España

Uno de cada tres militares españoles en misión ya vigila los movimientos de Putin

El estallido de la guerra de Ucrania ha arrastrado el tablero de los despliegues militares hacia el este, a las fronteras de los países aliados con Rusia. España se despliega por tierra, mar y aire a petición de la OTAN

  • Militar del Ejército de Tierra en las maniobras efectuadas en Letonia, en la frontera con Rusia, difundidas por la OTAN -

El estallido de la guerra de Ucrania ha sacudido el tablero mundial y hay algunas cifras que así lo evidencian. Para las Fuerzas Armadas españolas, el mapa de los despliegues en el exterior se ha trasladado irremediablemente hacia el flanco este, a pesar de las pretensiones de atraer la intención de la comunidad internacional hacia los desafíos procedentes del sur. En estos momentos, uno de cada tres militares en misión ya se dedica a vigilar los movimientos de las tropas de Vladimir Putin, en una serie de misiones en las fronteras con Rusia que se desarrollan por tierra, mar y aire.

Actualmente hay cerca de 3.000 militares españoles en misiones en el exterior. De ese total, 1.100 se desempeñan en escenarios de disuasión y vigilancia ante Rusia, siempre bajo despliegues auspiciados por la OTAN, según apuntan los datos recogidos en la Revista Española de Defensa (RED), editada por el departamento que dirige Margarita Robles.

La operación de Presencia Avanzada Reforzada de Letonia [EFP Latvia, por sus siglas en inglés] es la que cuenta con una mayor participación de efectivos españoles, con 600 militares desplegados en Camp Adazi, la mayoría de ellos procedentes de la Brigada Guadarrama XII. En este escenario están desplegados los carros de combate Leopard y los vehículos blindados Pizarro, a los que se recurre con frecuencia en el transcurso de maniobras y ejercicios multinacionales en los que la OTAN exhibe músculo en las inmediaciones de Rusia.

Los países bálticos, además de Polonia, cuentan con la presencia permanente de estos batallones de la Alianza Atlántica, que se pusieron en marcha tras la invasión de Rusia a Crimea en 2014. Ahora, tras el estallido de la guerra de Ucrania, se ha reforzado el número de efectivos de todos estos contingentes, con el objetivo de constituir una disuasión eficaz ante Putin y de ofrecer una respuesta rápida y eficaz en caso de que estalle una amenaza real.

España también ha aumentado su presencia militar en la región tras la invasión de Ucrania. Además de los carros de combate y vehículos blindados, el Ejército de Tierra ha desplegado dos unidades de defensa antiaérea de misiles NASAMS tierra-aire; una en Letonia y otra en Estonia. Ésta última, desplegada en fechas recientes a petición de la propia Alianza. Estos proyectiles tienen capacidad de frenar cualquier amenaza aérea, especialmente misiles de crucero y drones. La gestión de estas baterías supone el despliegue de más de 80 efectivos.

En los cielos y en el mar

En los países bálticos, además, había una presencia habitual de cazas de combate españoles, ejerciendo misiones de policía aérea en la región, dedicada a la interceptación de aviones militares rusos que habitualmente volaban en este espacio aéreo sin cumplir con las normas internacionales de vuelo. Esa misión se ha trasladado ahora a Rumanía, otro punto estratégico próximo a Rusia, donde cerca de 130 efectivos del Ejército del Aire y el Espacio, con aviones F18 del Ala 12.

Un caza F-18 del Ejército del Aire en su despliegue con la OTAN en Rumanía
Un caza F-18 del Ejército del Aire en su despliegue con la OTAN en Rumanía

Una misión que se ha visto reforzada con la incorporación de un radar de vigilancia aérea español, del Grupo Móvil de Control Aéreo, que transmite cualquier incidencia a la base aérea de Torrejón, desde donde la OTAN coordina la vigilancia del espacio aéreo de esta región. El radar, del destacamento Tigru, ya ha superado las 4.000 horas de operatividad en la misión, gracias al desempeño de 40 efectivos españoles.

Por tierra, aire… y mar. La fragata Álvaro de Bazán, de la Armada, patrulla las aguas del noroeste de Europa integrada en la operación SNMG1 de la OTAN, con cerca de 200 militares a bordo. Esta región se ha convertido en un punto clave para la navegación, teniendo en cuenta que los buques militares de Rusia la atraviesan en su ruta rumbo al Mediterráneo. Asimismo, el cazaminas Tajo, con 46 efectivos, forma parte del Grupo Permanente de Medidas Contraminas de la Alianza Atlántica en el mismo Mediterráneo.

El flanco sur

Un despliegue de envergadura que atiende a la necesidad de la OTAN de reforzar su flanco este. España, no obstante, pretende atraer la atención de sus aliados al sur, ante las crecientes amenazas que proceden del Sahel. Nuestro país ya participa en todas las misiones de la Unión Europea en África –Mali, Senegal, República Centroafricana, Somalia, el Índico y Mozambique-.

En la Cumbre que la OTAN celebró en Madrid se desarrolló el concepto de una visión 360 grados de la Alianza, incluyendo también las amenazas del flanco sur: porque la guerra de Ucrania tiene una repercusión directa en las inestabilidades de África, principalmente por los problemas de suministro de bienes de primera necesidad. Y esas inestabilidades son caldo de cultivo para grupos terroristas y organizaciones criminales que operan en la región.

A ese cóctel de amenazas hay que sumar la propagación de los intereses de Rusia en el Sahel a través del grupo de mercenarios Wagner, lo que constituye otro nexo añadido entre la guerra de Ucrania y la crisis del corazón de África.

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