España

El Gobierno exculpa a Marruecos y achaca la ola de pateras a la pandemia

El Ejecutivo de Pedro Sánchez considera que el coronavirus es la verdadera razón de la presión migratoria que durante estas jornadas pone en jaque al archipiélago canario

  • Inmigrantes esperan su turno para ser atendidos tras llegar a Canarias

Puertos saturados. Centros de acogida que no dan a basto. Policías que reclaman más medios. Una administración local al borde del colapso. Militares que acondicionan literas para más inmigrantes. Naufragios en el mar. El fantasma de Lampedusa sobrevuela Canarias. Visiones contradictorias sobre el tema, incluso entre los partidos que integran el Gobierno de coalición.

La presión migratoria se ha convertido en un problema de primer nivel para el Ejecutivo de Pedro Sánchez, que busca una explicación al desafío que se le presenta en el archipiélago. Y al hacerlo no contempla una supuesta responsabilidad de Marruecos; el foco lo pone en la crisis del coronavirus y en sus "devastadoras consecuencias".

Dibujados sobre el mapa, los flujos de inmigración ilegal con destino a España pasan inequívocamente por territorio marroquí. Tanto es así que, tras estallar la crisis migratoria en Canarias, el primer destino elegido por Fernando Grande-Marlaska para buscar una solución de contingencia fue Rabat. El ministro del Interior se reunió con su homólogo Abdelouafi Laftit para abordar el problema. "La reunión fue plenamente satisfactoria", señalan fuentes consultadas por Vozpópuli.

El papel de Rabat

En ese ejercicio de evaluación, Marlaska eximió de responsabilidad a Rabat. Al contrario, destacó la "estrecha colaboración" entre ambas partes durante los últimos años. "El ministro ha viajado siete veces a Marruecos desde que asumió la cartera", señalan desde su departamento. Y destacan que esa aproximación ha permitido reducir drásticamente el número de inmigrantes ilegales que han llegado a territorio español por vía marítima y terrestre: 64.298 entradas en 2018 frente a las 32.513 de 2019.

No faltan las voces políticas que miran con recelo el papel de Marruecos en la actual crisis. Ana Oramas, portavoz de Coalición Canaria en el Congreso, acusaba a Sánchez en una reciente entrevista en El Economista de haber roto la tradición de que el primer viaje oficial al exterior fuese a Rabat: "Es un profundo error que estamos pagando".

En el seno del Gobierno, incluso, se mira con temor la postura de Pablo Iglesias y los suyos hacia el Sáhara, que exige un referéndum de autodeterminación. Lo cierto es que este frágil equilibrio diplomático coincide con uno de los mayores episodios de presión sobre las islas. Sólo se cerró el grifo cuando Marlaska estaba en territorio marroquí, aunque después se volvió a abrir aún con mayor incidencia.

La pandemia

Pero en su análisis, el Gobierno pone el foco en una cuestión principal: el coronavirus. A él le achacan las estadísticas migratorias que se registran en las últimas semanas. "Ha detonado todos los planes", señalan las mismas fuentes, que consideran que el problema de la inmigración es "multidisciplinar" y que la pandemia ha sido un torpedo en la línea de flotación de muchos de esos mimbres.

Las fuentes consultadas por este diario apuntan, esta vez sí, a lo que ocurre en Marruecos, aunque no como sujeto activo de la ecuación. "Dependen en buena medida del turismo". Sólo en 2019, el país registró 13 millones de visitantes, un 5% más que en el año anterior. "Sin esa inyección, muchas personas se han lanzado a una salida que propicia esa presión migratoria", afirman las mismas fuentes.

Aseveran que la crisis sanitaria ha tenido "consecuencias devastadoras" en economías ya de por sí frágiles -en clara referencia a los países con mayor índice de emigración-, empujando a miles de personas a traspasar sus fronteras. "En África, la pandemia tiene un efecto en su ámbito socioeconómico, y la búsqueda de otras vías por parte de esas personas", resumía Marlaska tras la reunión con su homólogo en Rabat, en la que se habló de control de los flujos, intercambio de información policial y operaciones contra las organizaciones criminales que trafican con personas.

Desde el Ministerio del Interior, no obstante, esperan resultados "a corto y medio plazo" para desinflar la presión migratoria sobre Canarias tras la reunión mantenida en Rabat. Y, con ello, aliviar una crisis política que amenaza la estabilidad del Gobierno de coalición.

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