe del Ejecutivo, elegidos por formar parte de su núcleo de confianza, se están viendo obligados a alejarse. En tres de los casos la salida ha sido traumática para la formación gobernante. Y es evidente que dichos abandonos han erosionado la imagen del gabinete y del partido, incluso entre algunos sectores de sus votantes habituales.
La dimisión de la ministra de Sanidad ha sido el último adiós de alguien cercano para el presidente del Gobierno. Y seguramente ha sido el más doloroso de todos para él. Ni la polémica gestión de la crisis del ébola ni los recortes que tanto le ha achacado la oposición pudieron doblar el pulso a Mato. Finalmente, el caso Gürtel ha provocado su salida del gabinete. Un duro revés para Rajoy, que sigue defendiendo a la ministra saliente y que mantiene una relación de amistad con ella. No en vano, la colocó en el número tres de la candidatura por Madrid, solo por detrás de la hoy vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría. Sin duda, la inminencia del famoso pleno en el Congreso sobre las medidas para abortar la corrupción ha resultado definitiva para que Mato se haya tenido que marchar.
Tampoco resultó especialmente agradable para el partido gobernante y, por ende, para su líder la dimisión del exministro de Justicia Alberto Ruiz-Gallardón. Una salida que se vendió públicamente como intempestiva pero que era obligada teniendo en cuenta el trato dispensado por Rajoy al hombre que ocupó el número cuatro de su candidatura en 2011. El miembro del Gobierno que estaba considerado como el más progresista, consideración proveniente de la fama que él mismo se ha labrado durante su carrera, acabó saliendo por la puerta de atrás al quedarse solo defendiendo una ley, la del aborto, que contentaba a los sectores más conservadores de la formación. Paradojas de la vida política.
A nadie se le escapa que la marcha de Gallardón y la paralización de la ley del aborto han enfurecido a sectores que tradicionalmente han apoyado al PP
Desde el punto de vista ideológico, a nadie se le escapa que la marcha de Gallardón y, sobre todo, la paralización de la ley del aborto prometida en la campaña electoral de 2011 han enfurecido a sectores que tradicionalmente han apoyado al Partido Popular. Sin ir más lejos, el pasado fin de semana se celebró en Madrid una marcha organizada por las asociaciones provida. Al finalizar la protesta, el presidente del Foro de la Familia, Benigno Blanco, exigió al Ejecutivo que "erradique" el aborto y las leyes que lo incentivan y le recordó que los manifestantes no son "cautivos" de nadie y su voto sólo es "prisionero" de sus ideales. "La sociedad sabrá recompensarle con el voto". Más claro, el agua.
El primero de los escuderos en alejarse de Rajoy fue el navarro Santiago Cervera, número seis de la lista por Madrid en 2011. Aunque su nombre sonó para ser elegido como ministro, tras los comicios el presidente del Gobierno decidió que fuera uno de los secretarios de la Mesa del Congreso. Un puesto que evidencia su total confianza en él. El famoso escándalo en que se vio involucrado, que él siempre achaca a una trampa de sus enemigos políticos, supuso su sentencia de muerte, en diciembre de 2012, un año después de las elecciones generales. Contra lo que es habitual, dimitió nada más conocerse el asunto, si bien es cierto que se trataba de un tema cuanto menos llamativo.
De los cuatro escuderos que ya no están junto al líder del PP y del Gobierno, Cañete es el único que abandonó la guardia sin traumas
Bien distinto es el caso del exministro de Agricultura. Cañete, número seis de la candidatura en 2011, dejó el Ministerio y se fue a las listas del PP para las elecciones europeas porque así lo decidió el propio Rajoy. De los cuatro pretorianos que ya no están junto al líder del PP y del Gobierno, es el único que abandonó la guardia sin traumas, ni divergencias ideológicas, ni escándalos de por medio.
