Sarkozy ha insistido en que Francia aplicará la tasa en solitario con el objetivo de arrastrar así de inmediato al resto de países de la eurozona y del mundo, mientras que la canciller se ha dado de plazo hasta marzo para verificar si es posible un acuerdo a 27, su opción preferida.
"Si no damos ejemplo, no se hará", ha sostenido el presidente francés en rueda de prensa tras su primera reunión del año con Merkel para abordar la crisis de deuda en la eurozona.
"La idea de Francia es aplicar el proyecto de directiva sobre la creación de una tasa a las transacciones financieras presentado por la Comisión, ya que no dudamos que así iniciaremos un movimiento en la eurozona para que todo el mundo se dote de esta tasa muy oportuna", ha dicho Sarkozy.
"Una vez que la eurozona se haya dotado de la tasa, el resto del mundo seguirá. Las opiniones públicas de todos los países preguntarán por qué se exonera a la banca de una tasa que la eurozona ha tenido la sabiduría de crear", ha asegurado.
Posición definitiva antes de marzo
En todo caso, Sarkozy ha aclarado que no adoptará ninguna decisión antes de escuchar a los interlocutores sociales el próximo 18 de enero.
Por su parte, la canciller alemana ha defendido la creación de esta tasa y ha dicho que Francia "tiene razón al decir que hay que actuar de una vez y poner los puntos sobre las íes". No obstante, ha evitado comprometerse a avanzar en solitario, como quiere Sarkozy, y ha indicado que "lo que queremos es de aquí a marzo tener una posición definitiva de los ministros de Finanzas".
Para Merkel, lo "preferible" sería introducir esta tasa en el conjunto de la UE, aunque no ha descartado que se aplique únicamente en la eurozona. "Por el momento todavía no hay acuerdo entre los Gobiernos", ha dicho.
Bruselas ha propuesto que la tasa a las transacciones financieras entre en vigor el 1 de enero de 2014, un plazo que tanto Francia como Alemania pretenden acelerar. Pero el primer ministro británico, David Cameron, reiteró este domingo que vetará cualquier plan para implantar este impuesto en toda la UE.
Según los planes de la Comisión, la tasa gravará con un tipo del 0,1% las compraventas de acciones y bonos y con un tipo del 0,01% las de derivados, y podría recaudar 55.000 millones de euros al año.