Diez años desde el "cese definitivo de la actividad armada" anunciado por ETA cuando estaba arrinconada policial, social y políticamente. En este tiempo algunas cosas han cambiado en el País Vasco, como por ejemplo que EH Bildu, a pesar de no condenar el terrorismo, es la única alternativa al poder del PNV, pero todavía continúan vivas algunas deudas pendientes hacia las víctimas del terrorismo etarra.
Este décimo aniversario está sin duda marcado por la declaración de Bildu hacia los damnificados. A raíz de esas palabras de Arnaldo Otegi y, sobre todo, de los diversos actos que se celebran estos días en conmemoración del final de los atentados, las principales asociaciones de víctimas de ETA, como Covite y la AVT, han vuelto a dejar claras algunas de esas deudas que la sociedad contrajo con ellas pero que todavía están sin pagar.
Deudas que dichas asociaciones demandan en su día a día, aunque no siempre consigan ocupar los titulares de prensa como ahora. Reclamaciones que pueden resumirse en el famoso lema de "memoria, dignidad y justicia" pero que también tienen una letra pequeña, esa que nunca es tendencia en las redes sociales. Aquí siguen cinco de esas peticiones que las víctimas exige sin tener en cuenta los vaivenes de la política.
El "daño injusto" o la condena
Esta es una deuda particular. Tanto las víctimas de ETA como el partido hegemónico de Euskadi, el PNV, reclaman a EH Bildu que, pese a su paso de este lunes, todavía les falta llegar a la meta ética de condenar los atentados etarras o, en su defecto, decir que constituyeron un "daño injusto" porque "matar estuvo mal". En esa línea va el Plan de Convivencia aprobado recientemente por el Gobierno vasco de PNV y PSE, en esa línea ha hablado con claridad el lehendakari, Íñigo Urkullu, y en esa línea se manifestaba también el Gobierno central este martes.
Los 'ongi etorri'
Los actos de bienvenida a los presos de ETA que salen de prisión parecían haberse frenado este 2021. Sin embargo, este mismo verano rebrotaron, tanto con tradicionales ongi etorri en las localidades vascas y navarras como en un nuevo formato, con multitudes concentradas en las puertas de las cárceles para ovacionar a los reclusos. Este es uno de los principales caballos de batalla de las víctimas. Hasta ahora Bildu y Sortu han defendido estos actos de recibimiento, pero en la ya célebre declaración de este lunes se atisba un propósito de enmienda para evitar repetirlos.
La cartelería proetarra
Otra de las principales preocupaciones de las asociaciones de víctimas del terrorismo tiene que ver con la presencia de la propaganda proetarra en el espacio público del País Vasco y Navarra. Este mismo año la Fundación Buesa, Gogoan y Elkarbizi pactaron un texto que reclama tanto el fin de los ongi etorri como de "los mensajes que idealicen a los miembros de ETA" en las calles. Dicho documento se votaba después en los ayuntamientos vascos, donde Bildu volví a desmarcarse de esta petición. La realidad es que las pintadas o carteles a favor de los terroristas siguen siendo una realidad en numerosos municipios vascos y navarros. Ante ello, las víctimas suelen recordar que los etarras "no son mártires". Covite contabiliza todos estos actos de propaganda: 146 homenajes en lo que va de año.
Los casos pendientes de resolver
Esta es, sin duda, la deuda más grave que la sociedad todavía le debe a las víctimas de ETA. Porque la verdad es que más de un tercio de los crímenes de la banda terrorista sigue sin resolverse. Se trata de más de 350 asesinatos cuya autoría se desconoce. Casos flagrantes de impunidad. De ausencia de memoria y reparación. Por ello desde la AVT o Dignidad y Justicia no paran de reclamar que los presos etarras que quieran beneficios penitenciarios colaboren con los tribunales para esclarecer estos atentados. También quedan por esclarecer la mayoría de crímenes de los GAL, tal y como suelen recordar varios colectivos de víctimas de ETA.
El relato
En estos años sin ETA ha estado (y aún sigue) de moda una expresión: "la batalla del relato". Una cuestión que, más allá de si esa frase es afortunada o no, no es baladí, porque aborda una cuestión fundamental: cómo se está contando y se contará qué fue el terrorismo de ETA. Quienes sufrieron en sus carnes el terrorismo quieren que esas cinco décadas de asesinatos, de extorsiones, de hostigamientos o de secuestros no se edulcoren ni blanqueen en modo alguno. De alguna manera, esta pelea por relatar el terrorismo engloba todas estas deudas pendientes, porque los homenajes a etarras como los de este verano son posibles porque hay quienes cuentan su historia como la de unos héroes.
En esta década ha aumentado sobremanera la producción de libros y películas que abordan la historia de ETA desde una perspectiva crítica. Ahí está el abrumador éxito de Patria o el más reciente triunfo de Maixabel. Pero numerosos historiadores dedicados a este asunto suelen recordar que esta pelea se juega, sobre todo, en los libros de Historia y también en las aulas, ya que entre los jóvenes abunda el desconocimiento sobre lo que pasó.
Verdad contra el olvido. Eso es lo que piden las diferentes asociaciones de víctimas. Verdad que se imponga a la mentira. No por casualidad, el historiador y miembro del Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo Raúl López Romo escribía esta semana en El Correo que en el País Vasco "el fantasma de ETA sigue ahí, escondido en el armario, y vuelve a asomar cada poco, como solo lo hacen las cosas enterradas mal".