España

Morante hace historia y corta un rabo en La Maestranza 52 años después

Morante de la Puebla ha cortado los máximos trofeos al cuarto de la tarde y ha puesto patas arriba La Maestranza en una jornada que ya entra en los anales de la fiesta nacional

El genio de La Puebla del Río ha hecho historia este miércoles en Sevilla: más de medio siglo después, un torero cortaba las dos orejas y el rabo al cuarto toro de Domingo Hernández y ponía patas arriba la plaza sevillana. “Se ha logrado un hito en mi carrera”, han sido las primeras palabras del maestro al alcanzar el callejón.

Morante de la Puebla ha cuajado un faenón histórico, una locura que ha sido premiada con las dos orejas y el rabo de un público que preñó de pañuelos las gradas del coso sevillano en cuanto dobló el oponente. Nadie había cortado un rabo en La Maestranza desde que Francisco Ruiz Miguel lo hiciera con un toro de Miura en 1971, hace ya más de medio siglo.

En los micrófonos de Mundotoro TV, el maestro –que en su última actuación en esta plaza no dudó en recriminar al presidente que “no tienes vergüenza” porque no le premió su faena como él creyó merecer- aseguraba visiblemente emocionado “han sido muchas las emociones después de un inicio de temporada difícil para mí, psicológicamente. Pero con mucho esfuerzo se ha logrado un hito en mi carrera y en la historia. Todo esfuerzo hecho ha merecido la pena".

La apoteosis vivida en la tarde del miércoles en La Maestranza reconcilia a José Antonio Morante con la afición hispalense poniendo el broche de oro a una relación que, como los amantes, ha tenido altibajos. Pero esta tarde, con una faena redonda de principio a fin -que los puristas incluso aseguran que no ha sido superior a las dos faenas del lunes- pero coronada con una estocada en todo lo alto, ha sellado una jornada que ya está en la historia. El gran toro de Domingo Hernández fue premiado con la vuelta al ruedo.

El 26 de abril ya es historia. Morante puso en ebullición una plaza que rozaba los 38 grados cuando saltó 'Ligerito', el cuarto de la tarde, de la salmantina ganadería de Domingo Hernandez. El de La Puebla, conocedor de lo que se jugaba tras su gesto con la Presidencia el lunes, salió a darlo todo y se encontró con un animal noble que repetía su embestida para hacer bailar las muñecas, el capote -primero- y la muleta después de José Antonio. El run rún en las gradas aventuraba que algo muy grande empezaba a labrarse.

Los brazos de Morante recogieron al toro en los primeros lances con unas verónicas de escándalo, primero al hilo de las tablas y meciendo al toro hasta llevarlo embarcado en el capote hasta el mismo centro de la plaza. Era el Morante de las grandes ocasiones, el genio capaz de parar las agujas del reloj mientras mueve los brazos al compás sin descomponer la figura.

Las tandas con el capote se repitieron, algunas -es cierto- más precipitadas, pero en los tendidos empezaba a perdonarse esa premura a cambio de saber que se estaba escribiendo algo muy grande.

Con la muleta, Morante de la Puebla dio un recital de ayudados por alto dejando venir al morlaco desde lejos. Entre los olés del público se sucedieron los naturales y los cambios de mano mientras la faena se acercaba al final: la suerte suprema. Esa que tantas veces ha echado por tierra las faenas de Morante. Un silencio sepulcral se apoderó de La Maestranza cuando el torero se cuadró para entrar a matar. La gente cruzaba los dedos y miraba al cielo…

Y el maestro se volcó sobre 'Ligerito' dejando una estocada en todo lo alto -posiblemente, la más ortodoxa de Morante en toda su carrera-. La Maestranza estalló en un rugido y comenzaron a brotar miles de pañuelos mientras, en la arena, el animal aún daba muestras de su bravura y el torero daba aún una nueva tanda antes de que 'Ligerito', que también ha entrado en la historia, muriera con honor en la arena de Sevilla.

Lo que vino después fue la locura. La Presidencia concedió las dos orejas y el rabo a Morante. La gente se abrazaba en los tendidos y no eran pocos los que lloraban. Morante y 'Ligerito' acababan de entrar con letras de oro en la historia del toreo. Ahora, comenzarán los análisis y ya empiezan a criticar algunos la "ligereza" de Sevilla -plaza más torerista que torista- a la hora de premiar. Pero eso, también, es parte de la Fiesta. Y Morante está más que acostumbrado. Eso sí: desde este miércoles podrá contar que él ha entrado en la historia por la Puerta del Príncipe.

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